La ley de economía del conocimiento está muy bien, la aplaudieron casi todas las fuerzas políticas y sumó consensos como pocas veces ocurre en el país. Pero no es suficiente para promover a las diversas actividades involucradas ahora. Para que la ley impulse y haga historia la Argentina y su macro deberán acomodarse. De lo contrario, de nada servirá tener un régimen que puede ser superado por la estabilidad económica de cualquier país de la región.
Fue una de las observaciones que hicieron dos de las principales empresas de software y servicios informáticos que operan en la Argentina, Globant y la filial de la india Tata Consultancy Services (TCS), desde dos lugares diferentes: el unicornio argentino como beneficiario de la ley de promoción del software que vencerá el próximo 31 de diciembre; la firma asiática como una de las que prefirió no adherir a esos beneficios aun cuando tuvo la oportunidad de hacerlo.
"Creemos que si bien no hay regímenes de promoción similares en otros países, no basta sólo con la norma, hay que complementar con decisiones en otras áreas. Cuando se trae plata a la Argentina no se puede sacar por las regulaciones actuales, y eso genera dificultades financieras con la casa matriz y un entorpecimiento que hace que se mire con recelo al mercado", dijo a iProfesional, Renzo Parodi Guastavino, head de legal para América latina de Tata.
A esta empresa, como a la mayoría de las filiales con casas matrices establecidas en otros lugares del mundo, les cuesta explicar ciertas coyunturas argentinas. Y eso no hace más que dificultar decisiones vinculadas básicamente con nuevos negocios e inversiones que suelen tener que ver principalmente con la contratación de personal, el principal insumo de la industria del conocimiento.
Lo sucedido en los 15 años de ley de promoción del software provocó que las exportaciones pasaran de u$s200 millones a casi u$s1.800 millones, en la última medición del año pasado, de acuerdo a datos del Observatorio Permanente del Software y Servicios Informáticos (OPSSI).
Hacia adelante, la expectativa es que por cada peso de promoción fiscal el Estado recaude $1,75, de acuerdo a una estimación de crecimiento de empleo del sector del 5,7% anual, según datos de Argencon, la entidad que nuclea a las empresas del conocimiento.
Si este pronóstico se cumple, la nueva ley aportaría u$s1.000 millones de superávit fiscal en el período de 10 años en que se extiendan los beneficios, entre 2020 y 2030. El objetivo es que, en este lapso, las exportaciones alcancen los u$s15.000 millones.
Esta mirada optimista hacia adelante se basa en el buen desempeño del sector en estos términos hacia atrás. A nivel laboral el impacto fue también significativo, y acá radica su valor.
"Medir el impacto de la ley de promoción es difícil, pero sí influyó un montón, especialmente en términos de personal contratado. En 2004 trabajaban unas 20.000 personas en el sector. Hoy son más de 120.000 profesionales de esta industria, que realizan un trabajo registrado. El que no está registrado es el del profesional que trabaja por su cuenta pero esto es relativo porque trabaja con una cuenta en el exterior y la tiene blanqueada", sostuvo, por su parte, Néstor Nocetti, co-fundador de Globant.
El ejecutivo sostuvo que el crecimiento del sector fue de 13% año a año, y que sin dudas fue la ley del software la que logró ese objetivo.
Cuando esa norma sumaba sus primeros años, distintos sectores comenzaron a pedir tener un mismo régimen de promoción. El argumento, en todos los casos, era que los beneficios extendidos permitirían la expansión de las diversas actividades económicas.
Así se llegó al proyecto presentado por el Ejecutivo en marzo y aprobado por el Congreso apenas un par de meses más tarde. "Del lado del software se entendió que había que ceder para sumar a otros sectores", sostuvo Nocetti, en un panel que compartió con Guastavino durante la jornada de economía del conocimiento que organizó Marval O´Farrel Mairal, en donde se expusieron los requisitos para acceder a la promoción y los beneficios que otorga su acceso.
Pero los beneficios que la norma vino otorgó desde 2004 a la fecha se fueron diluyendo de la mano del surgimiento de nuevos impuestos. "En los últimos años, con tanto aumento de la carga tributaria el beneficio fiscal no se notó", advirtió el directivo de Globant, en directa alusión a la decisión del año pasado de aplicar retenciones a las exportaciones de servicios informáticos.
Y ese punto es el que, sin haber gozado de este beneficio, es sobre el que pone el acento el ejecutivo de TCS.
Estabilidad más allá de la ley
"Cuesta explicar que esta ley traerá estabilidad. Y el contexto actual no ayuda aún cuando esta ley se haya pensado en otro entorno de país. Las autoridades no tienen pleno conocimiento de cómo se mueve el mundo de la tecnología", agregó Guastavino.
Ese mundo se mueve por efecto del talento y la disponibilidad de recursos. También por su costo. Pero no es ese vector sobre el que se apoya la industria del conocimiento argentina, más allá de que los valores actuales del dólar pueden otorgarle mayor competitividad.
La escasez de talento es global, no exclusiva de la Argentina. Las empresas se ubican en donde hay buenas universidades y suficientes personas con capacidad para ingresar al mercado laboral. La Argentina califica muy bien en esos aspectos. Pero la macro la tira abajo.
Y a esto se suma esa falta de conocimiento existente en los ámbitos de decisión. Enfrente, en Uruguay, la industria del software y los servicios informáticos tiene arancel cero. En Chile y Colombia no hay tales regímenes de promoción como el local.
Tata no adhirió al régimen de promoción del software porque la matriz los llevó a hacer las cosas de manera distintas y contratar personal. Consideró el ejecutivo que la norma actual tiene mejoras aunque habrá que ver la evolución. "En nuestro caso, el punto será cómo haremos para regresar divisas", apuntó.
Esos son los aspectos que generan desconfianza. Qué tanto puede pesar un régimen de promoción cuando el resto de las medidas que se toman a nivel económico entorpecen parte del movimiento que genera ese sector.