El valor existe sólo cuando algo le es útil a alguien. Desde nuestros orígenes como especie humana que vive en sociedad, nos somos útiles los unos a los otros. Esta generación e intercambio de valor entre pares es el origen de la economía y el dinero aflora como una manera eficiente de intercambio de valor que separa la generación del valor del intercambio para aprovechamiento propio. Es decir, produzco algo hoy, que lo cambio por dinero que usaré mañana para comprar algo que yo necesite, es decir que valore luego.

El dinero existe en diversas formas desde hace milenios, desde rocas giantes hasta granos de sal, desde semillas de cacao hasta pepitas de oro. Todo lo que un grupo de personas acepte como medio válido de intercambio puede ser considerado dinero, pero hay ciertas condiciones que hace que algunos sean más eficientes que otros.

Entre ellas, la escacez, la divisibilidad, la portabilidad, la dificultad de falsificarlo, la facilidad para transferirlo, la fungibilidad entre ellos, la aceptación del mercado, son algunos de los más importantes.

Las monedas surgen con el tiempo agregando una capa al dinero, generalmente asociada a un Estado u organismo emisor que certifica su validez y originalidad. Las monedas de oro acuñadas por los reinos son una muestra de ello, certificando el peso y la pureza.

En el tiempo presente las monedas fiat, aquellas que emite el Estado, han perdido gran parte de esta historia y basan su valor en la ley que las define como monedas de pago legales para contratos entre pares e impuestos.

En este contexto Bitcoin nace como un dinero de adopción libre, sin presión estatal y como el único con certeza de escasés. Cumple por demás las condiciones necesarias para ser buen dinero pero además suma programabilidad, trazabilidad y otras cosas que lo hacen incluso mejor que las modedas fiat y/o digitales.

Los bancos asumen un rol muy importante en la multiplicación de la moneda fiat, gracias a la capacidad de multiplicarlo gratuitamente acorde a las normas de las reservas fraccionarias (5 al 10%), y hacen cada vez más endeble el valor de las monedas recibidas.

Pero más allá de esta situación el rol social del banco no está en la multiplicación sino en la de dar préstamos y créditos a los ciudadanos. Bitcoin nada tiene que ver con esto, ni con la atención al cliente. Bitcoin es como el dólar u otra moneda y punto.

Pero este ecosistema evoluciona y de un modo u otro, toda economía genera sus propios servicios y canales. En este sentido, sobre el sistema monetario Bitcoin se empiezan a montar una serie de servicios de las finanzas tradicionales pero en un formato mucho más descentralizado, del tipo persona a persona, con préstamos sobrecolateralizados, cosa sólo viable cuando existe un convencimiento de mayor valor futuro de la moneda.

Este nuevo espacio que ya no depende de Bitcoin como dinero, sino de servicios sobre su tecnología, y que está incluso más dominado por el momento por otros tipos de Blockchain (a mi criterio, con sistemas económicos y/o de poder más endebles), son los que si vienen a buscar el mercado de los bancos basándose en la confianza del código, del subyacente, que en la trayectoria y marca de un banco, o en las promesas del Estado.

 Hágame caso, el dinero no necesita del Estado para ser cofiable, ni de bancos para ofrecer servicios.

*Rodolfo Andragnes es fundador y actual Presidente de la ONG Bitcoin Argentina y uno de los principales referentes latinoamericanos. Lleva adelante más de 15 proyectos sin fines de lucro en el ecosistema. Es también columnista frecuente en varios medios y disertante internacional. Lidera incluso la más antigua e importante conferencia anual de la región llamada LABITCONF.

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