Mientras Israel, Irán y Estados Unidos elevan la tensión global, los inversores digitales vuelven a mirar a Bitcoin y otras criptomonedas como refugio ante la incertidumbre geopolítica. ¿Estamos ante un nuevo rally cripto impulsado por el miedo?
La guerra y el rebote cripto: ¿coincidencia o causalidad?
La operación militar que encabezó Estados Unidos sobre instalaciones nucleares iraníes volvió a encender las alarmas del mercado global.
Los activos tradicionales —acciones, bonos— sufrieron caídas ante el aumento de la tensión, pero hubo un activo que volvió a destacarse: Bitcoin subió más de 2% en menos de 24 horas, seguido de un rebote generalizado en otras criptomonedas líderes como Ethereum y Solana.
No es la primera vez que una escalada bélica activa el radar cripto: en 2022, el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania generó un efecto similar. ¿Por qué sucede esto?
Bitcoin, el "oro digital" de los tiempos modernos
Para muchos inversores digitales, Bitcoin funciona como un activo refugio, similar al oro físico. Ante escenarios de guerra, inflación o control estatal, su carácter descentralizado y limitado lo convierte en una opción atractiva para preservar valor.
"En contextos donde la estabilidad institucional está en duda, la demanda por activos no controlados por bancos centrales tiende a subir. Bitcoin es el más simbólico de todos", afirma Camila Russo, analista y fundadora de The Defiant.
El rol creciente de las stablecoins
Si Bitcoin es el activo estrella, las stablecoins son las herramientas silenciosas pero clave. Tokens como USDT (Tether) o USDC (Circle) permiten a millones de personas proteger su capital sin necesidad de convertirlo en moneda local o pasarlo por el sistema bancario.
Durante los primeros minutos del ataque estadounidense, hubo aumentos inusuales en las búsquedas y transferencias de stablecoins en Medio Oriente, según datos de la firma Chainalysis.
Este patrón ya se había visto en zonas como Gaza, Líbano, Argentina o Venezuela, donde la estabilidad monetaria está bajo presión constante.
Fintechs en jaque: ¿oportunidad o parálisis?
Israel es uno de los polos globales de innovación fintech. Empresas de pagos digitales, blockchain y trading tienen su base en Tel Aviv y otras ciudades clave.
El conflicto bélico impacta de lleno en este ecosistema: desde interrupciones en servicios financieros, hasta limitaciones para operar con bancos internacionales y caída de inversiones en startups del sector.
"Muchas compañías están migrando parte de su infraestructura a sistemas descentralizados como Ethereum para sortear posibles bloqueos", comenta Gal Peleg, fundador de una plataforma de pagos basada en stablecoins.
¿Qué puede hacer un inversor digital?
Frente a este escenario volátil, los expertos recomiendan:
- Diversificar entre Bitcoin, stablecoins y activos tradicionales.
- Usar exchanges con liquidez y operativa global.
- Evitar posiciones apalancadas en días de alta volatilidad.
- Monitorear señales geopolíticas que puedan afectar los flujos de capital.
Algunas apps que permiten operar rápidamente en este contexto incluyen Binance, Bitso, Lemon y Ripio. En paralelo, billeteras como Metamask, Trust Wallet o Zengo ganan terreno para operaciones más privadas.
¿Qué sigue para el mercado cripto?
A corto plazo, la guerra puede generar picos de volatilidad, pero a mediano plazo puede consolidar la narrativa de las criptomonedas como un sistema alternativo de valor y pagos.
En un mundo cada vez más fragmentado y expuesto a shocks geopolíticos, las cripto no solo ofrecen una cobertura financiera, sino también una arquitectura resiliente para operar sin bancos, sin intermediarios y —en algunos casos— sin fronteras.