En los últimos meses y constantemente a lo largo los últimos 4 años, la afrenta sobre el consumo de energía de bitcoin y su comparación con el consumo de paises enteros ha sino enarbolado por varios de los opositores y también seguidores de Bitcoin.

El 26 de marzo de este año publiqué una columna con siete razones por las cuales esta comparativa es erronea, acotada y no permite por otro lado ver la parte positiva. En definitiva es una mirada cortoplacista y equivocada que por otro lado esconde una verdad que no solemos detenernos a pensar. Aunque le recomiendo con ahinco leer dicha nota permítame abstraer algunos de sus conceptos para defender esta verdad.

En su oportunidad arrogué erroneamente a Albert Einsten la frase de Antoine-Laurent Lavoisier: "Nada se pierde, todo se transforma". Pero el sentido se mantiene y cobra enorme poder en esta verdad.

El sol, el aire, el agua y la tierra son cuatro fuentes inagotables de energía limpia, libre, renobable y gratuita. No cabe duda que la humanidad ha ido evolucionando sobre la base de los nuevos modelos energéticos. El hombre moderno del Siglo XX ha venido estudiando como convertir dicha energía principalmente en electricidad y/o fuerza motríz. Más recientemente ha sumado su preocupación en que dichos procesos no emitan CO2.

La enegía solar con sus paneles solares; la energía eólica con sus molinos de viento; la hídrica con sus represas y los sistemas olamotrices; y la tierra, a pesar de sus múltiples formas, podríamos destacar como menos contaminante la energía geotérmica y de fisión nuclear (ahí si me reivindico trayendo a Einstein a nuestro espacio con su E=mc2).

La búsqueda de eficiencia y rentabilidad de las empresas conlleva a la búsqueda de energías más eficientes. Dado que en la minería de Bitcoin, la electricidad es el 90% del costo, esta industria tendría los incentivos suficientes para apoyar la investigación y desarrollo sobre las mismas, como ya lo hace al promover circuitos de menos nanómetros.

Hoy promueve la instalación de centros de minados cerca de las fuentes de generación en zonas rurales o inhabitadas reduciendo así la pérdida o desperdicio de la energía generada en origen (y mejorando la rentabilidad, constancia y previsión de las prestadoras). O se asocia con otras industrias, como las invernaderas que aprovechan su emisión de calor.

Asi pues, no hace sentido preocuparnos por cuanta energía consume Bitcoin, sino preocuparnos por nuestra capacidad como raza humana de dejar de desperdiciar la energía que nos es regalada y ponerla al servicio de la evolución. No llegaremos a las estrellas si nos preocupamos más por el consumo que por la generación.

Hágame caso, no se deje engañar por los números amarillistas, piense en verde.

*Rodolfo Andragnes es fundador y actual Presidente de la ONG Bitcoin Argentina y uno de los principales referentes latinoamericanos. Lleva adelante más de 15 proyectos sin fines de lucro en el ecosistema. Es también columnista frecuente en varios medios y disertante internacional. Lidera incluso la más antigua e importante conferencia anual de la región llamada LABITCONF.

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