En el mundo de hoy los datos mandan. Sin ir más lejos, las compañías que trabajan con insights avanzados provenientes de los datos crecen al menos un 20% más anualmente en comparación con sus competidores que son principiantes en el uso de los datos, según la consultora Forrester.
Pensar que cada dato tiene valor en sí mismo a la hora de planificar un negocio fue un hecho revolucionario. Este movimiento de compañías guiadas por datos, o data driven, nace de la mano de las tecnológicas, pero hoy es claro que esta visión de negocios es esencial para mantenerse competitivo en un mundo impulsado por la información, sea cual sea la industria.
Actuar como una compañía data driven significa entender que cada dato obtenido en una interacción con clientes, con proveedores o con prospects, puede tener una trazabilidad.
Esto significa ir más allá del dato en sí mismo, lo que permite, con un análisis adecuado, mejorar las condiciones en las cuales las empresas se relacionan con sus públicos.
Bajo este concepto, empresas como bancos, aseguradoras o compañías de consumo masivo, entendieron que uno de los grandes valores que tenían que desarrollar eran los datos, pero no solo recopilarlos, sino ponerlos en valor. Hoy, las grandes empresas tienen líneas de trabajo en relación a esto, y quienes no lo hagan, probablemente salgan a la cancha a jugar con una gran desventaja.
Sin embargo, implementar una cultura basada en datos es un trabajo que requiere decisión, estrategia y tiempo. Implica, también, un trabajo en conjunto con las distintas áreas de la compañía e incluso buscar aliados externos, muchas veces agencias o consultoras especializadas, para dar con lo que llamamos datos enriquecidos.
Porque no es lo mismo contar con una lista de números de teléfono o mails, que saber quiénes son las personas detrás de esos números, qué características tienen o qué opinan sobre determinados temas que pueden ayudar a la empresa a conocer mejor a quien está del otro lado.
Paso a paso
Para sacar verdadero provecho a los datos, cada empresa debe analizar su relación con la información y actuar en función de sus necesidades. Sin embargo, podríamos delimitar una serie de pasos por las que todas las compañías deberían transitar su viaje de datos:
1. Diagnóstico: marcar el punto de partida
Muchas veces en las empresas nos encontramos con silos, compartimentos estancos a los que les cuesta relacionarse con los datos, muchas veces por desconocimiento. En esos casos, el primer paso es ordenar las bases de datos disponibles: saber qué datos hay disponibles de la cartera de clientes o de prospects para establecer un punto de partida.
2. Ejecución: armar un plan de normalización
A partir del diagnóstico ya se puede elaborar un plan de normalización, donde se eliminen duplicados y errores, y se establezca una estructura coherente para los datos, definiendo formatos y estándares comunes.
3. Valor agregado: enriquecer los datos disponibles
Luego de la lectura de los datos, se hace un plan de enriquecimiento en función de las necesidades del negocio. En todos esos procesos se intenta atar comportamientos a evaluaciones, un punto en donde desde DatosClaros contamos con tecnología y soluciones para unir datos de comportamiento con opiniones.
Hacia una cultura del dato
Uno de los mayores obstáculos en el proceso de transformación hacia una compañía data driven es la resistencia cultural dentro de las organizaciones. Muchas empresas aún operan con silos de información, donde los datos están fragmentados entre departamentos y no se comparten de manera efectiva.
Por ejemplo, áreas como ventas o marketing pueden estar avanzadas en la utilización de datos, mientras que logística o producción permanecen rezagadas.
Esta fragmentación no solo limita el aprovechamiento del potencial de los datos, sino que también crea barreras internas que dificultan la adopción de una cultura del dato. Para superar este desafío, es fundamental que la transformación sea impulsada desde los niveles más altos de la organización.
Las decisiones estratégicas, como la implementación de arquitecturas de datos robustas y planes de normalización y enriquecimiento, deben ser lideradas por la alta dirección.
En esa línea solemos ver un error muy frecuente en el camino hacia una cultura data driven y es la falta de un repositorio común de datos. Muchas empresas permiten que los datos se acumulen en dispositivos personales de los empleados o en sistemas no integrados, lo que dificulta su aprovechamiento.
Además, existe una tendencia a subestimar la importancia de la capacitación: toda la compañía debe entender el valor de los datos y cómo utilizarlos para tomar decisiones informadas.
Otro error es no considerar la dimensión ética y legal del manejo de datos. En un mundo donde la privacidad es un tema crítico, las empresas deben garantizar la confidencialidad y seguridad de la información que manejan.
Esto no solo protege a los clientes, sino que también fortalece la reputación de la empresa.
Ser una empresa data driven no es un destino, sino un proceso continuo. A medida que se generan nuevos datos y surgen nuevas tecnologías, las empresas deben adaptarse constantemente para mantener su ventaja competitiva.
Por eso trabajamos de forma continua con la disponibilidad y la cabeza abierta para poder abordar estas problemáticas que, si bien parecen comunes, cada compañía tiene su modelo y su restricción.
En última instancia, la verdadera fortaleza de una compañía data driven radica en su capacidad para transformar información en conocimiento, y conocimiento en acción.
Aquellas empresas que logren dominar esta dinámica estarán mejor posicionadas para enfrentar los retos del futuro y aprovechar las oportunidades que el mundo digital tiene para ofrecer.
*Por Natalia Gitelman, directora general de DatosClaros