Según reveló un ex directivo de Uber, la compañía utilizó un software espía para 'robar' conductores a su competencia en Australia.
Gracias a este programa, llamado Surfcam, podía obtener los datos de los chóferes de su rival GoCatch en tiempo real.
La filial australiana utilizaba esa información para contactar con los trabajadores y reclutarlos para su servicio. Según Uber, detuvo esta práctica en cuanto tuvo conocimiento de ella.
Si bien Surfcam se desarrolló en las oficinas de Sídney de la startup, se utilizó en otros mercados, principalmente en el sureste de Asia, donde opera otro de sus grandes adversarios, Grab.
Actualmente, la compañía ya no utiliza este spyware, no es la primera vez es señalado por usar tecnologías de este tipo contra la competencia.
La empresa estadounidense Sidecar, por ejemplo, demandó a finales de 2018 a Uber por rebajar sus precios, hasta el punto de perder dinero, con el fin de echar a sus rivales de un mercado.
Además, Sidecar acusó su rival de llevar a cabo "campañas clandestinas" que consistían en solicitar viajes falsos y cancelarlos cuando el conductor iba en camino, lo que daba una mala imagen de la empresa a quienes trabajaban para ella.
Incluso, aseguraron, hacía que los clientes de Sidecar tuviesen que esperar mucho más tiempo que los de Uber.
Lyft también tuvo que enfrentarse a esta práctica en Estados Unidos, algo que ya denunció un reportaje de CNN en 2014. Tres años después el FBI investigó el uso de un sistema llamado Hell (infierno, en inglés) contra ella.
Este software tenía un fin similar que Surfcam: quedarse con los conductores de la competencia. En este caso, se trataba de los trabajadores de Lyft, a quienes les ofrecían mejores tarifas.
Uber, que colaboró con el FBI en la investigación, reconoció haber usado el software y aseguró que ya no lo utilizaba. Una demanda colectiva de los conductores de Lyft fue posteriormente desestimada.
Las polémicas no terminan allí: la empresa de San Francisco también admitió haber usado Greyball, otra herramienta interna, en este para detectar violaciones de sus términos de servicio.
En rigor, este soft era aprovechado para eludir a los agentes de la ley cuando era investigada al llegar a un nuevo mercado en el que no cumplía las regulaciones.
Según una investigación del New York Times, Greyball usaba diversos métodos para identificar a potenciales agentes y denegarles el servicio. Greyball se utilizó en Estados Unidos (en ciudades como Portland, Oregón, Filadelfia, Las Vegas o Boston), Australia, China, Francia e Italia, entre otros países.
El programa podía detectar siun viaje se solicitaba desde una localización cercana a una oficina gubernamental, si la tarjeta asociada pertenecía a una agencia o sindicato policial, o si la reserva se realizaba desde un número relacionado a un teléfono barato.
Todas estas prácticas, tanto las reconocidas por Uber como las denunciadas por fuentes cercanas a la empresa, son anteriores a la llegada del nuevo CEO de la compañía, Dara Khosrowshahi. Su predecesor, Travis Kalanick, dejó el puesto después de una serie de escándalos que revelaron el ambiente tóxico de la firma.