¿Por qué la empatía se volvió una competencia clave y cómo impacta en el rendimiento, la cultura y la resolución de conflictos en los equipos? Durante décadas, el liderazgo empresarial estuvo marcado por la figura del "jefe" todopoderoso: aquel que decidía, controlaba y rara vez se equivocaba.
Pero algo cambia. En un contexto de transformaciones culturales, demandas generacionales y nuevas formas de trabajo, gana protagonismo un nuevo modelo de conducción: el líder empático.
Según Jamil Zaki, psicólogo investigador de la Universidad de Stanford y autor de La guerra por la bondad: construir empatía en un mundo fracturado (2019), ser empáticos realmente marca una diferencia en el rendimiento en el lugar de trabajo.
En su reporte global Leadership Reframed for the Workplace of the Future (2023), Harvard Business Review identificó a la empatía como uno de los siete superpoderes del liderazgo, ubicado en segundo lugar de relevancia por detrás de la integridad (y seguido de la autoconciencia, valentía, determinación, optimismo y curiosidad).
En ese paper, el 78% de los líderes senior encuestados consideró que la empatía es importante en sus roles, pero sólo el 47% de ese mismo grupo afirmó que la cultura de sus organizaciones realmente la está promoviendo, y el 58% manifestó que su jefe directo demuestra empatía de manera consistente.
"La empatía es el factor multiplicador", resaltó Ana Paula Pavese, CEO de OSA. Y añadió: "Se trata de potenciar las capacidades de cada integrante para que cada uno ponga al servicio su máximo aporte.
Del jefe al líder empático, más colaboración y menos ego en el mundo laboral
Los grandes proyectos están hechos de pequeñas tareas y es fundamental que todos se sientan valiosos en su rol". Para Pavese, liderazgo y empatía no son opuestos, sino aliados que, juntos, abren puertas, ventanas y caminos de crecimiento.
Desde Softtek Argentina, su country manager César Camusso coincidió en que "el liderazgo empático es la capacidad de conectar con las personas desde lo humano, antes que desde lo jerárquico".
Camusso sostuvo que escuchar para entender es una de las habilidades más importantes. "Hoy no se trata de ser simpático, sino de crear confianza genuina", destacó.
La inteligencia emocional y la seguridad psicológica son dos pilares que aparecen una y otra vez en las voces consultadas. "El rendimiento de los equipos mejora significativamente cuando se sienten escuchados y acompañados", resaltó Pavese.
En la misma línea, Camusso subrayó que "cuando un líder acompaña, se logra el verdadero trabajo en equipo", y eso se traduce en adaptabilidad, compromiso y resultados.
En Strategy Latam, la experiencia también lo confirma. "Una persona no puede olvidarse de sus problemas personales cuando abre su computadora", advirtió Gastón Vilachán, gerente de Talento y Desarrollo.
Cuando los problemas no quedan en casa
"Tuvimos casos donde problemas de performance se resolvieron con empatía: primero con un plan de acción concreto, pero también creando espacios de escucha y contención", precisó Vilachán. El resultado: mayor compromiso y mejora en el rendimiento.
Cómo poner en práctica el liderazgo empático
En algo coinciden todos: la empatía no trata solo de emociones. También implica nuevas formas de organización y toma de decisiones.
En Grupo Ceta los líderes se reúnen regularmente con los equipos para escuchar ideas y problemas.
"El equilibrio entre decidir y construir consenso es fundamental", remarcó Vilachán. "Hay decisiones estratégicas que toma el líder, pero otras se pueden debatir en equipo, para que exista el espacio para aportar ideas y posibles soluciones. Eso desafía al equipo y genera sentido de pertenencia", añadió.
Paula Medina, managing director de GUT Buenos Aires, llevó esta idea un paso más allá: "El liderazgo colaborativo no es soltar, es estar sin invadir. Requiere trabajo diario, coherencia y mucha empatía", subrayó.
En su experiencia, la confianza es el recurso más valioso, y eso se construye desde la escucha y el respeto. "Si quiero equipos con autonomía, tengo que confiar de verdad y estar presente cuando me toca acompañar".
En GUT, las ideas son el corazón de todo, y por eso el liderazgo no puede ser jerárquico. "Las nuevas generaciones no vienen a encajar en un sistema, vienen a transformarlo", agregó Medina.
Por qué importa escuchar para las nuevas generaciones
"Traen frescura, nuevas referencias, nuevas preguntas. Y para que eso florezca, necesitan líderes que sepan escuchar, habilitar y acompañar", apuntó Medina.
Y enfatizó: "Hoy un buen líder no es el que tiene todas las respuestas, sino el que sabe crear espacios de diálogo, impulsar el talento del equipo y construir confianza".
Tanto en empresas creativas como tecnológicas, los esquemas tradicionales de mando están siendo desafiados. Se trata de romper jerarquías invisibles, dar lugar al feedback 360°, habilitar la diversidad de ideas y acompañar sin invadir.
"Transmitir que los errores son parte del aprendizaje y dar herramientas para prevenir posibles fallas antes de que ocurran disminuye el miedo y fomenta la colaboración", destacó Camusso.
Algo queda claro: el liderazgo empático no es una moda sino una evolución. Y no se trata solo de bienestar, sino de resultados. Equipos más comprometidos, entornos más saludables y decisiones más consensuadas.
En definitiva, más colaboración y menos ego. Y, en plena era de la IA, un mundo laboral un poco más humano.