El auge de las granjas de clics va de la mano del crecimiento de las redes sociales. Son contratadas para mejorar calificaciones y sumar likes
02.12.2018 • 17:05hs • Tendencia en aumento
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Granjas de clics: cómo funciona la industria que genera al día millones de falsos likes
Hoy, el éxito en internet, y las redes sociales en particular, se mide a través de los likes que reciba una publicación.
Producto de esta carrera de “apreciación” no es extraño que se haya dado un auge de granjas de clics, que pueden ser contratadas para mejorar calificaciones, sumar valiosos “me gusta” o viralizar algunos contenidos.
El objetivo de estas granjas es generar “clics” en forma automática para inflar el número de reacciones en apps, dar “me gusta” en YouTube, Facebook o Instagram, retuitos en Twitter, direccionar el tráfico a una página o hacer streaming en Spotity, entre otros.
Hoy, la venta de “likes” es una práctica común en internet y se promociona abiertamente a través de grupos de mensajería y recomendaciones en redes sociales, prometiendo potenciar o aumentar la cantidad de seguidores o fans.
En concreto, este negocio poco ortodoxo es impulsado por la generación de ingresos adicionales, aumentando la tasa de “likes” en anuncios con determinadas keywords con el fin de generar publicidad.
Lo interesantes es que estas granjas no necesitan de alta tecnología para hacer estos procesos, simplemente necesitan manipular unos cientos de celulares y crear de perfiles falsos en redes sociales.
A través ejércitos de smartphones y de tarjetas SIM, una combinación permite verificar los usuarios y las cuentas sin problemas, a través del sistema de validación SMS que utilizan Facebook o Twitter para autenticar perfiles electrónicos, pueden generar una comunidad artificial de perfiles falsos destinados a estas prácticas.
Según los especialistas, China y Rusia están al frente de la manipulación de datos, pero existen otras granjas en India, Bangladesh, Myanmar, Indonesia y Filipinas. Brasil, el único país latinoamericano de esta lista, se sumó recientemente como un mercado fértil para esta industria.
A pesar de ser un negocio que atenta contra la buena competencia y generar un impacto negativo, no hay leyes que determinen la ilegalidad y castigo para esta actividad.