Ceros y más ceros. Todos los días se actualiza la fortuna personal de Jeff Bezos y otros magnates que forman parte de la lista de multimillonarios que elaboran las revistas internacionales. También el valor de Apple, Amazon u otras bigtech suele ser tema de interés.
Como contrapartida, está a la orden del día, aunque con menor destaque, la información sobre la pobreza, en muchos casos extrema, que padecen una cantidad de países, a cuánto ascienden sus deudas con las economías más poderosas o cuál es su diezmado PBI.
Según datos de la ONG Oxfam Internacional, los poco más de 2.100 multimillonarios que hay en el mundo poseen más recursos que 4.600 millones de personas. Es decir, seis de cada 10 habitantes del planeta.
El FMI proyectó para 2020 un crecimiento económico mundial de -4,9%, el nivel más bajo desde la Gran Depresión y advierte que todas las regiones del mundo están en recesión. Sin embargo, según un informe del Institute for Policy Studies (IPS):
Quienes ocupan los primeros puestos en los rankings de multimillonarios son dueños de las empresas de tecnología más influyentes a nivel global, cada vez más empoderadas en un mundo que marcha inexorablemente (la pandemia lo dejó todavía más en evidencia) hacia la transformación digital.
El grupo de las FAMAG, integradas por las cinco tecnológicas más grande del mundo concentran un valor de mercado de poco más de u$s7 billones, a saber:
La cifra es equivalente al 8% del PBI Mundial y a más del 50% de lo que vale toda la economía de la Euro Zona (u$s13,3 billones aproximadamente), indica a iProUP, Ignacio Solari, InvertirOnline.
Sólo Apple tiene un valor de mercado superior al producto bruto de Italia, casi duplica a la economía española (u$s1,3 billones) y más que cuadruplica el PBI de Argentina (u$450.000 millones).
Pero ¿cómo una empresa puede valer más que lo que genera toda la economía de un país a lo largo de un año?
"Son compañías globalizadas, ofrecen productos y servicios que abarcan a todas las industrias y el resultado final termina siendo que el volumen de sus negocios supera lo generado por la gran mayoría de países", opina Solari.
Gustavo Neffa, socio y Director de Research for Traders aclara que, al comparar el PBI de una nación y el valor bursátil de una empresa, se contrapone una variable de flujo contra una de stock, "aunque son cosas distintas, la comparación es válida para entender el tamaño de las cosas y ver que hay un grupo de compañías que se han vuelto enormemente grandes".
El mercado financiero fue aumentando su tamaño y su participación en la economía. Si antes estaba integrada por empresas manufactureras, ferrocarriles y energéticas, hoy existe un universo mucho más amplio en el que las tecnológicas son más grandes que cualquier otro sector.
Además de aumentar su participación en la economía, agrega Neffa, se incrementó la cantidad de dinero circulando y su relación con el PBI es mayor.
"Las autoridades monetarias han emitido tanta plata que muchas veces no tiene correlato con la generación de riqueza. Se expande mucho más la cantidad de dinero que la economía; se producen burbujas, se inflan las valuaciones de las compañías, se genera una mayor capitalización bursátil o empresas cada vez más grandes en relación a la riqueza que genera ese país".
Para Sigwald, estas grandes empresas están desarrollando la tecnología del futuro y aportando valor a la sociedad, como también lo hicieron en su momento compañías que manejaban granos o petróleo.
"Estas últimas ya no innovan ni aportan tanto valor como en otras épocas, entonces el capital rota a organizaciones que sí lo hacen. Eso demuestra que el mercado está funcionando correctamente y coloca la mayor cantidad de fondos en estas compañías, que van a generar mayores beneficios para la sociedad", destaca el directivo de Quiena.
Ahora, ¿cuál es la influencia que puede ejercer una empresa que vale cuatro veces más que una nación sobre ese país o sobre el que le da origen. Según especialistas, son más las ventajas y aspectos positivos que los negativos. En ese sentido, Solari opina que pueden actuar como aliadas si vende sus productos y servicios al exterior y favorece a la economía.
"Puede ejercer una muy buena influencia generando empleo y atrayendo inversiones. Para eso, claro, debe haber políticas públicas que acompañen al desarrollo y la competencia, y firmas transparentes con voluntad de crecimiento", aclara.
Martín Sigwald, Portfolio Manager de Quiena, expresa que siempre existió el lobby por parte de los grandes grupos económicos o de multinacionales: "Ese riesgo sigue existiendo, pero al no estar tan concentrada la riqueza a nivel individual no es tan fácil ejercer presión y que pase inadvertida para los medios o para la gente que tiene mayor acceso a la información. El riesgo de una presión dañina es cada vez menor".
Amazon contrató 175.000 empleados al comienzo de la pandemia en Estados Unidos y planea incorporar otras 33.000 personas para puestos corporativos y tecnológicos en los próximos meses.
Si hay algo de lo que se habla casi a diario es de la fortuna de su dueño, Jeff Bezos, que parece no tener techo. El fundador de Amazon, dueño además de la empresa aeroespacial Blue Origin y del Washington Post, es el primer hombre de menos de 60 años en alcanzar la cifra de u$s200.000 millones y el top en la Lista Forbes 2020 de las personas más ricas del mundo.
En el arranque del año, la consultora IDC había estimado que el gasto mundial en tecnologías de la información y comunicaciones (TIC) alcanzaría u$s4,3 billones en 2020. Con la pandemia, ese monto se redujo un poco, aunque no tanto.
En ese sentido, Solari agrega que hay una dependencia cada vez mayor de la innovación que impulsa el crecimiento de las industrias y que el camino hacia un mundo más digital que se venía atravesando se aceleró.
"Muchos cambios llegaron para quedarse y por ese motivo las empresas de tecnología no sólo se vieron beneficiadas sino que seguirán creciendo exponencialmente", opina Solari. El teletrabajo y otras innovaciones como la inteligencia artificial, la robótica, la atención remota en servicios de la salud y educación, y el e-commerse seguirán expandiéndose en la nueva normalidad.
Por lo tanto, estas empresas y otras nuevas que puedan sumarse seguirán incrementando su valor de mercado. El futuro parece ser de las bigtech.