El 2020 ingresó en su recta final y a esta altura del año, casi como una tradición, era usual ver al argentino promedio sacando cuentas para hacer rendir al máximo sus ahorros junto con el medio aguinaldo de diciembre y tomarse unas vacaciones en las que pudiera relajarse y disfrutar sin culpa.

Pero se trata de un momento clave en la historia reciente, en el que se está dando forma a una nueva "normalidad" fruto de la pandemia, que además golpeó con fuerza la delicada economía nacional, representada por un peso débil que pierde valor día tras día ante el dólar.

Un ejemplo de este difícil presente lo refleja una encuesta del portal Zonaprop: apenas el 46% de los consultados planea irse de vacaciones, mientras que el 36% aún no lo sabe y el 18% ya lo descartó.

 

Ante la incertidumbre, ni siguiera aquellos que lograron juntar un excedente en pesos saben qué hacer para resguardar sus ahorros.  Dejarlos debajo del colchón o, simplemente, "no ponerlos a trabajar", es una derrota segura.

Y no digna, ya que la inflación marcó su pico récord en la administración de Alberto Fernández en octubre (3,8%) y mantener esos fondos quietos es una dura pérdida de patrimonio.

Eric Paniagua, licenciado en Economía y docente de la UNR, explica a iProUP que "quedarse con 'liquidez' no debería ser una opción a considerar, ya que día a día se pierde poder adquisitivo ante la suba incesante de precios".

Además, el especialista agrega que tomar una actitud pasiva solamente desembocará en tener menos capacidad de compra en el futuro.

Plazo Fijo: la puerta de entrada

Esta herramienta es la primera en ser elegida por las personas que tienen un excedente de pesos y que además no manejan otras alternativas, pero quieren ponerlo a trabajar. Se adecúa a quienes no quieren arriesgar y buscan un rendimiento sin sorpresas y a corto plazo.

De acuerdo a los números d Banco Central (BCRA), estos depósitos tuvieron una suba intermensual de 6% en septiembre (última medición), mientras que en términos anualizados, su stock promedio avanzó 81,5%

Los especialistas le destacan que ayuda en parte a combatir el aumento de precios, pero la tasa anual que paga 37% (2,8% mensual) queda corta ante el 36,6% de inflación cosechado en los tres primeros trimestres de 2020.

El plazo fijo tradicional rinde por debajo de la inflación

El doctor en economía Agustín Monteverde asegura a iProUP que el plazo fijo tradicional se asemeja a "sentarse a ver cómo se derrite un helado al sol. Claramente paga menos que la expectativa inflacionaria".

Paniagua también advierte que "rinde por debajo de la inflación anualizada, hecho que no deja de ser otro golpe al bolsillo de los ahorristas. Es el instrumento de inversión más intuitivo y sencillo de acceder para una parte importante de la población, y el hecho de que las tasas –inflación e interés– se hayan acercado es importante a la hora de tratar de mantener o recomponer algo del poder de compra que erosiona la inflación".

Ante estas cifras, el especialista recomienda a los plazos fijos UVA para "mantener el poder adquisitivo", a la vez que destaca que tienen la particularidad de ser a plazos mayores, lo cual desalienta a muchos.

Damián Di Piace, director de la consultora Focus Market, coincide con su colega y advierte a iProUP que "el próximo trimestre se producirá una aceleración en la inflación y por tal motivo el plazo fijo que ajusta por UVA es conveniente ante la opción tradicional".

Al igual que Paniagua, destaca como punto negativo la cantidad de días que deben permanecer los fondos colocados en esa inversión, que rinde por arriba del aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios existentes en el mercado gracias a su Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER).

Para Monteverde, el problema no radica en la opción UVA sino en la credibilidad de las normas vigentes, "porque uno queda expuesto a distinto tipo de confiscaciones, sea por el efecto de la inflación o por la creación de distintos tipos de impuestos".

Dólar: el norte de la brújula, pese al cepo

La divisa norteamericana es el refugio de valor preferido de los argentinos, pero las restricciones que impuso el Gobierno transformaron a esta opción en prácticamente inaccesible para el ahorrista promedio.

"Su compra –analiza Paniagua– ha demostrado ser una buena inversión en los últimos años", y destaca que hoy se muestran atractivos "dado que desde hace varios días las cotizaciones bursátiles se mantienen en un rango constante de 140 a 150 pesos", en referencia a los paralelos.

"Salir de los pesos y 'dolarizar' podría permitirle a un inversor minorista dejar de preocuparse por la evolución del IPC y desvincularse de la incertidumbre actual del país", completa.

En la misma línea, el asesor financiero y director de la consultora Funny Money, Edy Pascualini, también destaca a este tipo de instrumento como la más segura a corto plazo. El especialista aconseja a iProUP adquirir divisa norteamericana "si esos pesos no van a ser necesarios en el término de un año".

Di Pace coincide en usar esta opción para protegerse frente a la evolución de la inflación que podría darse en los próximos meses y añade: "El dólar oficial está subiendo, así que es conveniente tener una reserva en moneda dura para protegerse".

Asimismo, Monteverde explica que quienes quieren hacer una inversión con un horizonte mínimo de tiempo, piensan en hacerlo en una moneda sólida, "razón por la cual tanta gente estuvo comprando dólares en este último tiempo".

"El blue no es ni más ni menos que tenerlo en efectivo y de esta forma evitar que estén al alcance de la larga mano del Estado. La gente no cree en los depósitos en dólares en el sistema bancario y prueba de ello es la caída incesante que han sufrido mes a mes", analiza.

Además, el economista destaca que "la gente se conforma con tener la plata a 0% de interés en billetes verdes porque no se trata de ganar en dólares. Su preocupación es quedar a resguardo del Estado, que es el enemigo de la gente".

"A tal punto que el Gobierno insiste en que mantengas tus ahorros en pesos, de forma tal de gravarte con la inflación, que es ese impuesto que no se vota en el Congreso", completa.

Apostar al futuro con el Bitcoin

Las criptomonedas son una forma legal de dolarizar la cartera sin restricciones y, gracias a esta cualidad, diariamente se suman nuevos usuarios que apuestan por esta herramienta y buscan obtener una ganancia con una venta a futuro.

Por ejemplo, quienes se la jugaron por el Bitcoin en noviembre ganaron u$s6.000 por cada unidad: a principios del mes estaba en 13.500 dólares y comenzó diciembre en u$s19.500.

Por disparadas como esta es que Pascualini aconseja apostar por esta herramienta, la cual cuenta con la ventaja de estar descentralizada.

Las monedas como Bitcoin y Ethereum permiten ganar por un alza de la divisa o del dólar. Pero son volátiles

"Si se puede tener la inversión por lo menos por tres años, apostaría por las criptomonedas tranquilamente, con Bitcoin a la cabeza", aconseja.

Por su parte, Paniagua destaca que las criptomonedas podrían ser una gran alternativa para un ahorrista con tolerancia al riesgo. "No las recomiendo para aquellos que no estén familiarizados con los vaivenes que pueden experimentar esta clase de activos", advierte.

"Con respecto a las stablecoin creo que las más interesantes son las que están colateralizadas en activos reales. Ofrecen un camino menos volátil y más intuitivo que las demás. Sin embargo, como un ideal, recomiendo que el inversor se asesore o investigue en qué clases de bienes reales se asientan estas criptomonedas antes de invertir en ellas", completa.

Ignacio Carballo, director de Ecosistema Fintech y Digital Banking en UCA, coincide con su colega en cuanto a la advertencia de que Bitcoin no es la herramienta más recomendable para quien tenga un perfil conservador, pero recalca que este tipo de activos tienen el atractivo de que se puede entrar en pesos y "después lo podés cambiar a dólares".

Otras alternativas

Además de las mencionadas, los especialistas consultados por iProUP resaltan otras tres opciones para que los ahorristas pongan en su radar y eviten perder frente a la inflación o una eventual devaluación.

1. Acciones de las empresas de servicios

Pascualini destaca esta opción como una inversión a mediano y largo plazo ante la posibilidad de que desde 2021 registren aumentos de tarifas sin depender de subsidios estatales.

"Compraría acciones de algún fondo que replique el índice Merval o de Edenor, Edesur, Transener, etcétera. Todo lo que tenga que ver con compañías que puedan aumentar tarifas y no dependan de los subsidios", aconseja.

2. Compra de materiales

Di Pace la coloca como una interesante opción para aprovechar los precios de los insumos para la construcción y los planes de financiación "Ahora 12" y "Ahora 18".

"Aquellos que quieran ganarle a la evolución futura de precios podrán comprar materiales. Es una gran oportunidad para quienes quieran hacer alguna refacción y aprovechen los tres meses de gracia que ofrecen estos planes", sugiere.

3. Adelantar los consumos

El economista y director de EPyCA consultores, Martín Kalos, aconseja comprar aquellas cosas que serán necesarias y ganarle a los aumentos.

"La gran alternativa dado el contexto es adelantar consumo. Si hay necesidades, nunca es mala idea anticipar la compra, siempre y cuando sea de algo que realmente se necesite y pagarlo en cuotas con Ahora 12 o similares", propone.

Estas alternativas se destacan por apuntar a distintos perfiles de ahorristas. Quienes prefieran lo básico, irán a los tradicionales plazos fijos, como lo demuestran sus crecientes índices, pero correrán detrás de la inflación.

Por otro lado, los dólares paralelos, tras jornadas en las que el blue alcanzó su pico de $195 y puso nervioso a todo el mercado, se muestran con valores estables. Pero es importante destacar que demandan un mínimo conocimiento para entender cómo funcionan el MEP y el CCL para acceder a la divisa norteamericana por fuera del cupo de los u$s200 mensuales.

En cambio, el Bitcoin, como punta de lanza del universo de las criptomonedas, demostró que aquel que apostó por esta herramienta ganó en un mes, pero exige un perfil con tolerancia al riesgo para no asustarse ante bajas y estar atento para analizar cuáles son los momentos adecuados para actuar.

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