Tras el fin del cepo cambiario, el Gobierno Nacional enfrenta un nuevo dilema: es que la gestión de Javier Milei debe abordar la reducción de impuestos que afectan a millones de argentinos y empresas (una de las principales promesas de gestión del mandatario) sin un consenso político y sin comprometer, en el proceso, el equilibrio fiscal.
El hecho de que esta cuestión tome ahora mayor relevancia tiene relación con la baja del dólar, generada tras el fin de las restricciones cambiarias. En los últimos días, el tipo de cambio oficial se fue acercando progresivamente al piso de la banda establecida por el Banco Central (BCRA) y el Ministerio de Economía. Al cierre de esta nota, el oficial cotiza a $1060 para la compra y $1110 para la venta en la pizarra del Banco Nación.
Esto, aunque reduce el impacto inflacionario de la moneda norteamericana, al mismo tiempo agrava los problemas de competitividad de la industria local frente a la 'de afuera': es decir, la dificultad para exportar y también para competir con productos que llegan desde el exterior, en medio de un boom del e-commerce.
De esta manera, comienza a tener un mayor protagonismo el peso del esquema impositivo. Y ahí surge el conflicto: mientras las empresas reclaman una menor presión tributaria, el Gobierno se enfrenta a una disyuntiva, ya que, en medio de todo esto, está el equilibrio fiscal, una de las piezas clave del acuerdo reciente con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que habilitó el ingreso de divisas provenientes del organismo y que viabilizó, precisamente, la salida del cepo.
Así se genera una suerte de 'tensión' que, al menos en el corto plazo, parece difícil de resolver. Un reciente informe de IDESA, en busca de alternativas para solucionar esto, identificó aquellos tributos que, si bien representan una fuente importante de ingresos para el Estado atentan, en la visión de la entidad, contra la competitividad nacional.
Los mismos, basándose en números del Palacio de Hacienda de 2024, son:
- A nivel nacional, el impuesto al cheque, que representa una recaudación equivalente al 1,6% del PBI, mientras que los derechos de exportación aportan un 1%.
- A nivel provincial, el impuesto sobre los Ingresos Brutos recauda el 4,2% del PBI y el impuesto a los Sellos, un 0,4%.
- A nivel municipal, la tasa de Industria y Comercio genera ingresos por el 0,8% del PBI.
Los principales impuestos que golpean a las empresas post cepo
"Estos datos muestran que los principales impuestos distorsivos generan ingresos por el equivalente al 8% del PBI. Esto implica casi un 30% del total de los recursos con que cuenta el sector público nacional, provincial y municipal. Se confirma así que no hay posibilidades de eliminar o reducir estos impuestos distorsivos sin volver a caer en déficit fiscal", sentencia el informe.
Al mismo tiempo, el trabajo remarca que estos tributos "son letales para la competitividad" ya que, a la hora de exportar productos, "encarecen aquellos que ingresan a otros países colocándolos en desventaja".
Mientras, en simultáneo, no afecta a productos importados, que "paga menos cheque, ingresos brutos, sellos y tasas municipales debido a que tiene menos etapas intermedias en la cadena de producción antes de llegar al consumidor final". "Es decir, por los impuestos distorsivos, los productos importados tienen ventaja sobre los nacionales", cierra.
Reforma tributaria: ¿Milei tiene margen para bajar impuestos?
Es en base a todo esto que, para Sebastián Domínguez, tributarista y CEO de SDC Asesores Tributarios, la solución es clara.
"La realidad es que Argentina requiere una reforma tributaria integral que abarque los tres niveles de gobierno: Nación, provincias y municipios", manifiesta a iProUP.
"Es necesario reformular el sistema tributario en su conjunto. Sin embargo, está claro que no hay consenso para avanzar en esa dirección. Cada nivel de gobierno sigue su propia lógica: lo que baja Nación en materia de impuestos, las provincias lo compensan aumentando Ingresos Brutos, y muchas municipalidades aplican tasas adicionales que, en la mayoría de los casos, resultan inconstitucionales. Por esto, el objetivo debería ser una reforma tributaria integral. Pero, a mi criterio, hoy no están dadas las condiciones políticas para encarar ese proceso", agrega.
Respecto a esto último, coincide Sebastián Cao, analista del Research & Forecast Econométrica, quien, en diálogo con iProUP, sostiene: "Efectivamente, y de acuerdo con la voluntad férrea de no comprometer el equilibrio fiscal, no queda por el momento mucho espacio para bajar impuestos por lo menos hasta que no se realice un mayor recorte de gasto público o una mayor inversión que se traduzca en un incremento de los recursos fiscales".
En este escenario, adverso para las aspiraciones de Milei y el Ejecutivo en este sentido, Domínguez afirma que "lo que puede hacer el Gobierno, más allá de presentar una reforma, es avanzar con medidas unilaterales a nivel nacional".
"El verdadero margen de maniobra lo tiene el Gobierno Nacional. Es esa administración la que puede decir 'voy a bajar impuestos'. Y ese margen, hoy por hoy, debe analizarse en función de la posibilidad de reducir la carga impositiva sin poner en riesgo el equilibrio fiscal", dice.
Sin embargo, asegura que "esto dependerá de que haya una reactivación económica, que aumente la recaudación, se mantenga un gasto controlado y se genere espacio fiscal para reducir impuestos", lo que, en su visión, es "un proceso muy fino" pero necesario para sostener el superávit fiscal.
"En la medida en que se mantenga e incluso aumente ese superávit, el Gobierno podrá ir bajando impuestos de manera gradual, buscando acercar los ingresos a los niveles de gasto primario y financiero", expresa.
En línea, indica a iProUP que, en su análisis, el gobierno de Javier Milei podría, de acá a fin de año, reducir el impuesto al cheque si el superávit fiscal aumenta ya que, de ocurrir esto, "los ingresos crecerán más que los egresos". "No ataría esta decisión a lo que hagan las provincias con sus propios tributos, ya que es probable que el Ejecutivo avance con medidas unilaterales", declara, a su vez.
Por último, resalta la dificultad que representa esta tarea del Gobierno Nacional si es que el objetivo final es, precisamente, reducir la carga impositiva sin poner en riesgo el equilibrio fiscal tan defendido por la gestión de Javier Milei, en Casa Rosada, y Luis Caputo, en el Ministerio de Economía. Sin embargo, es optimista al respecto.
"Si mejora la recaudación gracias a una reactivación económica, podría hacerlo. Tengamos en cuenta, por ejemplo, que según lo anunciado por el presidente, a partir de fines de junio finaliza la baja transitoria de retenciones a las exportaciones de soja y se volvería al esquema anterior. Es decir, no se prorrogaría esa reducción, lo cual generará más ingresos para el Estado. La baja de retenciones quedaría entonces para más adelante, como un compromiso del Gobierno sujeto al cumplimiento del objetivo de superávit", concluye.