Estados Unidos empezó a mover una pieza clave en el tablero cripto. Un grupo bipartidista de legisladores presentó un marco impositivo que busca algo básico, pero hasta ahora ausente: permitir el uso cotidiano de activos digitales sin convertir cada transacción en un tema fiscal.
Cómo es la reforma tributaria cripto de EE.UU.
El proyecto introduce un "puerto seguro" para ciertas stablecoins y redefine cuándo deben tributar recompensas por staking, en una señal clara de maduración regulatoria.
El eje más concreto del borrador es la exención del impuesto a las ganancias de capital para pagos de hasta u$s200 realizados con monedas estables reguladas y atadas al dólar. La lógica es simple.
Pagar con cripto no debería ser más complejo que hacerlo con una tarjeta. El beneficio, sin embargo, no es generalizado, ya que solo aplica a stablecoins emitidas por entidades autorizadas, con paridad estricta 1:1 con el billete verde e historial probado de estabilidad. Bitcoin, Ethereum y el resto del ecosistema quedarían fuera.
En paralelo, el proyecto aborda uno de los puntos más conflictivos del debate cripto: el staking. Frente a la postura del fisco estadounidense, que hoy grava las recompensas al momento de recibirlas, los legisladores proponen un esquema intermedio.
El contribuyente podría diferir el impuesto hasta cinco años, momento en el cual las recompensas tributarían como ingreso ordinario. No es el escenario ideal para el sector, pero introduce previsibilidad y reduce el castigo inmediato a la participación en redes.
Las claves de la reforma tributaria de EE.UU.
El texto también cierra vacíos que incomodaban a los reguladores tradicionales. Extiende a los activos digitales reglas típicas del mercado de capitales, como la prohibición de wash sales, limita estrategias para diferir impuestos mediante ventas "constructivas" y aclara el tratamiento del crypto lending para activos líquidos y fungibles. El mensaje es claro: menos zonas grises, más reglas de juego.
Alcances de la reforma tributaria cripto de EE.UU.
Ramiro Rodríguez, CFO de Fiwind, comenta a iProUP que Estados Unidos empieza a ordenar el mundo de los activos virtuales con una lógica de no penalizar el uso, sino gravar cuando existe una ganancia real.
"El enfoque apunta a que el ecosistema cripto funcione de modo más similar al sistema bancario y financiero tradicional, en el que las stablecoins son tratadas cada vez más como un medio de pago y no como una inversión", asegura el experto, quien cree que esto reduce la carga impositiva sobre transacciones cotidianas y facilita su uso en la economía real.
En el caso del staking, la propuesta es el mismo criterio. "La idea es que el impuesto se aplique cuando el ingreso se materializa efectivamente, es decir, cuando el rendimiento se vende o se convierte en dinero, y no en el momento en que simplemente se acredita en la billetera. De ese modo, se corrige una distorsión que hoy desincentiva la participación y el desarrollo de proyectos cripto", advierte.
Para Rodríguez, este enfoque resulta clave porque aporta reglas claras y previsibles, un elemento central para que los usuarios permanezcan dentro del sistema formal en lugar de migrar hacia la informalidad. "Con mayor igualdad legal, las stablecoins pueden utilizarse para pagos y operaciones financieras sin temor, y el staking vuelve a ser una actividad razonable desde el punto de vista económico y fiscal", agrega.
En tanto, analistas de Bitfinex destacan que, para el ecosistema cripto global, el mensaje es que EE.UU. comienza a reconocer que las stablecoins funcionan cada vez más como infraestructura de pagos y no solo como activos especulativos, y que el staking es una actividad técnica clave para la seguridad de muchas redes blockchain.
En ese sentido, la firma destaca que la claridad regulatoria y fiscal es uno de los factores más determinantes para atraer innovación, capital y desarrollo tecnológico.
Plantean que un marco más previsible puede acelerar el uso de stablecoins en comercio, remesas y finanzas corporativas, al tiempo que profesionaliza la participación en redes mediante el staking. La combinación de reglas claras y tratamiento fiscal coherente reduciría fricciones y escalarìa casos de uso hoy limitados por la incertidumbre normativa.
Impuesto cripto en EEUU: cómo afecta a la Argentina
Directo, no. Indirecto, mucho. Argentina es uno de los países con mayor adopción de dólares cripto del mundo, impulsada por la inflación crónica, los controles cambiarios y la dolarización de facto del ahorro. Cualquier movimiento de EE.UU. que legitime el uso cotidiano de stablecoins refuerza esa tendencia global y consolida a estos instrumentos como infraestructura financiera, no como nicho especulativo.
Sobre esto, Rodríguez considera que replicar este criterio –gravar la ganancia real, diferenciar pagos de inversión y simplificar las reglas– ayudará a formalizar un mercado que ya existe y sigue creciendo. La lógica, subraya, no es cobrar menos impuestos, sino cobrar mejor, con normas simples, consistentes y creíbles.
Para Bitfinex, la Argentina debe observar este modelo con atención, pero también con cautela. En el país, las stablecoins ya cumplen un rol central como resguardo de valor y medio de intercambio, aunque el esquema impositivo vigente grava su tenencia y uso sin diferenciar entre ahorro, pagos cotidianos o actividades técnicas como el staking.
Replicar el enfoque estadounidense puede fomentar una mayor formalización y un uso más productivo del ecosistema cripto, pero exigiría un rediseño fiscal profundo y consensos políticos que aún no están cerrados. Para Bitfinex, la clave no pasa por copiar modelos externos, sino por adaptar buenas prácticas a la realidad local, evitando distorsiones y riesgos fiscales innecesarios.
Si el principal mercado financiero del mundo decide que pagar con stablecoins no debe tributar como una operación de inversión, el debate se vuelve inevitable en países como Argentina, donde hoy el encuadre impositivo es difuso, fragmentado y, en muchos casos, desalineado con el uso real que hacen los usuarios.
Además, el avance regulatorio estadounidense reduce el riesgo legal para grandes emisores y plataformas globales, lo que aceleraría inversiones, desarrollos y servicios que terminan llegando al mercado local. En un contexto donde el país discute pagos con QR interoperables, billeteras digitales y tokenización, el marco que adopte EE. UU. funciona como referencia, aunque nadie lo admita en público.