Hay figuras que trascienden por sus obras y su legado. Otras por sus palabras y lo que son hábiles de transmitir mediante sus discursos. Steve Jobs, el genio detrás de Apple y fallecido hace 10 años, es de aquellas personalidades que fue capaz de hacerlo por ambas.

Desde la tecnología, Jobs cambió el mundo en más de una ocasión:

De esta forma, el empresario se consolidó como un referente que no tiene desperdicio. Por el contrario, encabezó una serie de hitos mediante los cuales logró convertirse en un líder excepcional y ejemplo de gestión de talento.

Un joven y problemático genio

Jobs nació en San Francisco, California, fruto de la relación entre dos jóvenes universitarios: el sirio Abdulfattah Jandali y la estadounidense de origen alemán y suizo Joanne Schieble. Al ser tan jóvenes, no estar casados y y la falta de recursos económicos, decidieron dar en adopción al bebé. 

Paul Jobs y Clara Hagopian se hicieron cargo del jóven Steve, quién crecería junto a su hermana adoptiva Patty. Más adelante encontraría a su hermana biológica: la consagrada escritora Mona Simpson. 

Walter Isaacson, escritor de la biografía autorizada del genio, señala su carácter de hijo adoptado lo marcó de forma ambivalente, aunque Jobs siempre lo negó. Sin embargo, Greg Calhoun, amigo del empresario, contó que el cofundador de Apple hablaba constantemente del tema.

"Lo hizo ser más independiente, seguía un compás diferente al de los demás y eso se debía a que se encontraba en un mundo diferente del que había nacido", recuerda.

En 1961, la familia Jobs se mudó a Mountain View,​ una ciudad que formaba parte del Silicon Valley, epicentro global de la innovación. En contexto, comenzó a interesarse por la tecnología.

Durante su paso por la escuela primaria Monta Loma, se unió a los 12 años al Hewlett-Packard Explorer Club, asociación juvenil en la que ingenieros de HP enseñaban a jóvenes las últimas novedades de la informática.

Jobs no demoró en obtener una beca de verano para trabajar parcialmente en la empresa y hasta tuvo contacto directo con el presidente del gigante. Luego asistió a la secundaria Homestead, donde conocería –a partir de su amigo Bill Fernández– a quien luego fue el cofundador de Apple: Steve Wozniak.

"Steve y yo nos sentamos en la acera frente a la casa de Bill durante una eternidad y estuvimos compartiendo historias, sobre todo acerca de las bromas que habíamos gastado y también sobre el tipo de diseños de electrónica que habíamos hecho'', indicó Wozniak a Isaacson.

"Woz era la primera persona a la que conocía que sabía más de electrónica que yo. Me cayó bien al instante. Yo era algo maduro para mi edad y él algo inmaduro para la suya, así que el resultado era equilibrado. Woz era muy brillante, pero emocionalmente tenía mi misma edad", recordó el propio Jobs en su biografía.

Luego de un primer proyecto juntos, que consistió en el desarrollo de un sistema de llamadas gratuitas que tuvo poco éxito, los dos Steve sellaron su sociedad. Y comenzaron a fijarse en el potencial de la microcomputadora doméstica en la que trabajaba su amigo y en el garaje de Jobs crearon su primera oficina. 

A partir de entonces, pusieron en marcha una serie de desarrollos que consistieron en una placa base primero, para luego idear un ordenador completo, el Apple I, considerado el primer ordenador personal de la historia. 

La fundación

En la primavera de 1972, en su último año de secundaria, Jobs comenzó a salir con Chrisann Brennan, que tenía aproximadamente su misma edad pero se encontraba un curso por debajo. 

Según Isaacson, la locura de Jobs era de un estilo muy refinado. Comenzó a experimentar con dietas compulsivas: solo frutas y verduras, principalmente, zanahorias y manzanas. Estaba delgado y esbelto como un galgo.

Aprendió a mirar fijamente y sin pestañear a la gente, perfeccionó sus largos silencios salpicados por arranques entrecortados de intervenciones aceleradas y vivía una vida bohemia, yendo descalzo casi todo el tiempo. 

Luego ingresó en Reed College, una universidad privada de humanidades situada en Portland, Oregón, una de los más caras del país y conocida por promoverun estilo de vida "hippie" y liberal, en línea con los ideales de los jóvenes en los 70.

Tras realizar seis meses de la carrera de caligrafía, abandonó la Universidad. Empezó a consumir drogas y se interesó por la filosofía y la contracultura

Llegó a viajar a la India en busca de iluminación espiritual con su amigo programador, Daniel Kottke, otro de los que integraría la selecta lista de fundadores de Apple. 

A su vuelta en 1974, fue contratado como diseñador técnico por Atari, la compañía pionera de la, por entonces, naciente industria de los videojuegos. Fue uno de los 50 empleados y colaboró en la creación del juego Pong y su predecesor, Breakout, en el cual contó con la ayuda de Woz.

Poco después decidió dar un paso al costado para, junto a Woz, sentar las bases de Apple. Su idiosincrasia por la contracultura y su pasión por la tecnología, llevaron a Jobs a idear un proyecto que pusiera las herramientas al servicio del público

Woz se encontraba trabajando en un proyecto personal: una terminal doméstica, con pantalla y teclado, que podría conectarse a un miniordenador. Jobs supo apreciar de inmediato el interés comercial del proyecto, por lo que le ofreció asociarse para crear una empresa conjunta y vender el producto, después conocido como la Apple I.

Kunto a Ron Wayne, empleado de Atari, sellaron la documentación para crear la sociedad Apple Computer Inc. Wayne, sin embargo, dejaría de ser socio accionista pocos días más tarde, dejando a Jobs y Woz como los únicos socios. 

Una vez diseñada la Apple I, la presentaron su creación en diferentes auditorios, sin mucho éxito. Pero llamaron la atención de Paul Terrell, quien había abierto la tienda de ordenadores The Byte Shop y les ofreció vender sus componentes en su negocio. Fue el primer contrato de Apple.

Jobs y Woz pusieron manos a la obra: se establecieron en el garaje de su casa a armar los circuitos y soldar los chips para las piezas solicitadas, junto con Kottke y su novia, Elizabeth Holmes.

Del garaje a la corporación

El dúo recibió una enorme cantidad de pedidos y más amigos se sumaron a la empresa: Bill Fernandez, Chris Espinosa, Randy Wigginton y Rod Holt, entre otros. Pero las prestaciones del Apple I eran limitadas, así que empezaron a buscar financiación para nuevos proyectos.

Uno de ellos fue el Apple II, que fue introducido en 1977, convirtiéndose en el primer ordenador de consumo masivo. Ello requirió una importante inversión del empresario Mike Markkula, quien accedió a invertir u$s250.000.

Tras una impresionante lluvia de pedidos, Apple empezó a consolidarse como una de las firmas con mayor crecimiento en Estados Unidos. El modelo final se presentó en 1977 sentando el canon de lo que sería una computadora personal. Algunas teorías sugieren que Apple cambió su logo la famosa manzana arcoiris, remarcando que el Apple II fue una de las primeras computadoras con monitor a color.

"Básicamente, ofreció un producto altamente disruptivo. En ese momento, las computadoras eran objetos sofisticados de uso corporativo y Apple acercó un equipo accesible, fácil de entender, usar y personalizar", comenta a iProUP, Leonardo Valente, miembro de la Comisión Directiva de la Asociación de Emprendedores de Argentina (ASEA).

Juan Giner Gonzalez, Director Ejecutivo de la Asociación Argentina de Capital Privado, Emprendedor y Semilla (ARCAP), destaca a iProUP que "Jobs tenía claro que para crecer necesitaba socios, inversores que confíen en su proyecto. Mike Markkula, el primero de ellos, invirtió u$s250.000 cuando aún había mucho riesgo, pero un gran potencial."

En 1979, Apple salió a bolsa con un valor de 22 dólares por acción, vendiendo casi 600.000 en tan solo su primera hora en Wall Street. Inmediatamente, el dúo se hizo millonario y la compañía creció exponencialmente, estableciendo oficinas en Cupertino, dentro del Silicon Valley. 

Pero el Apple III, lanzado más tarde, fracasó de forma estrepitosa, así como la Apple Lisa, llamada así en honor a la primera hija de Jobs, nacida en 1978.

Mientras tanto, el proyecto Macintosh, que buscaba crear un ordenador económico y sencillo, empezaba a evolucionar a pesar de las continuas trabas impuestas por parte del CEO Michael Scott (nombrado por Markkula para ocupar el cargo) pues no veía el proyecto como algo relevante.

El lanzamiento de Mac en 1984 supuso otra gran innovación para la época. Se destacó por su interfaz gráfica amigable que simulaba una mesa de trabajo y la introducción del mouse para realizar funciones en iconos, ventanas y menús de opciones. Un producto para que cualquier persona pudiera usarlo.

Si bien supuso un éxito revolucionario, los traspiés de Lisa y Apple III llevaron a la empresa a generar pérdidas, al tiempo que IBM –que había lanzado en 1982 la PC junto a Microsoft– aumentaba estrepitosamente su cuota en el mercado.

Markkula, director desde 1981, renunció y Jobs inmediatamente posó sus ojos en John Sculley, vicepresidente de Pepsi.

–¿Prefiere pasar el resto de su vida vendiendo agua azucarada o tener la oportunidad de cambiar el mundo?

Esa pregunta de Jobs logró la llegada de ejecutivo, quien terminaría echándolo de su propia empresa un año más tarde por las diferencias sobre el proyecto Macintosh. En 1985, Apple se reestructuró y despidió más de 1.200 empleados, entre ellos Jobs.

Fundación de Next y Pixar

Tras dejar la firma, a los 30 años de edad, continúo su carrera empresarial y fundó la empresa NeXT Computer Inc., con una inversión de u$s7 millones, para lo que reunió a algunos de sus exempleados y amigos en Apple.

Casi al unísono, adquirió por u$s5 millones a la empresa The Graphics Group, una subsidiaria de la productora cinematográfica Lucasfilm, que más adelante se convirtió en Pixar. Jobs firmó varios acuerdos para producir películas animadas para la compañía Walt Disney: estrenó éxitos como Toy Story y Monsters Inc. 

En Next, destacó por varios logros como haber desarrollado las bases del primer servidor compatible con la World Wide Web. En 1996, Apple anunció la compra de Next Software con la excusa de actualizar el sistema operativo de la Macintosh, haciendo que Jobs volviera a formar parte como asesor. 

Éxito y enfermedad

La vuelta de Jobs se produjo en un momento de crisis, con el valor de sus acciones por el suelo. Así, decidió recuperar el control, se ganó la confianza de la dirección de la compañía en detrimento del entonces CEO, Gil Amelio, y fue director en 1997.

Apple había perdido muchas ventas ante su rival Microsoft, empresa de Bill Gates, que había crecido gracias a vender Windows junto con las PC. Jobs anunció en una recordada conferencia MacWorld un acuerdo con Microsoft, que invirtió u$s150 millones en Apple y llevó Office a Mac.

En esta segunda, Apple lanzó varios de los productos más revolucionarios en la historia de la tecnología que revalorizaron a la marca:

"El diferencial que aportó fue la constante idea de innovar, de repensar cómo hacemos las cosas y pensar que esa experiencia se puede hacer mejor y distinta. Para Steve Jobs no había imposibles y la tecnología era la base para innovar", resume Giner González.

En 2004, fue diagnosticado con cáncer de páncreas, que no lo llevó a cesar su actividad al frente de Apple hasta su renuncia en 2011, dando paso a Tim Cook. Luego de mantenerse como miembro de la junta directiva y con un delicado estado de salud, Jobs murió el 5 de octubre de 2011 a los 56 años en su casa de California.

Al hablar de su legado, Valente puntualiza en la "clara dimensión de que la búsqueda de la excelencia rinde sus frutos y que no es necesario seguir los cánones de la industria o los que rigen un tiempo en particular: Think Different era más que un slogan".

"Su apertura de Jobs hacia nuevos espacios de negocio, muchas veces irreverente, es también un legado importante que encarna en sucesores como Elon Musk, que incluso han profundizado el concepto. Y la resiliencia ante fracasos tecnológicos o de gestión, muchas veces debida a cuestiones de timing, también es una invitación a insistir y persistir", agrega.

Hoy, Jobs continúa siendo una figura relevante para la historia. Los lanzamientos de Apple ya no tienen el aura de innovación ni generan la misma expectativa. Cada vez que se un usuario opera una pantalla táctil o abre una tienda de aplicaciones es un homenaje a la memoria de un genio que partió hace 10 años.

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