Quién no ha escuchado alguna vez esta simpática expresión, asociada a las personas (o empresas) que se quieren comer parte de tu torta (o mercado). Es una expresión muy común, pero cuando estamos en el proceso de construir nuestras verdades en la vida, y éstas se montan sobre los mensajes que nos llegan  y es muy importante tener en cuenta de que lado está, es decir, los intereses del que habla.

Para ser mas claros, en los albores de algunas nuevas tecnologías que aportan mayor independencia y disrumpen ciertas industrias, las voces a favor son pocas y sin peso propio, por lo que se escuchan más las voces del miedo. Esto se da por una combinación entre la incapacidad de comprender tal innovación y el temor por el impacto en sus mercados.

Así, en el surgimiento de la PC o la popularización del internet, se inundaban los medios con comentarios de diversos líderes de las industria precedentes (dinosaurios) incapaces de tener una visión de largo plazo sobre su disrupción al punto de ridiculizarla. Estos comentarios además se sazonan con los tipicos temores de la mayor libertad , representados en los cuatro jinetes del apocalipsis tecnológico, que son las drogas, las armas, la pornografía Infantil y el terrorismo. Incluso sobre las impresoras 3D, lo primero que leíamos era su posibilidad de crear armas.

Veamos entonces cómo le fue a Bitcoin: en sus inicios, esta tecnología pasó totalmente desapercivida por la gente común y el Estado, siendo su primer salto a las luces una nota en un medio especializado que hablaba sobre su rol para compras en la deep web y llevando el precio de 1 dólar a 30 dólares.

El 8 de junio de 2011 fue la primera vez que dos senadores de Estados Unidos, Charles Schumer y Joe Manchin, levantaron el guante sobre éstas proponiendo prohibiciones y el ataque por parte de la DEA.

Si nos adelantamos hasta el 2 de octubre del 2013, el FBI logra cerrar el principal mercado negro que operaba con este tipo de activo. Aunque al principio esto derrumbó el precio, al poco tiempo empezó a crecer y sacarse el mote de usos ilícitos de encima.

Como anécdota sus investigadores fueron despedidos por querer quedarse con algunos bitcoins escondidos en el supuesto anonimato que la plataforma permitía, cosa que rápidamente quedó demostrado que no era tal.

Ahora vayamos hacia 2014, con Bitcoin llegando a 1.260 dólares con varios bancos centrales defendiendo que el BTC no era moneda legal y que dificilmente pueda salir del escenarios del uso privado o ilegal.

Y si avanzamos un poco más hasta el 2017, con un BTC llegando a los 20.000 dólares y varios bancos, encabezados quizás por Jamie Dimon del JP Morgan, que aprovechan a hablar mal del Bitcoin u otros dinosaurios como Warren Buffet que, al no entenderlo, simplemente lo desaprueban.

Pero aunque también hay muchos players importantes y altamente invertidos en estas criptomonedas con razones para hablar bien, lo más importante es que la verdad no va a estar en el mensaje sino en el contenido.

Los fundamentos que hay detrás de Bitcoin son novedosos y inviolables, sumado a las innovaciones en el escenario de la finanzas descentralizadas se pone en jaque varios pilares sobre los que se construyen los sitemas financieros actuales y el control del poder o que mejor dicho lo vuelven a entregar a los usuarios finales que quieren comerse su almuerzo.

Hágame caso, no absorba todo lo que lee: entienda los intereses subyacentes y haga su propia idea.

*Rodolfo Andragnes es fundador y actual Presidente de la ONG Bitcoin Argentina y uno de los principales referentes latinoamericanos. Lleva adelante más de 15 proyectos sin fines de lucro en el ecosistema. Es también columnista frecuente en varios medios y disertante internacional. Lidera incluso la más antigua e importante conferencia anual de la región llamada LABITCONF.

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