Lo pensado por la ciencia ficción está llegando. Cada vez más nos acercamos a que los futuros chip cerebrales cumplan que todo se puedar realizar con el pensamiento, y a la velocidad del mismo.
Es por ejemplo en lo que viene imvestigando hace casi una década Neuralink, la empresa de Elon Musk que quiere potenciar al ser humano con la inclusión de chip cerebrlaes para hacer de todo.
Luego de ensayos en animales, ahora la empresa de Musk ya tiene planeaod entrar en pruebas con seres humanos.
El objetivo: traducir las señales cerebrales a resultados digitales, y de esa manera con sólo pensarlo mover un cursor, enviar un mensaje de texto o escribir.
Pensado en principio para un entorno médico y ayudar, por ejemplo, a gente con parálisis, Musk quiere irpor más, y que se convierta en una "Fitbit en tu cráneo".
Neuralink no es la única haciendo esto, y existen otras que investigan en interfaces cerebro-ordenador (BCI por sus siglas en inglés) para, por ejemplo, restaurar sentidos perdidos y controlar prótesis.
Es casi inimaginable lo que se podría hacercon un chip en la cabeza
"Por supuesto que provoca cambios. La cuestión es qué tipo de cambios provoca y hasta qué punto son importantes", resume Anna Wexler, profesora adjunta de Filosofía del Departamento de Ética Médica y Política Sanitaria de la Universidad de Pensilvania"
Y agrega que "Intervenir en el delicado funcionamiento del cerebro es un asunto peliagudo, y los efectos no siempre son deseables o intencionados. Las personas que utilizan BCI pueden tener una profunda sensación de dependencia de los dispositivos, o sentir como si se hubiera alterado su sentido del yo".
Falta mucho para quepuedas instalarte un celular en la cabeza, y cuando llegue, por ahí lo querés pensar dos veces.
Una futura industria multimillonaria
En la película El hombre terminal (1974), un hombre se somete a un implante cerebral invasivo para aliviar sus convulsiones. Aunque al principio la operación parece un éxito, las cosas se tuercen cuando la exposición continuada al chip le lleva a un ataque psicótico.
Pero más allá de la pantalla de cine,la realidad que este tipo de investigaciones abren posibilidades muy amplias que podrían generar una gran cantidad de negocios rentables en el futuro, hasta cercano.
Aún se recuerdan las imágenes del mono de las pruebas de Neuralink
Sin ir más lejos, hoy por hoy, más de 200.000 personas de todo el mundo utilizan ya algún tipo de BCI, la mayoría por razones médicas. Y esto podría ser sólo el comienzo.
Las recientes mejoras en IA y dispositivos de sondeo neural han hecho estos últimos menos invasivos y más escalables, lo que naturalmente ha atraído financiación privada y militar.
Asi surgen empresas como Paradromics, Blackrock Neurotech y Synchron.
Incluso la empresa Science presentó un concepto de interfaz bioeléctrica para ayudar a tratar la ceguera. Magnus Medical obtuvo la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU para una terapia de estimulación cerebral dirigida al trastorno depresivo mayor.
Por ahora, las BCI se limitan al ámbito médico, pero muchos ya piensan en manejar apps en tabletas o celulares, o hasta en videojuegos, o el metaverso.
Una mente cambiada
Son muchas las empresas y hasta universidades que investigan esto
Hay suficientes pruebas de que estos dispositivos pueden causar cambios cognitivos más allá de sus aplicaciones previstas.
Wexler, profesor de filosofía de la Universidad de Pensilvania, entrevistó a personas con Parkinson que se estaban sometiendo a estimulación cerebral profunda (ECP), un tratamiento quirúrgico que consiste en implantar finos cables metálicos que envían impulsos eléctricos al cerebro para ayudar a disminuir los síntomas motores. Descubrió que muchos habían perdido el sentido de sí mismos antes de someterse al tratamiento. "Muchos sentían que la enfermedad les había despojado, en cierto modo, de quiénes eran. No poder hacer las cosas que crees que eres capaz de hacer, afecta a tu identidad, a tu sentido del yo", explica para Business Insider España.
Por otro lado, Eran Klein y Sara Goering, investigadores de la Universidad de Washington, también han observado cambios positivos en la personalidad y la autopercepción de las personas que se someten a la ECP.
Frederic Gilbert, profesor de filosofía de la Universidad de Tasmania especializado en neuroética aplicada, ha observado algunos efectos extraños. "Las nociones de personalidad, identidad, agencia, autenticidad, autonomía y el "yo" son dimensiones muy compactas, oscuras y opacas. Nadie se pone realmente de acuerdo sobre lo que significan, pero tenemos casos en los que está claro que las BCI han inducido cambios en la personalidad o en la expresión de la sexualidad", señala el experto.
¿Un celular en tu cabeza?
Volvemos a la visión de Musk del "Fitbit en tu cráneo".
Son muchos los beneficios terapéuticos de esta tecnología
Pero ojo, si ya hay adicción alcelular como son las cosas, imagínense si lo tuvieran directo a su cerebro.
"No hay nada malo en tener un dispositivo que complete una decisión, pero al final, el dispositivo estaba suplantando a la persona en la decisión, sacándola del bucle", reflexionaba Gilbert.
"Te vas acostumbrando poco a poco. Se convirtió en mí", dijo un participante anónimo en un estudio que había recibido un dispositivo para detectar signos de actividad epiléptica. "Se convirtió en mí".
También hay que tener en cuenta los problemas de privacidad que conlleva el acceso de un ordenador a las ondas cerebrales. "Si te ponen un dispositivo para ayudarte a mover tu brazo ortopédico, por ejemplo, ese captará otras fuentes de ruido que quizá no quieras que estén fuera de tu cerebro", explica Gilbert. "Hay mucho ruido de fondo, y ese ruido de fondo se puede descifrar. Ese sonido se puede transformar en algún lugar de la nube".
Aunque todavía estamos muy lejos del futuro "ciborgiano" de mentes electrónicamente interconectadas que profetizan personas como Elon Musk, el crecimiento acelerado de la industria agrava la urgencia de consideraciones éticas antes limitadas a la ciencia ficción, indican desde Business Insider España.