La relación de los argentinos con el dinero cambió de forma estructural: hoy la mayoría usa tanto bancos como billeteras digitales, eligiendo cada uno según conveniencia, promociones o facilidad de uso. La competencia se transformó en convivencia.
Según un informe del Banco Central, hay 37,5 millones de personas físicas con al menos una cuenta: 26,9 millones poseen una bancaria y una virtual. Solo 8,6 millones tienen cuentas exclusivamente bancarias y 2 millones solo digitales.
Un nuevo equilibrio entre bancos y fintech
El 71,7% de los argentinos con servicios financieros utiliza ambas opciones al mismo tiempo, cuando en 2022 apenas lo hacía el 50%. La preferencia dual redefine el sistema y borra la línea entre banca y tecnología.
La expansión de los servicios sin costo y el acceso inmediato a promociones impulsaron este cambio de hábito. Muchos usuarios abren cuentas específicas para aprovechar descuentos o viajar, como ocurrió con quienes adoptaron Pix en Brasil.
Hoy, los bancos digitales compiten con fintech que ofrecen casi los mismos servicios, generando un ecosistema híbrido. Entidades como Ualá y Mercado Pago buscan convertirse en bancos, mientras los bancos tradicionales suman digitalización.
"La población pondera el acceso a distintos tipos de cuentas con atributos que satisfacen diversas necesidades", explicó el BCRA, resaltando la simultaneidad de cuentas y la tenencia en moneda extranjera.
El mismo informe subraya que 37,5 millones de personas poseen al menos una cuenta, cifra que refleja una cobertura sin precedentes en el país.
"El acceso a cuentas para los segmentos aún no bancarizados se ha facilitado de manera significativa, lo que mantiene en niveles bajos el riesgo de exclusión financiera por falta de cuenta", detalló el Banco Central.
En otras palabras, los argentinos ya no deben elegir entre bancos o billeteras: combinan ambos mundos según sus objetivos financieros.
La principalidad como nueva competencia del sistema
La consultora Brain Network analizó qué lleva a los usuarios a definir su "cuenta principal", el indicador que mide el vínculo más fuerte con una entidad financiera. El resultado muestra una competencia centrada en la experiencia y simplicidad.
El 37% de quienes prefieren bancos eligen esa opción por su facilidad de uso, aunque entre los usuarios de fintech el porcentaje asciende al 69%, destacando su practicidad y diseño intuitivo.
Los clientes bancarios valoran también la seguridad (33%), la posibilidad de concentrar todas las operaciones donde cobran el sueldo (31%) y las promociones (22%). Solo el 18% resalta la atención personalizada como diferencial.
En cambio, los usuarios fintech privilegian los rendimientos del dinero depositado (51%) y las promociones (24%), reforzando el atractivo de las billeteras como opción rentable y dinámica.
"La competencia por la principalidad ha estado presente desde siempre, pero su relevancia actual está más vigente que nunca", señaló Lionel Holzman, CCO & Value Offer Head de Brain Network.
Para el experto, lograr la principalidad implica generar cercanía, conocimiento del cliente y nuevas oportunidades de negocios rentables.
Así, el foco del mercado dejó de ser la captación de usuarios: ahora la batalla se libra por ocupar el centro de su actividad financiera diaria.
Promociones, hábitos y un usuario más exigente
Tras el fin del monopolio de la tarjeta SUBE, bancos, billeteras y emisoras lanzaron promociones y descuentos para atraer transacciones diarias y fidelizar clientes. La competencia se volvió una carrera por ganar recurrencia.
Holzman explicó que la clave está en generar "una recurrencia de consumos" con una herramienta determinada, permitiendo al usuario valorar más la experiencia financiera y expandir su uso hacia otros rubros.
Ese hábito constante impulsa la principalidad, al consolidar la relación con la entidad que ofrece mejores beneficios y usabilidad. Cuanto mayor es la frecuencia, mayor es la lealtad.
"La principalidad se construye desde la experiencia del día a día, no con una sola operación", sostienen los analistas del sector financiero, que anticipan una guerra silenciosa por la preferencia del cliente.
El usuario argentino se ha convertido en el centro de esta transformación: elige, combina y migra entre plataformas según las promociones o servicios más convenientes.
En consecuencia, los límites entre bancos y fintech son cada vez más difusos, dando paso a un modelo de competencia complementaria.
El sistema financiero argentino se redefine desde el celular: ya no se trata de elegir una entidad, sino de usar todas de forma inteligente.