El Banco Internacional de Pagos (BIS), que nuclea a los bancos centrales de todo el mundo, lanzó advertencias contundentes contra las stablecoins atadas al dólar, también llamados dólares cripto.
En su capítulo preliminar del informe anual publicado el 24 de junio, el BIS expresó su mayor preocupación hasta la fecha: estas monedas estables pueden erosionar la soberanía monetaria, amenazar la estabilidad financiera y provocar fugas de capital en economías emergentes.
Las stablecoins, en particular las vinculadas 1:1 al dólar estadounidense, dominan un mercado de más de 260.000 millones de dólares, representando el 99 % del total de divisas estables, por lo que su crecimiento sin regulación adecuada es visto como un riesgo sistémico.
Las críticas de los bancos centrales al dólar cripto
El economista jefe del BIS, Hyun Song Shin, sostiene que las stablecoins no pueden igualar la capacidad de liquidación de un banco central. Las compara con los bancos privados del siglo XIX y alerta sobre ventas masivas de activos si la confianza colapsa, como ocurrió con TerraUSD en 2022, que destruyó valor por más de 40.000 millones. "Estas estructuras no están preparadas para enfrentar crisis de liquidez graves", enfatizó el economista.
Otra preocupación es la falta de transparencia sobre los activos que respaldan estas monedas. Tether, dominante en el mercado, ha sido criticado por no mostrar auditorías completas, lo que pone en riesgo la integridad del sistema. A pesar de los avances, la opacidad aún genera desconfianza en muchos reguladores.
El BIS advierte que el auge de stablecoins podría debilitar el control soberano en mercados emergentes, convirtiéndose en sustitutos del dinero nacional y complicando la transmisión de políticas monetarias, particularmente en contextos inflacionarios o de fuga de capitales.
El uso de stablecoins en países con inflación se ha acelerado, lo que refuerza los temores de los reguladores sobre su impacto en políticas monetarias locales.
El proyecto cripto de los bancos centrales
El BIS impulsa paralelamente el desarrollo del Project Agorá, que busca una infraestructura tokenizada unificada con respaldo de siete bancos centrales y más de 40 instituciones del sector privado. Esta plataforma permitiría integrar depósitos comerciales, bonos soberanos y dinero de banco central en una red interoperable, con liquidación casi instantánea. Los primeros pilotos del proyecto están previstos para fines de 2025.
El propio BIS detalla los alcances del proyecto Agorá y cómo podría competir con las stablecoins privadas desde el sector público.
En paralelo, Estados Unidos avanza con el GENIUS Act, una ley que obligaría a las emisoras de dólar cripto a mantener una reserva 1:1 en activos líquidos, exigir auditorías anuales y limitar los emisores a instituciones reguladas. El proyecto fue aprobado en el Senado y se espera que llegue a la Cámara de Representantes antes del receso de agosto.
El enfoque de EEUU para los dólares cripto
Donald Trump, en un giro pro-cripto, expresó públicamente su apoyo a las stablecoins y pidió al Congreso que acelere la aprobación del GENIUS Act. Además, su firma World Liberty Financial lanzó una moneda estable llamada USD1, respaldada 100% en bonos del Tesoro.
Trump prometió grandes planes para las stablecoins en la Digital Asset Summit, proponiendo un marco de "reglas claras y simples" para estos activos. David Sacks, uno de sus asesores cripto, anticipó que estas monedas estables podrían generar una demanda billonaria de bonos del Tesoro, fortaleciendo el rol del dólar en el ecosistema blockchain. El asesor explicó que esta iniciativa mejoraría la liquidez y fiabilidad del sistema.
En ese sentido, las stablecoins ya tienen uso práctico en Argentina, donde se utilizan para ahorro, remesas y cobros internacionales. A nivel global, su crecimiento despierta tensiones entre la innovación financiera y los marcos regulatorios tradicionales. GENIUS Act divide al sector cripto estadounidense entre quienes temen un exceso de control y quienes lo ven como una legitimación necesaria para la industria.
Dólar cripto: lo que viene
La estrategia de los bancos centrales combina dos frentes: por un lado, regulación estricta para frenar riesgos sistémicos; por otro, competencia tecnológica mediante CBDC e iniciativas como Agorá. En EE.UU., el impulso del GENIUS Act con el aval de Trump marca un giro político que favorece la integración de stablecoins al sistema financiero, aunque con sombras de conflictos de interés por resolver.
El futuro del dinero digital se perfila como una batalla entre emisores privados y bancos centrales, con una ciudadanía global cada vez más inclinada a adoptar soluciones ágiles y seguras. Mientras tanto, proyectos como Agorá intentan construir puentes entre ambos mundos, bajo la mirada atenta de las autoridades.