El Banco de Japón estudiará "los pros y los contras" para decidir una suba de las tasas de interés en su próxima reunión de política monetaria, según dijo el gobernador Kazuo Ueda, al enviar la señal más clara hasta ahora de un ajuste a finales de este mes.
La conclusión del mercado es clara según Goldman Sachs: "Esto va a presionar al alza los rendimientos globales". Incluyendo a las criptomonedas.
El efecto "Carry Yen" en Bitcoin
Bitcoin volvió a demostrar por qué es extremadamente sensible a este movimiento y, en general, a cualquier suba estructural de tasas largas. Tras las palabras de Ueda, la cripto se precipitó en la madrugada del domingo por una razón simple: vive y muere según la liquidez global.
El mercado cripto no tiene flujos cautivos, no tiene bancos centrales, no tiene mandatos regulatorios. Depende casi por completo del apetito de riesgo y del excedente de dólares que circula en el sistema financiero mundial.
Cuando Japón sube tasas o el mercado pricea que lo hará, como en este caso, se activan tres efectos que pegan directo en Bitcoin:
- Se encarece el "precio global del dinero": Japón era la última ancla de liquidez barata del planeta. Si el BOJ normaliza y la curva de bonos del gobierno japonés (JGB) se empina, los rendimientos globales tienden a subir, tal como advierte Goldman Sachs. Cuando las tasas largas suben, la liquidez se endurece. Bitcoin, que es un activo de duración infinita y sin flujos predecibles, sufre más que nadie en ese contexto.
- El yen deja de ser fuente de carry para inundar el mundo con dólares: durante años, inversores japoneses tomaron yenes al 0% y compraron activos en EE.UU., Europa y emergentes. Ese flujo –que alimentó de liquidez a todo el ecosistema de riesgo, incluido BTC– ahora puede frenarse o revertirse. Un mundo con menos carry yen es un mundo con menos combustible para activos especulativos.
- La competencia por el capital aumenta: si los JGB pagan más y treasuries también suben por contagio, Bitcoin empieza a competir contra activos soberanos de yield, atractivo y riesgo bajo. En ciclos de normalización monetaria, parte del dinero que antes iba a cripto empieza a buscar refugio en renta fija. Esa migración suele coincidir con el rubro tecnología vendiendo, Nasdaq corrigiendo y BTC entrando en modo defensivo
One618 planteó que Japón dejó atrás dos décadas de "gravedad cero" monetaria y, con el salto de los Japanese Government Bonds (JGB) hacia 1,8%, activó una señal que trasciende a su propia economía: el fin del último bastión de tasas reprimidas.
Para la consultora local, lo relevante no es el número puntual, sino el mensaje que envía el Banco de Japón al normalizar su política: la era del dinero ultra-barato está terminando incluso en el país que la sostuvo más tiempo. Ese movimiento reconfigura inmediatamente las expectativas globales en un mundo donde la liquidez ya es escasa.
Japón no atraviesa una crisis ni una revuelta en su mercado soberano, sino una transición ordenada. El Banco de Japón dirige el proceso, mantiene estable el tramo corto y evita saltos descontrolados en la curva, algo que pocos países podrían hacer sin disparar dudas sobre la sostenibilidad de su deuda.
Para One618, el impacto decisivo está fuera de la nación asiática. Durante dos décadas, el país exportó deflación, liquidez y una demanda constante de bonos extranjeros, actuando como un amortiguador silencioso de la oferta global.
Ese rol se debilita: menos represión financiera implica menos compras de treasuries y más competencia global por absorber duración en un mercado que ya venía ajustado.
El "deshielo japonés" no solo reorganiza las curvas soberanas de Asia: agrega un nuevo piso a los rendimientos globales, justo cuando los bancos centrales occidentales intentan domar déficits crecientes con tasas todavía altas.
Finalmente, One618 advierte que emerge un segundo canal igual de importante: la repatriación de capitales japoneses. Si la curva local vuelve a ofrecer rendimientos positivos y estables, los inversores nipones, que durante años financiaron al mundo entero comprando deuda externa, pueden empezar a desarmar posiciones internacionales.
No será un shock inmediato, pero sí un drenaje constante en un sistema global ya saturado de deuda y con menos liquidez. Japón, concluye One618, está reingresando a la atmósfera; el resto del mundo tendrá que hacerlo también.
Desde Guardian Capital explican que los rendimientos de los bonos japoneses volvieron a subir con fuerza ante nuevas apuestas a una suba de tasas.
Los bonos a dos y 10 años alcanzaron niveles no vistos desde 2008, lo que llevó al mercado a descontar un giro más restrictivo. Ese movimiento presiona toda la curva y afecta los flujos globales de renta fija, en especial los clásicos carry trades financiados en yenes.
La relevancia es directa: este salto empieza a marcar el fin de décadas de financiamiento casi gratuito en yenes. Con una inflación más persistente, la nación del sol naciente deja de funcionar como última fuente de liquidez barata a nivel global, lo que dispara repatriación de capitales y endurece las condiciones financieras.
Según Guardian Capital, este giro también contribuye al reciente desplome de Bitcoin, al actuar como un shock de liquidez global.
Japón cierra la canilla del yen barato y cripto paga la cuenta
Adrián Castro, operador y analista senior de mercados, dice en diálogo con iProUP que, Japón fue, durante más de dos décadas, la gran fuente global de carry trade.
"Con tasas cercanas a cero –e incluso negativas– desde los años '90, los inversores institucionales tomaban prestado en yenes casi sin costo y colocaban ese capital en activos de mayor rendimiento en todo el mundo: bonos estadounidenses, acciones emergentes, tecnología y, más recientemente, Bitcoin y otros criptoactivos".
Castro analiza que cuando el Banco de Japón sugiere que la era de tasas ultrabajas está por llegar a su fin, el yen se fortalece, el carry se desarma y los grandes jugadores liquidan posiciones de riesgo para repatriar fondos y cubrir sus préstamos.
"Bitcoin, como único activo de riesgo líquido que opera 24/7, actúa como el 'canario en la mina' del mercado global: anticipa en tiempo real el estrés que después se verá en la apertura de Wall Street. Por eso, un movimiento en la tasa un domingo por la noche en Tokio puede generar una caída del 8-10% en BTC antes de que abra Nueva York", señala.
Aun así, el movimiento de las últimas horas luce exagerado y típico de un fin de semana de baja liquidez y elevado apalancamiento. Para Castro, el escenario base es un rebote hacia la media móvil de 50 días (actualmente en la zona de u$s98.000-u$s102.000) antes de evaluar si el daño macro es más profundo.