Después del rally de mediados de 2025, el mercado cripto entró en una fase que en términos visuales parece menos espectacular, pero que probablemente sea una de las más relevantes de los últimos años.
La foto de corto plazo muestra lo evidente: un retroceso de la actividad especulativa, menor volumen, flujos netos negativos en fondos cotizados (ETF) tras más de dos años de entradas y una caída en la volatilidad que desinfla el espíritu de euforia.
La lectura superficial hablaría de agotamiento. Una más fina sugiere otra cosa: lejos de retirarse, el dinero institucional está reorganizando sus fichas, reposicionándose con más método y menos adrenalina, mientras el inversor minorista baja la intensidad y observa.
Durante buena parte del ciclo anterior, la dinámica estuvo dominada por el FOMO: fondos, family offices y usuarios retail corriendo detrás del precio, impulsados por la narrativa del "nuevo paradigma" y la sensación de que quedarse afuera era casi un pecado financiero. Eso quedó atrás. Lo que se ve ahora es un cambio de régimen.
Las salidas recientes en algunos vehículos de inversión y la moderación del flujo no implican un divorcio con el activo, sino un pasaje del entusiasmo automático a la gestión profesional de la exposición.
Los grandes jugadores no huyen: ajustan, calibran, afinan. Tomas de ganancias más ordenadas, cierres de posiciones sobre apalancadas y decisiones de portafolio tomadas con horizonte de doce a veinticuatro meses, no con la urgencia de una semana.
Del boom a la consolidación
Carolina Gama, country manager de Bitget Argentina, señala a iProUP que el reciente cambio hacia flujos netos negativos de capital en el mercado cripto, tras más de dos años de entradas sostenidas, marca "una fase natural de enfriamiento después del bull run de 2025".
La experta analiza que, las salidas de los ETF de Bitcoin y Ethereum reflejan un reposicionamiento institucional, "y no una pérdida de convicción, lo que pone de manifiesto un mercado más maduro que empieza a normalizarse tras un período prolongado de excesos especulativos".
Este ajuste es constructivo, dice Gama, ya que ayuda a depurar posiciones sobrecalentadas y a sentar una base más sólida para el crecimiento a largo plazo.
Ese cambio de actitud coincide con un mercado menos violento en términos de precios. Bitcoin y Ethereum ya no saltan como antes ante cada titular y comienzan a moverse en rangos más definidos. Para el trader de corto plazo, eso puede resultar aburrido. Para el institucional, es exactamente lo contrario.
Un entorno que permite planificar, estructurar posiciones, utilizar estrategias de cobertura y trabajar sobre escenarios, en vez de reaccionar compulsivamente. La lógica del casino retrocede. La lógica de Wall Street avanza.
Fabiano Dias international business developer de Bitwag, señala a iProUP que, para el usuario promedio que busca mantener sus finanzas con cierta privacidad e inviolabilidad, "una buena estrategia sigue siendo el enfoque tradicional del DCA (Dollar Cost Averaging)".
La idea es simple: "Comprar una cantidad fija de forma mensual y seguir estudiando este mercado de tecnología cripto. El conocimiento que se adquiere en el proceso siempre resulta útil, porque no hay vuelta atrás hacia un mundo donde la custodia de las claves y la protección de los activos y los datos no sean un objetivo central", comenta.
Dias también comenta que la volatilidad reciente no es muy diferente, e incluso fue más leve que la que ha caracterizado al mercado cripto desde sus inicios. Gama matiza y analiza que, esa merma de la volatilidad moderó la actividad de trading de corto plazo por parte del retail.
"Si bien este entorno más tranquilo puede resultar poco atractivo para los traders de momentum, suele crear condiciones favorables para inversores de largo plazo que buscan puntos de entrada más disciplinados", advierte Gama.
Para Dias, se trata del primer mercado verdaderamente global, que no cierra y no puede cerrarse bajo ninguna circunstancia. "Por eso, la volatilidad no debe leerse como una señal de debilidad, sino como una característica natural de este tipo de mercado", comenta.
Bitcoin y Ethereum consolidan precios
Gama recuerda que dada la incertidumbre macroeconómica, relacionada con posibles cambios en la política de la Reserva Federal (Fed) y desarrollos regulatorios, las proyecciones precisas de precios "son difíciles". Aun así, anticipa un Bitcoin cotizando en el rango de u$s88.000 a u$s92.000 en el corto plazo, mientras que es probable que Ethereum se consolide entre u$s2.925 y u$s3.150.
Para la experta, "estos niveles reflejan un mercado en fase de consolidación, más que de tensión, reforzando la visión de que la etapa actual representa una recalibración y no una reversión, a medida que el ecosistema cripto continúa su evolución hacia la madurez".
Dias recuerda que en comparación con otros mercados de riesgo, el mercado de criptomonedas es mucho más variado, lo que impacta directamente en su dinámica de liquidez.
"Existen múltiples posibilidades de intercambio, usos como medio de pago, opciones de almacenamiento e incluso aplicaciones técnicas, como ocurre en el caso de las blockchains. Esto hace que la forma en que se genera y se mueve el valor sea diferente a la de otros activos tradicionales de riesgo y volatilidad", dice Dias.
También se observa una rotación dentro del propio universo cripto. Parte del dinero que antes estaba asignado exclusivamente a Bitcoin comienza a migrar hacia Ethereum y hacia estrategias que no dependen únicamente de una suba lineal del precio. Crece el uso de derivados, se consolidan vehículos regulados para players tradicionales y se afianza un ecosistema en el que la sofisticación reemplaza, lentamente, a la simple exposición direccional.
Mientras tanto, pese a la volatilidad reciente, el mercado cripto muestra algo esencial y casi inédito con respecto a otros años: no se quiebra. Las correcciones no devienen en colapsos sistémicos como en otros ciclos, no se multiplican las liquidaciones en cadena y los episodios de estrés parecen más contenidos.
El reseteo del apalancamiento especulativo, la mejora de la liquidez y la estabilidad dentro de rangos evidencian un sistema que, lejos de debilitarse, está fortaleciendo su esqueleto.
¿Y el retail? No desaparece; muta. Hay menos impulso emocional, menos persecución de picos y más adopción de estrategias de acumulación gradual, compras periódicas y horizontes un poco más largos. Es un mercado que para el usuario impaciente puede resultar tedioso, pero que paradójicamente ofrece mejores condiciones para quienes siempre llegaron tarde a cada euforia.