El martes, una falla en una subestación Edesur dejó sin luz a un millón de usuarios de las zonas sur y oeste de Capital Federal, agitando los fantasmas de cortes repetitivos en el verano. Hasta el propio secretario de Energía, Darío Martínez, admitió que habrá que habituarse a la interrupción del suministro durante los meses de calor.

Más allá de este hecho puntual, en el sector afirman que existen fallas de distribución, aunque no de generación. Por lo pronto, el gran desafío a nivel infraestructura en las grandes urbes es el desplazamiento del consumo desde las empresas a los hogares, impulsado por la adopción masiva del teletrabajo.

Además, las tarifas están congeladas desde abril de 2019 y recién se actualizarían el año próximo, de modo tal que las compañías sumaron pérdidas por el efecto inflación y, especialmente, por la disparada del dólar, moneda en la que se fijan los precios de cableados y transformadores.

 

Así, la red eléctrica no sólo muestra un "mapa desbalanceado" de consumo para que el que no estaba preparado, sino que las distribuidoras tuvieron inconvenientes para adaptarse a los nuevos hábitos.

Todo esto conforma un cóctel fatal que redundará en cortes del servicio en el verano, periodo en el que parte de la población que solía viajar en vacaciones no lo hará por las restricciones de la pandemia y -tal como ocurrió en los meses fríos- consumirá más que en años anteriores debido al confinamiento.

Ante esto, muchos argentinos ya están apostando a producir su propia energía en el hogar o bien tener sistemas de respaldo para "tirar unas horas" hasta que vuelva la luz: en el sector afirman que las consultas e instalaciones aumentaron 40% en las últimas semanas. 

Generación o almacenamiento

La tecnología fotovoltaica (paneles solares) creció fuertemente en el país gracias al impulso del programa RenovAr durante el macrismo y la ley de Generación Distribuida, que permite a usuarios residenciales vender a la red su excedente y ahorrar en la boleta de luz.

Según los expertos, un sistema básico se compone de:

"Los paneles fotovoltaicos con conexión a red permiten autoconsumir parte de la energía que requiere el hogar, usando el resto de la energía de la red eléctrica y eventualmente inyectando los excedentes a esta última. De esta forma disminuye el consumo: toda necesidad de energía que el sistema no pueda obtener de la instalación fotovoltaica será provista por la red eléctrica", explica a iProUP el ingeniero Ariel Mesch, experto en energías renovables. 

Mesch afirma que "un sistema de este tipo para un hogar requiere una inversión de 2.500 dólares más IVA", pero se pueden ampliar con acumulación en baterías, lo que le añaden al sistema la posibilidad de almacenar energía para eventuales cortes de suministro. Estos sistemas cuestan a partir de 5.000 dólares más IVA". Todos los precios son a dólar oficial.

Y añade: "Las distribuidoras lo que hacen es vender energía y te colocan un medidor bidireccional. Te la compran un poquito más barata, a precio mayorista. Es el mejor esquema de todos".

"Para un sistema promedio, con baja dificultad de instalación, como es el caso de la mayoría de las casas particulares, podemos tomar precios de referencia entre dos y tres dólar por vatio (watt), teniendo en cuanta que un sistema para una familia tipo en una casa mediana requiere unos 3.000 vatios", indica a iProUP el ingeniero Maximiliano Miodowski, gerente de Ingeniería de EXO.

Este sistema se llama on grid, ya que está conectado a la red convencional. En cambio, si no se quiere vender electricidad a la compañía, el modelo se denomina off grid.

Para José Salgado, de Solartec, lo más lógico para una casa es un sistema híbrido. "Los paneles generan la energía y mantienen el banco de baterías cargado. La vivienda consume de los paneles, luego de las baterías y finalmente de la red", completa.

En todos los casos, el esquema básico puede generar unos 3.000 kilowatts/día. Según indica la Secretaría de Energía, esto equivale a tener conectados durante un día:

"La cantidad de equipos dependen del consumo simultaneo y la capacidad del inversor: a uno 3.000 W se podría conectar una heladera, luces, televisores, electrónicos, ventiladores y, en forma no simultanea, lavarropas, plancha, microondas. Si es requerido mayor consumo, como estufas o aires, hay que pensar en al menos unos 5.000", completa Miodowski.

Instalación de paneles solares en la terraza del edificio de Exo en Parque Patricios

Según el ingeniero de EXO, el inversor es la pieza central, ya que es el que "controla toda la gestión de la energía: qué parte va a uso directo y cuál guarda en las baterías, y cuándo es necesario recuperar esa energía de las baterías para su uso".

"Ofrecen monitoreo desde cualquier navegador, en celular o PC. Se puede acceder a un dashboard (panel) con la cantidad de carga, cuánto dióxido de carbono se evitó, estadísticas históricas, etc. Y si se cae el WiFi, poseen un display que muestra parámetros, similar al tablero de un auto", explica Miodowski.

La única contra de un sistema de generación está relacionado con el espacio físico: se requiere un techo en el que ubicar estos paneles, ya que miden cerca de dos metros de largo por uno de ancho. Además, el lugar debe tener orientación norte para captar mejor la luz solar.

Sin embargo, los departamentos tienen un "plan B": sistemas de energía de respaldo para usar cuando se corte la luz. Una opción que, según Mesch, es cada vez más popular entre sus clientes urbanos.

"Se instala el inversor y la batería directamente a la red y te cargan. Tiene la capacidad suficiente para abastecer las luces, heladera y computadoras por entre seis a doce horas", señala el experto.

El equipo cuesta unos u$s1.300 más IVA. "El sistema tiene el tamaño de un lavavajillas. También podés dejarlo preparado para llevártelo si te mudás y hasta agregarle paneles. Así, te cuesta u$s1.900", revela Mesch.

En este caso, según Salgado, la estrategia correrá por dimensionar las baterías para almacenar la energía necesaria que alimente lo primordial. "Las baterías son caras y es la parte que menos tiene vida útil: unos 5 o 6, contra 15 del inversor y 25 de los paneles", añade. 

También en edificios

Los expertos aseguran que cada vez más edificios adoptan esta modalidad, adquiriendo sistemas de generación para alimentar servicios comunes.

"Los nuevos desarrollos ya están pensando en energía sustentable", afirma Mesch, quien destaca que lo importante es el asesoramiento personalizado a desarrolladores y propietarios para hacer un uso más eficiente de la energía.

Por su parte, Pablo de Benedictis, de GoodEnergy, remarca que una instalación promedio "incluye luminarias comunes y la bomba de agua, por un valor de u$s7.300. Los ascensores suelen dejarse afuera porque insumen cinco veces más".

Sin embargo, un edificio sin amenities, pero con elevador y portón eléctrico demanda un equipo de generación de entre 30 y 40 kilowatt/h, por un costo cercano a los 15.000 dólares. Es decir, poco menos que el valor de una cochera.

"En el precio total de una construcción, un sistema de generación solar es un costo muy bajo, prorrateable entre todas las unidades", advierte Salgado.

El home office desbalanceó el mapa energético: más usuarios residenciales utilizan energía en sus horas laborales

Miodowski agrega que "que generalmente no hay suficiente espacio para instalar paneles que pudieran suministrar energía a todos los departamentos, por lo cual se suelen usar sistemas fotovoltaicos con acumulación para los espacios comunes, como pasillos, recepción, estacionamiento, ascensores y bombas de agua".

Los expertos, además, advierten que este equipamiento es más económico a la larga y más seguro que un generador a nafta, tan comunes hoy en algunos locales de las zonas comerciales de la ciudad que padecen los cortes frecuentes.

"Si no los encendés una vez por semana, se vulcanizan los motores. Además, contaminan y hacen mucho ruido", señala Mesch, quien además remarca que hay que rellenarlos varias veces por día con combustible.

Por su parte, Salgado afirma que "la inversión en fotovotaica es más alta, pero la diferencia con un grupo electrógeno es que bajan los costos de mantenimiento y no tenés ruidos ni los peligros de manipular nafta".

Además, la energía solar permite ahorrar en la boleta, aunque los expertos afirman que ya no es posible conseguir el "repago" de la inversión a cinco años por el atraso tarifario. Ahora, el horizonte es a siete u ocho.

Más allá de los sistemas de generación de energía, también viene creciendo la demanda de artefactos que utilizan menos luz o gas para calefaccionar agua en casas y countries.

"Un termotanque solar cuesta unos 50.000 pesos para cuatro personas, mientras que un climatizador de pileta, unos $250.000", advierte De Benedictis. En estos casos, no se trata de generación de electricidad, sino de tubos que reciben luz solar y calientan el agua en su interior.

Los expertos coinciden en que el furor de todos estos sistemas es también una "forma de ahorro", ya que sus precios están indexados en dólares y son una alternativa para resguardar capital ante la imposibilidad de adquirir moneda dura.

"La gente invierte en tener su casa más confortable, ya que no está gastando tanto en turismo o salidas de esparcimiento. No se puede estar encerrados, con chicos y sin luz", remarca De Benedictis.

Igualmente, los argentinos exploran la energía renovable como una forma no de asegurar sus pesos, sino de garantizar que tendrán luz. La cuarentena ha demostrado que es una de las cosas más preciadas en épocas de confinamiento.

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