La historia económica suele repetirse, aunque con distintos protagonistas. La crisis chilena de 1982, ocurrida en pleno experimento neoliberal de los "Chicago Boys" bajo la dictadura de Pinochet, ofrece paralelismos inquietantes con la actual situación argentina bajo el gobierno de Javier Milei.
Aunque los contextos históricos, institucionales y sociales son distintos, algunas semejanzas estructurales permiten trazar un análisis comparativo que puede ayudar a anticipar riesgos futuros.
Semejanzas
Ortodoxia ideológica inflexible
Chile aplicó un modelo de apertura financiera total, desregulación extrema y tipo de cambio fijo.
Argentina, bajo Milei, avanza hacia una dolarización de facto, achicamiento del Estado, liberalización comercial y financiera, y priorización del "equilibrio fiscal" como ancla moral y política.
Apreciación cambiaria artificial
En ambos casos, los gobiernos utilizaron un tipo de cambio anclado artificialmente como ancla nominal contra la inflación.
En 1982, Chile fijó el dólar a 39 pesos; hoy en Argentina, Milei mantiene el dólar libre planchado vía endeudamiento externo, a costa de evitar un sinceramiento cambiario.
Endeudamiento externo funcional
En lugar de fortalecer el balance del Banco Central, el gobierno argentino toma deuda (FMI y otros organismos) para evitar que se dispare la brecha cambiaria.
Lo mismo hizo Chile, que mantuvo su modelo importador-consumista vía ingreso de capitales y deuda externa hasta que el crédito externo se cortó abruptamente.
Ausencia de red de contención social
Tanto en Chile del ‘82 como en la Argentina actual, el modelo se aplica sin amortiguadores sociales robustos.
En el caso argentino, la licuación del gasto público no distingue entre privilegios e imprescindibles, afectando jubilaciones, salud y educación.
Diferencias clave
Democracia vs dictadura
A diferencia de Chile, la Argentina de hoy opera en democracia. Este es un límite estructural importante: el ajuste tiene consecuencias sociales y políticas que pueden volverse ingobernables electoralmente.
Sistema financiero más regulado
En 1982, Chile había desregulado su sistema bancario por completo, lo que provocó un colapso masivo.
La Argentina hoy tiene una banca más pequeña, más regulada y con menor exposición externa.
Red global de contención
A pesar de las tensiones, Argentina cuenta con cierta asistencia multilateral (FMI, BID, CAF), algo que en 1982 no existía con la misma dinámica.
Sin embargo, este apoyo tiene límites, y puede desaparecer si el rumbo se percibe como insostenible o estancado.
¿Qué puede pasar en Argentina?
Si el gobierno insiste en sostener el ancla cambiaria a cualquier costo y posterga una reforma estructural del sistema productivo y financiero, los riesgos son claros:
Crisis de deuda externa: si se agota el crédito y no hay ingreso genuino de dólares (por exportaciones, inversión o superávit genuino), el modelo se queda sin nafta.
Estallido social o político: al no haber margen para más ajuste social, un colapso del equilibrio cambiario podría derivar en una crisis política, como ocurrió en Argentina en 2001, aunque ahora sin el "uno a uno".
Explosión de la brecha cambiaria: si se acaban los dólares para intervenir o sostener la brecha, se puede generar una corrida sin contención, con traslado a precios, caída de reservas y riesgo de default.
Conclusión
La experiencia chilena de 1982 demuestra que ningún modelo es invulnerable si se basa en fundamentos frágiles y endeudamiento externo como pilar transitorio.
Hoy, Argentina repite algunos errores de manual: usar deuda para sostener una ilusión de estabilidad, mientras los problemas estructurales (productividad, matriz exportadora, pobreza) siguen creciendo bajo la alfombra.
Si el gobierno no corrige el rumbo y no se abren caminos de crecimiento real, lo que parece "orden" puede convertirse en otra crisis más. La historia no se repite igual, pero rima. Y la Argentina ya ha oído esta música antes.