Nicolás Castro, cofundador y CPO de The Flock, cuestiona el retorno obligatorio a la presencialidad y cómo eso pone en riesgo la retención de talento
16.05.2025 • 16:45hs • Innovación
Innovación
¿Querés talento o querés control?
La obsesión por volver a la presencialidad plena no es una estrategia. Es una reacción. Una reacción que le cuesta a las empresas su mayor activo: el talento.
Después de años en los que comprobamos que el trabajo remoto no solo era posible, sino productivo, eficiente y, sobre todo, humano, la presión por llenar las oficinas nuevamente revela algo más profundo: el miedo a perder el control.
Pero intentar liderar a través del control es no entender qué significa realmente liderar. Volver a forzar al talento a un escritorio es confundir movimiento con productividad. Es creer que ver a tu equipo es igual a liderarlo. Spoiler: no lo es.
Hoy, los verdaderos innovadores ya no están en oficinas de tiempo completo. Están donde eligen estar, donde se respeta su autonomía y donde su talento importa más que su ubicación geográfica.
Los datos son claros: el 65% de los trabajadores preferirían renunciar antes que perder la posibilidad de trabajar de manera flexible (McKinsey, 2024). Ignorar esta realidad es una receta segura para el éxodo de los mejores perfiles.
La oficina del 100% se parece cada vez más a un museo del management: un monumento a prácticas diseñadas para otra era, donde la métrica principal era el presentismo, no la creatividad ni el impacto. Hoy, imponer presencialidad total es leer mal el signo de los tiempos.
El trabajo ya no es un lugar, es un flujo. Y los empleados ya no son "empleados" en el sentido tradicional: son profesionales que valoran tanto su autonomía como su salario.
Desde The Flock, impulsamos un modelo donde el talento se integra a proyectos en función de su expertise, no de su ubicación. Creemos que la elasticidad de los equipos no solo es posible, sino imprescindible en un mundo donde el cambio es la única constante.
No se trata solo de ofrecer "trabajo remoto" como beneficio; se trata de construir organizaciones donde la confianza es la infraestructura. Donde liderar significa empoderar, no vigilar.
Insistir en traer a todos de vuelta a la oficina revela una verdad incómoda: si necesitás ver a la gente para confiar en su trabajo, entonces no sabés liderarla.
Y esa incapacidad, en 2025, no solo es un error de management: es un riesgo existencial. Porque el talento, simplemente, se irá a donde se lo trate como lo que es: un socio estratégico del crecimiento, no un recurso que se administra con relojes de fichar.
La pregunta que deberíamos hacernos no es si queremos que la gente vuelva a las oficinas. La pregunta real es: ¿queremos talento o queremos control? Porque en 2025, ya no se puede tener ambas cosas.
*Por Nicolás Castro, cofundador y CPO de The Flock