James Howells lleva 12 años intentando recuperar un disco duro que, según cuenta, fue descartado por su entonces pareja por error. Este dispositivo de almacenamiento contiene las claves de 8.000 bitcoins, una suma que hoy equivaldría a aproximadamente 733 millones de euros.
El caso es conocido en el ecosistema cripto y volvió a cobrar relevancia en las últimas horas, luego de que la BBC informara sobre un nuevo avance en la historia. Howells reside en Newport, Gales, y desde hace más de una década intenta obtener permiso para excavar en el vertedero local, donde cree que aún se encuentra el dispositivo.
Durante estos años, Howells asegura haber destinado su jornada laboral completa a gestionar trámites, lidiar con burocracia y presentar propuestas formales al municipio para recuperar el disco, aunque hasta el momento no recibió autorización para excavar.
Estas monedas valen en la actualidad unos 733 millones de euros, por lo que Howells indica: "Tiene sentido centrar mi energía en esto".
Una recompensa millonaria que no alcanzó
Aunque el acceso a esos 8.000 bitcoins le cambiaría radicalmente la vida, Howells no depende de ellos para subsistir. Está vinculado al ecosistema cripto desde sus inicios y asegura que le va bien. Incluso, llegó a utilizar inteligencia artificial en lugar de abogados para asesorarse legalmente, aunque sin resultados concretos.
Fue uno de los primeros en apostar por Bitcoin allá por 2009, cuando su valor era marginal. Pero también fue poco precavido: almacenó el acceso a su mayor capital en un disco del tamaño de un celular. Ese dispositivo terminó en la basura por error de su entonces pareja.
Tras una búsqueda inicial fallida, Howells decidió que su objetivo sería recuperarlo a toda costa. Lo primero que hizo fue solicitar permiso al municipio de Newport para acceder al vertedero donde cree que está el disco.
Al no obtener respuesta, ofreció un porcentaje de los fondos si lo dejaban buscar. Sin embargo, ni siquiera esa propuesta logró destrabar el conflicto legal que mantiene desde hace más de una década con las autoridades locales.
Comprar el vertedero: otra de las soluciones
El municipio de Newport rechazó el pedido de excavación alegando que remover el vertedero generaría un impacto ambiental negativo. La justicia le dio la razón. Aun así, Howells no se dio por vencido y evaluó dos caminos: apelar ante un tribunal superior o reunir capital para intentar comprar el terreno.
La segunda opción no era tan descabellada: el propio ayuntamiento había admitido que planeaba cerrar el vertedero en poco tiempo. No obstante, Howells optó por la vía judicial y presentó su caso ante el Tribunal de Apelación, respaldado por herramientas de IA, a las que considera "sorprendentes". Según explicó a la BBC, tenía al menos siete argumentos sólidos para continuar con la causa.
Entre ellos, proponía encargarse del reciclaje total del basural y dejar el sitio limpio, asumiendo el costo de la operación. Al mismo tiempo, buscaba apoyo financiero en Estados Unidos y Medio Oriente.
¿Esta historia llegó a su capitulo final?
Sin embargo, esta historia tuvo un nuevo capítulo, esta vez en formato documental. La producción, titulada The Buried Bitcoin: The Real-Life Treasure Hunt of James Howells, fue realizada por una productora de Los Ángeles que adquirió los derechos para contar esta aventura.
El documental narra toda la búsqueda y, aunque no es spoiler porque ya se ha difundido en varios medios, incluida la propia BBC, el final no fue el esperado: Howells decidió dar por terminada su misión.
Según revelan expertos consultados durante el proceso, aunque el disco duro esté efectivamente en el vertedero, es muy poco probable que se pueda recuperar información útil. El desgaste por las condiciones del lugar y el paso del tiempo habrían destruido los datos.
A pesar de esto, el ingeniero galés se mostró entusiasmado con la producción: "Ahora puedo mostrar al mundo exactamente lo que queríamos hacer en el vertedero", afirmó. Al menos, gracias a este documental, Howells pudo rescatar algo más que su sueño cripto: una historia que ahora es parte de la cultura digital.