En el imaginario colectivo, la tecnología blockchain muchas veces suele vincularse exclusivamente con activos digitales que actúan como una forma de inversión o especulación financiera.

Si bien este tipo de aplicaciones son las más populares para el público no especializado, existen una gran cantidad de proyectos que utilizan o exploran esta propuesta tecnológica para fomentar la inclusión financiera, dotar de mayor transparencia la cadena de producción, generar economías colaborativas entre pares que faciliten la investigación científica o simplemente premiar acciones puntuales que generen un beneficio concreto a una sociedad o a un grupo de particulares por citar tan solo algunos ejemplos. 

En lo que respecta a la inclusión financiera, Bitpesa es un ejemplo de cómo reducir los costos de intermediación a través del uso de la tecnología blockchain. Bitgive y Givetrack son también dos ejemplos muy esperanzadores sobre la capacidad de la tecnología blockchain para financiar proyectos y comunidades a través de procesos de donación transparentes.

La tecnología blockchain también permite generar identidades digitales que pueden estar vinculadas de forma biométrica a información o saldos dentro de una blockchain. El programa Building Blocks del WFP (World Food Programme) es otro ejemplo concreto de cómo utilizar esta tecnología para generar impacto social positivo. 

Respecto a la cadena de producción, diversas industrias hacen uso de la tecnología blockchain para poder dotar de trazabilidad completa al proceso productivo. Esta propuesta tiene casos de uso concretos y directos en múltiples industrias siendo dos ejemplos muy concretos la industria alimenticia y de logística.

Por ejemplo, un consumidor final de una cadena de supermercados podría analizar el ciclo productivo de un producto de punta a punta. Esta información al encontrarse disponible en una blockchain pública es auditable por cualquier persona. En industrias, donde la procedencia y calidad de los insumos utilizados para la generación de los alimentos es de vital importancia, blockchain tiene todos los ingredientes para dotar de mayor transparencia el proceso. 

Las economías colaborativas también pueden sacar rédito directo a una propuesta descentralizada. En el campo de la investigación científica por ejemplo, dos limitantes habituales son la falta de financiación y los tiempos de revisión entre pares. A través de proyectos como Curecoin y Scientific Coin básicamente se busca dotar de incentivos directos a los científicos para que puedan mediante un token agilizar el proceso de revisión y adquirir recursos para acelerar el proceso de investigación. 

Finalmente, si hablamos de impacto social existen múltiples formas de utilizar la tecnología blockchain. Un ejemplo concreto, es premiar a los ciudadanos por formarse o adquirir conocimientos que puedan ser beneficiosos para una sociedad en su conjunto.

Y si hablamos de impacto social, otro beneficio directo lo representan aquellos proyectos que buscan fomentar mercados de energías renovables mediante el uso de tecnología blockchain, limitar la emisión de dióxido de carbono o limitar la contaminación con plástico de los océanos. PlasticBank, ClimateTrade, Plasticoin, Arbil, Grid Singularity, Energy Web, Power Ledger y muchos más son claros ejemplos de este enfoque. 

Es fácil comprender a través de todos estos simples ejemplos, que esta tecnología tiene un potencial enorme para generar procesos que incrementen el impacto social. Dados los incentivos necesarios (conceptuales y monetarios mediante un token), procesos que generan el bien común pueden ser premiados de forma directa y descentralizada. 

*Nicolás Collebechi es economista, consultor y director de la Diplomatura en Criptoeconomía Introductoria en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA). La cursada es 100% a distancia con clases semanales real time. Comienzo de la última edición 2020: 19 / 08 / 2020 - Inscripciones e información: Escuela de Postgrados ( 54 11) 3754-4843/4848 o por email educacionejecutiva@itba.edu.ar.

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