El 2025 transcurre con un renovado interés por las empresas ligadas al ecosistema cripto. Y además de invertir directamente en divisas virtuales, también es posible apostar por compañías del sector para diversificar el riesgo sin perder exposición.
Entre las compañías del rubro cripto, una de las más interesantes es Coinbase (COIN). Un informe reciente del banco de inversión Bernstein elevó el precio objetivo de la compañía hasta u$s510, algo que implica un potencial de subida cercano a 85% respecto a su precio actual de u$s278.
La proyección sorprende tanto por su magnitud como por la tesis que la respalda: Coinbase dejó ser un exchange tradicional para convertirse en una plataforma integral de servicios financieros cripto.
La lectura optimista parte del cambio estructural en el modelo de negocio. Coinbase no sólo ofrece trading spot; su cartera incluye actualmente stablecoins, derivados, custodia institucional, staking e infraestructura blockchain.
Esa diversificación, que se aceleró desde 2023, busca suavizar la dependencia de los vaivenes del mercado y crear fuentes de ingresos más recurrentes. En particular, el negocio ligado a las stablecoins y las soluciones de custodia para instituciones reconfiguran la naturaleza de sus flujos de caja.
Otro argumento central es el contexto regulatorio. Proyectos legislativos en los Estados Unidos orientados a brindar marcos más claros para stablecoins y activos digitales sitúan a Coinbase en una posición ventajosa frente a competidores offshore.
En un mercado que aún transita zonas grises legales, ser percibida como una empresa alineada con los reguladores puede traducirse en un acceso preferente a clientes institucionales y en barreras de entrada para rivales menos regulados.
Sin embargo, invertir en Coinbase implica convivir con riesgos propios del sector cripto:
A nivel local, los CEDEAR (Certificados de Depósito Argentinos) continúan posicionándose como una de las herramientas favoritas de los inversores locales.
Estos instrumentos ermiten comprar desde Argentina, con pesos, acciones de empresas globales que cotizan en el exterior. Y ganar tanto con la la suba del precio de la acción (en dólares), como por el avance del tipo de cambio.
Además, tienen muy bajas barreras de entrada: se ofrecen en fracciones (el ratio indica la cantidad de CEDEAR que equivalen al título completo), por lo que requieren baja inversión; además de que se operan con pesos en aplicaciones como Ualá, IoL, Balanz y similares.
En el caso de Coinbase, el CEDEAR cotiza a 15.830 pesos y tiene un ratio de 27:1. Es decir, 27 certificados de COIN equivalen a la acción completa en Wall Street.
La apuesta por los derivados constituye otro pilar de la tesis alcista. Movimientos estratégicos recientes, entre ellos adquisiciones orientadas a reforzar la oferta de opciones y futuros, permiten a Coinbase acceder a un segmento de mayor margen.
A su vez, la compañía explora la tokenización de activos, mercados de predicción y mejoras en su ecosistema de pagos, con el objetivo de atraer tanto al público minorista como a inversores institucionales.
Los analistas proyectan incrementos relevantes en ingresos durante los próximos ejercicios, cifras que, de concretarse, justificarían una valoración más ambiciosa.
Sin embargo, esas proyecciones dependen de que varios factores confluyan: la adopción continua de productos como las stablecoins, la capacidad de capturar mercado en derivados y la eficiencia operativa en la expansión internacional.
Coinbase se perfila como una de las inversiones recomendadas para 2025 para quienes apuestan por la institucionalización de las criptomonedas.
Su transformación hacia una plataforma integral, su exposición a negocios regulados y la posibilidad de capturar segmentos de alto margen explican el interés de los analistas.
Lo más prudente es evaluar a Coinbase como parte de un portafolio diversificado y ajustar la exposición al riesgo según el perfil de cada inversor.