Bitcoin atraviesa el tramo final de 2025 con una incógnita que hasta hace pocos meses parecía impensada: cerrar el año en negativo, algo que no ocurre desde 2022.
Tras un ciclo marcado por máximos históricos, desplomes violentos y un cambio profundo en la dinámica del mercado, transita diciembre debilitado, más correlacionado que nunca con Wall Street y con menos margen para apoyarse en narrativas propias.
La pregunta ya no es si Bitcoin tuvo un buen 2025, sino qué cambió estructuralmente para que, aun después de tocar máximos récord, hoy esté en riesgo de cerrar el año en rojo: en enero estaba en u$s100.000 y hoy sobrevuela los u$s86.000 (-14%). Además, está 30% por debajo de su pico histórico de octubre (u$s126.000).
Del entusiasmo postelectoral al golpe de realidad
El 2025 comenzó con viento a favor. La elección de Trump, percibido por el mercado como un presidente favorable al desarrollo cripto, disparó un rally que llevó a Bitcoin a superar los u$s126.000 en octubre. La narrativa era conocida: menor presión regulatoria, mayor adopción institucional y fondos cotizados (ETF) como piso estructural de demanda.
Pero el mismo factor político que empujó el precio terminó por ser el catalizador de las correcciones más severas del año. En abril, los anuncios arancelarios de Trump provocaron una fuerte toma de ganancias en activos de riesgo, que arrastró a las criptomonedas.
El golpe definitivo llegó el 10 de octubre, cuando un nuevo paquete de tarifas contra China y amenazas de controles a exportaciones tecnológicas detonaron más de u$s19.000 millones en liquidaciones en mercados cripto apalancados, el mayor evento de este tipo en la historia del sector.
Desde entonces, Bitcoin no logró recuperar tracción. Noviembre dejó la peor caída mensual desde mediados de 2021 y, aunque el sesgo bajista en opciones se moderó, el mercado entró en un modo defensivo que contrasta con el optimismo que dominaba semanas antes.
Bitcoin: qué pasa con el precio
El rasgo más distintivo del año fue el salto en la correlación entre Bitcoin y los mercados tradicionales. Históricamente, la principal criptomoneda funcionaba como un activo relativamente independiente, con ciclos propios marcados por halvings, adopción y dinámica interna del ecosistema. En 2025, esa independencia se diluyó.
La correlación promedio con el S&P 500 trepó a 0,5, frente al 0,29 de 2024. Con el Nasdaq 100, el vínculo fue aún más estrecho. En la práctica, Bitcoin pasó a comportarse como un activo de riesgo financiero, altamente sensible al apetito por riesgo global, la política monetaria y, en particular, al desempeño de las acciones ligadas a inteligencia artificial.
La adopción institucional (ETF, desks cuantitativos y empresas con BTC en balance) aportó profundidad, pero también cambió el juego: mayores rebalanceos, más ventas por correlación y menos tolerancia a la volatilidad extrema. Cuando Wall Street ajusta, Bitcoin ya no desacopla: acompaña.
Emanuel Juárez, analista de mercados de HFM, comenta a iProUP que, el escenario que se debe considerar es de cautela, no solo para la criptomoneda líder, sino para el conjunto del mercado.
Juárez explica que los últimos resultados corporativos dejaron señales mixtas: "Oracle (ORCL) presentó cifras por debajo de lo esperado y, si bien Broadcom (AVGO) mostró buenos resultados, la falta de visibilidad respecto a 2026 generó dudas entre los inversores. Este combo está ejerciendo presión sobre el sector tecnológico y condicionando el cierre semanal de los mercados".
En los próximos días se conocerán datos clave de empleo e inflación en EE.UU. "Son clave para las expectativas de tasas y liquidez, un punto central para los activos de riesgo. Es importante recordar que Bitcoin es altamente sensible a los flujos de liquidez: cualquier sorpresa macro que incremente la volatilidad suele impactar directamente en su cotización", advierte.
Juárez comenta que "desde el punto de vista técnico, el nivel de riesgo a corto plazo se ubica en la zona de los u$s87.000". Si logra mantenerse por encima, el sesgo alcista de corto plazo sigue vigente, con margen para intentar un avance hacia la zona de los u$s98.000.
En cambio, anticipa que "una pérdida sostenida de ese nivel puede abrir el camino hacia el mínimo relevante en torno a los u$s80.600 y, si existe un mayor deterioro del contexto, habilitar un movimiento hacia la zona de los u$s65.000".
Bitcoin: cambio de pronósticos
Otro factor clave fue el exceso de apalancamiento acumulado durante el rally. El evento del 10 de octubre dejó una marca profunda: operadores menos dispuestos a tomar riesgo, rebotes que encuentran oferta rápidamente y un mercado que perdió convicción alcista.
En paralelo, las proyecciones más agresivas quedaron en entredicho. Firmas que hablaban de u$s150.000 o incluso u$s200.000 ajustaron el tono. MicroStrategy, el mayor tenedor corporativo del activo virtual, pasó de targets ambiciosos a advertir sobre el riesgo más temido: un inverno cripto. El mercado no castiga tanto los errores de precio como el exceso de promesas.
Al igual que en activos tradicionales, el rumbo de las tasas fue determinante. Las señales más hawkish de la FED desde octubre presionaron a Bitcoin, que hoy depende menos de eventos cripto y más de la expectativa de liquidez global. Incluso, un recorte de tipos de interés no garantiza un rally si el mensaje es cautela y no de ciclo expansivo sostenido.
Paula Chaves, analista de mercado de HFM, dice a iProUP que la divisa enfrenta en 2025 uno de los años más desafiantes. "Por primera vez desde 2022, el mercado contempla la posibilidad de un cierre anual en negativo, no por falta de adopción ni de interés institucional, sino por un cambio estructural en la dinámica del mercado y en la forma en que se desarrollan las correcciones", comenta.
Históricamente, los ciclos de Bitcoin se caracterizaban por caídas cercanas al 70% desde máximos históricos. Desde 2024 ese patrón comenzó a modificarse. "Las correcciones pasaron a ser más acotadas, concentradas en rangos del 30% al 35%, lo que refleja un mercado más maduro, con mayor participación institucional y menor capitulación forzada", explica Chaves.
Dentro de ese nuevo esquema, la corrección actual encaja en el patrón reciente. "Desde su máximo histórico, Bitcoin acumula una caída cercana al 36%, encontrando una zona técnica mensual relevante en torno a los u$s80.000, niveles que comienzan a despertar interés comprador", dice la estratega.
Advierte que en el corto plazo, el área de u$s80.500 se perfila como soporte clave: mientras se mantenga por encima de ese nivel, el sesgo técnico sigue constructivo. Hacia arriba, una recuperación sostenida por encima de los u$s95.000 sería la primera señal de reactivación del impulso alcista.
Bitcoin: qué pasará en 2026
El principal foco de cautela aparece hacia comienzos de 2026 y está vinculado a MicroStrategy (MSTR). Para Chaves, la compañía mantiene más de la mitad de sus activos concentrados en Bitcoin, lo que la convierte en un vehículo altamente sensible al precio del criptoactivo.
La experta analiza que "si bien incrementó su endeudamiento como parte de su estrategia de acumulación, no hay señales de una necesidad inmediata de vender BTC para cumplir con sus compromisos financieros".
"El riesgo relevante no es una venta forzada de Bitcoin, sino una eventual reclasificación de la acción dentro de índices y fondos institucionales, lo que podría obligar a algunos inversores pasivos a reducir o liquidar posiciones en MSTR, incrementando la volatilidad de corto plazo", completa.
Si ese escenario generara un shock adicional, para Chaves, Bitcoin puede extender la corrección hacia niveles cercanos a los u$s50.000, que resultarían especialmente atractivos para estrategias de inversión de largo plazo. "Un movimiento de ese tipo no invalidaría la tesis estructural del activo, sino que marcaría una fase de acumulación más profunda", concluye la estratega.