La tarjeta de crédito puede ser una aliada clave para tus finanzas personales si la usás con inteligencia.
Permite afrontar gastos imprevistos y financiar consumos que superan tus ingresos mensuales.
Dividir pagos en cuotas y acceder a descuentos y beneficios exclusivos son ventajas que no deberían tampoco desaprovecharse.
Podés retirar dinero en efectivo desde cajeros automáticos, aunque conviene hacerlo solo en emergencias.
El uso responsable de la tarjeta evita que se transforme en una fuente de estrés financiero.
Por tal motivo, a continuación se enumeran las claves para que la tarjeta de crédito juegue siempre a tu favor.
Por qué se debe entender bien el "pago mínimo" y sus riesgos
Pagar solo el mínimo del resumen mensual puede parecer una salida fácil, pero implica financiar el saldo con intereses altos.
El Costo Financiero Total Nominal Anual (CFTNA) puede superar el 90% y sumar impuestos y cargos administrativos.
El pago mínimo puede ser útil en un mes complicado, pero usarlo seguido encarece la deuda y limita tu capacidad financiera.
A largo plazo, pagar solo el mínimo puede llevarte a un círculo de endeudamiento difícil de salir.
Siempre que puedas, aboná el saldo total para evitar intereses y mantener tu crédito saludable.
Consultá el CFTNA de tu banco y analizá bien antes de optar por el pago mínimo.
Por qué es preferible evitar los adelantos de efectivo
Retirar dinero en efectivo con la tarjeta es un préstamo costoso, no un ingreso extra propio.
Esta operación también tiene un CFTNA elevado, igual que financiar el saldo de tu resumen.
Usá los adelantos solo en emergencias reales, nunca como hábito mensual o para gastos cotidianos.
Si ya estás ajustado con los pagos, evitar adelantos de efectivo es fundamental para no agravar tu situación.
Las cuotas pueden ayudarte a financiar compras grandes, pero acumulá solo las que puedas pagar sin problemas.
Antes de comprar en cuotas, revisá cuántas ya tenés activas y asegurate de poder afrontar los pagos futuros.
Presupuestá y controlá tus consumos
Incluí la tarjeta de crédito en tu presupuesto mensual para tener un control real de tus gastos.
Anotá ingresos y egresos, aunque sea en una libreta, para visualizar cuánto podés gastar sin comprometer tu economía.
Usá tu capacidad de ahorro como límite para los consumos con tarjeta y evitá financiarte innecesariamente.
No compres solo por el descuento o las cuotas sin interés si el gasto no está en tu presupuesto.
Aprovechá las promociones para compras planificadas, no para tentaciones impulsivas.
Llevá un registro de tus consumos para evitar sorpresas al recibir el resumen mensual.
Menos es más: simplificá y usá los servicios de cuotificación
Tener varias tarjetas puede parecer útil, pero implica más gastos de mantenimiento y menos control.
Usá una sola tarjeta o, como mucho, dos, eligiendo la que te ofrezca mejores beneficios según tu perfil de consumo.
Si el resumen se vuelve difícil de afrontar, usá el servicio de cuotificación (Plan V o Mastercuota) para organizar tus pagos.
Recordá que el monto cuotificado se descuenta de tu saldo disponible y la cuota se suma al pago mínimo del mes siguiente.
La tarjeta de crédito es poderosa, pero hay que usarla con inteligencia y planificación.
Así, vas a poder aprovechar sus ventajas sin caer en deudas difíciles de manejar.