El Congreso de Estados Unidos analiza dos leyes clave para regular el ecosistema cripto: la Ley GENIUS, firmada por Donald Trump, y la Ley CLARITY, que propone una nueva categoría legal llamada "producto digital".
Este último proyecto, oficialmente denominado Digital Asset Market Clarity Act of 2025, introduce parámetros estrictos para reconocer cuándo una red blockchain puede considerarse suficientemente descentralizada y operativa como para ser clasificada como madura.
A pesar de las versiones difundidas recientemente, el texto de la Ley CLARITY no menciona en ningún momento a Bitcoin, Ethereum, Cardano, Solana ni XRP como ejemplos de blockchains maduras en su articulado o definiciones.
La normativa se enfoca en describir criterios generales, sin designar redes específicas, lo que desmiente cualquier afirmación que atribuya categorizaciones explícitas a proyectos puntuales dentro del mercado de criptomonedas o tecnología blockchain.
Criterios de madurez en blockchain según la Ley CLARITY
La Ley CLARITY no menciona blockchains específicas, pero introduce el concepto de "cadena de bloques madura" y fija criterios esenciales que determinan si un sistema es lo suficientemente descentralizado para ser considerado como tal.
En su apartado 31, la norma establece: "El término ‘sistema de blockchain maduro’ significa un sistema de blockchain, junto con su commodity digital relacionado, que no está controlado por ninguna persona o grupo de personas bajo control común".
La definición resalta que la descentralización no es opcional, sino el punto central para garantizar que ninguna figura única o grupo vinculado concentre poder o autoridad sobre el funcionamiento operativo del ecosistema digital.
Además, la ley aborda estos criterios en la sección de "Requisitos con respecto a ciertas transacciones de commodities digitales", donde señala: "los diversos roles que existen en relación con el sistema de blockchain, como usuarios, proveedores de servicios, desarrolladores, validadores de transacciones y participantes en la gobernanza…".
La misma cita continúa detallando: "…incluyendo una discusión sobre cualquier mecanismo mediante el cual se ejerce control o autoridad con respecto al sistema de blockchain o su commodity digital relacionado, y cualquier dependencia operativa crítica del sistema de blockchain o su commodity digital relacionado".
El texto completo pone énfasis en cómo se reparte el control, valorando la gobernanza descentralizada entre actores diversos como desarrolladores, usuarios y validadores dentro de redes cripto funcionales.
La certificación de madurez en blockchain
La Ley CLARITY propone un mecanismo de certificación para determinar si una red blockchain cumple los requisitos de madurez, enfocándose especialmente en la descentralización y en la ausencia de control por parte de un único grupo.
Según el texto legal: "Cualquier emisor, persona relacionada o sistema de gobernanza descentralizado puede certificar ante la Comisión de Bolsa y Valores que el sistema de blockchain relacionado es un sistema de blockchain maduro".
Este artículo permite que actores relevantes declaren formalmente que una red no está centralizada, lo cual inicia un proceso regulatorio para validar su funcionamiento autónomo y otorgarle una clasificación compatible con estándares financieros establecidos.
A través de esta certificación, las autoridades buscan garantizar que la red no dependa de un solo actor, algo fundamental para evitar manipulaciones, fraudes o desequilibrios en la estructura de validación y gobernanza blockchain.
Además, la ley aclara que "un sistema de blockchain no será excluido por una acción funcional, administrativa, clerical o ministerial tomada por una persona bajo dirección del sistema de gobernanza descentralizado".
Esto significa que ciertas tareas rutinarias no afectan su estatus de madurez, siempre que la red conserve la descentralización y cumpla con los parámetros definidos por la Comisión correspondiente en Estados Unidos.
¿Cuáles son las "blockchain maduras"?
Al analizar qué redes califican como cadenas de bloques maduras, se observa que algunas no cumplen con el principio fundamental de gobernanza descentralizada y libre de control centralizado significativo.
Ripple, por ejemplo, controla cerca del 40% del suministro total de XRP, otorgándole un poder considerable sobre su distribución, lo que genera dudas sobre la verdadera descentralización y autonomía del activo en su ecosistema.
De manera parecida, la Fundación Ethereum es actualmente la tercera mayor poseedora de ETH, tras haber sido desplazada del primer lugar, lo que evidencia una concentración relevante que limita la independencia total de ese ecosistema.
En los casos de Ethereum y Cardano, aunque es debatible, la influencia de la Fundación Ethereum, Charles Hoskinson y IOHK impactan directamente la gobernanza, condicionando la autonomía que debería caracterizar a estas redes para considerarse maduras.
Bitcoin, en cambio, se acerca más al ideal de descentralización real, ya que no depende de una autoridad centralizada sino de un conjunto diverso de colaboradores que consensúan las políticas del protocolo sin dominancia absoluta.
Recientemente, el ascenso de Bitcoin Knots, un cliente alternativo al dominante Bitcoin Core, ha reducido la concentración del poder de decisión, limitando el control unidireccional y fortaleciendo la gobernanza distribuida.
El incremento de operadores de Knots desde apenas unos cientos hasta casi 4.000 nodos, equivalentes al 15% del total, evidencia la capacidad de Bitcoin para adaptarse y evitar la centralización excesiva en su red.
Este proceso de diversificación y migración confirma que Bitcoin mantiene una estructura resistente y flexible, capaz de preservar su carácter descentralizado frente a presiones internas por concentración de poder.