Bitcoin volvió a perforar los u$s90.000 esta semana, un nivel que en términos técnicos puede ser un simple soporte, pero en términos psicológicos funciona como frontera emocional. Y cuando ese límite se quiebra, no cae solo el precio: cae la percepción de control.

El mercado se repliega, el miedo florece, la narrativa se oscurece. Nada nuevo para la mayor criptomoneda por marketcap, pero siempre nuevo para quienes lo sienten en tiempo real.

Qué pasa con Bitcoin

Lo interesante es que esta caída no ocurre en un vacío. Bitcoin venía de una suba estrepitosa del 70%, un rally que, en cualquier manual de análisis técnico, exige correcciones para respirar. No hay nada anómalo ni catastrófico en un retroceso después de semejante aceleración. 

La pregunta entonces es inevitable: si la corrección es normal, ¿por qué el "miedo extremo" domina el mercado? ¿Por qué el Fear & Greed Index ronda los 15 puntos, niveles que históricamente reflejan ansiedad colectiva, capitulación emocional y sensación de caída libre?

La respuesta está en un indicador: la EMA55 semanal. No es un capricho técnico ni un número más. Es un promedio móvil exponencial que absorbe 55 semanas de historia y sirve para marcar el límite entre una tendencia de largo plazo saludable y el inicio de un invierno prolongado. 

Cada vez que Bitcoin entró en un bear market real, cerró velas semanales por debajo de la EMA55. Cada vez. Sin excepciones. Y la vela de esta semana —que todavía no está cerrada, pero ya dejó claro su tono— se está posicionando por debajo de esa media, con una fuerza bajista que no solo corta niveles, impacta en el ánimo del mercado.

Carolina Gama, country manager de Bitget Argentina, sostiene en diálogo con iProUP que, hoy, el mercado muestra cautela, pero también expectativa. "La reciente volatilidad se debe a menor profundidad de los market makers, restricción de liquidez en Estados Unidos y cambios en los flujos de capital", analiza. 

Gama asegura que, tras eventos recientes, muchos market makers redujeron exposición, provocando movimientos de precio grandes con bajo volumen y rompimiento de soportes clave.

No obstante, para la experta Bitcoin ha roto sus medias móviles de 200 y 360 días, y el índice de fuerza relativa indica sobreventa, pero sin señales de reversión; "Son correcciones impulsadas por liquidez, no cambios de tendencia".

Asimismo, Gama explica que, a nivel macro, Bitcoin depende de la liquidez estadounidense. Con la Quantitative Tightening (QT) de la Reserva Federal (Fed), tasas altas en los Treasury y expectativas de recorte de tasas colapsadas, "el apetito por riesgo es limitado. La próxima tendencia alcista dependerá de un posible QE, más que de señales técnicas".

A lo que se refiere la experta es a la fase inversa del QT, es decir, el Quantitative Easing, que es imprimir dólares para comprar bonos y empujar liquidez al mercado.

Gama también reconoce que los fondos cotizados (ETF) de BTC muestran salidas significativas, reflejo de precaución institucional. Por ello le resulta, "temprano para decir que estamos en un bear market", pero sí en medio de una corrección profunda.

"Nuestro consejo: mantener disciplina, controlar posiciones, usar bajo apalancamiento y enfocarse en gestión de riesgo mientras se espera una expansión de liquidez global", aconseja la estratega.

Esa corrección no significa que Bitcoin esté condenado. De hecho, la dinámica histórica muestra algo casi irónico: cuando el inversor minorista entra en depresión, el institucional suele empezar a comprar. Y mientras el público ve la EMA55 como una sentencia, los jugadores grandes la ven como un descuento.

Es el viejo mecanismo del mercado cripto: el miedo vende barato, la liquidez compra sin temblar. Esto se vio en 2018, en 2020, en 2022 y en ciclos menores posteriores. El patrón rima: cuando el pesimismo se generaliza, empiezan los movimientos silenciosos desde abajo.

La resaca "postrally"

André Sprone, gerente de Crecimiento de Usuarios LATAM en MEXC, agrega que hoy el sentimiento es de resaca postrally. El experto explica a iProUP que el mercado viene de un entorno de euforia y que ahora está atravesando una fase de corrección dominada por el miedo y un baño de realismo, "aunque todavía no se observan las señales de capitulación propias de un suelo clásico". 

Sprone recuerda que, en ciclos anteriores, la llamada "psicología del suelo" aparecía cuando el inversor promedio ya se había rendido con las criptomonedas, los volúmenes se desplomaban y nadie quería escuchar hablar de Bitcoin.

Esta vez el cuadro es distinto: "Pese a la corrección profunda, todavía persiste un interés estructural importante, especialmente del lado institucional". Por eso, el experto aclara que no definiría el escenario actual como un bear market estructural, sino como una "pata de corrección dentro de un ciclo más amplio".

En este tipo de fase, sostiene, el usuario debería evitar decisiones emocionales, revisar su asignación de activos, respetar su perfil de riesgo y, si su tesis de largo plazo sigue firme, enfocarse más en el costo promedio y la disciplina, y menos en el ruido del corto plazo.

Mantener la calma en estos momentos es la clave, ya que entrar en pánico no elimina la realidad emocional del momento. Cuando Bitcoin pierde un umbral psicológico, no se activa un mecanismo racional, sino un reflejo primario. El mercado entra en modo supervivencia. Se va al cash, reduce riesgo, rompe convicciones. 

Este clima de capitulación parcial se vuelve más potente cuando coincide con otros factores: salidas de más de u$s3.000 millones en ETF spot, liquidez drenada, incertidumbre sobre si la Fed recorta o no en diciembre y la sombra de un mercado global apagado. Todo cae al mismo tiempo, y eso amplifica la sensación de fin de ciclo.

Hoy, la fotografía muestra a Bitcoin en una fase incómoda del ciclo psicológico: ya no hay negación, ya no hay ansiedad. Estamos entre el miedo y la capitulación, el punto donde el inversor promedio empieza a soltar posiciones no por estrategia, sino por agotamiento emocional. Y, sin embargo, es justamente en esta zona donde Bitcoin ha construido sus suelos más confiables. No cuando el mercado estaba eufórico, sino cuando estaba devastado.

La capitulación no es rendirse: es purgar el exceso. Y toda purga tiene su utilidad. El precio bajo invita a reordenar expectativas, limpiar apalancamiento, redistribuir el poder entre manos débiles y manos fuertes. La EMA55 no sentencia el destino, simplemente marca el umbral donde el miedo se vuelve narrador principal.

Hoy el minorista está tan deprimido como el gráfico. Los institucionales, probablemente, no tanto. Bitcoin ha sobrevivido a cada ciclo psicológico anterior porque su estructura, su narrativa, su adopción y su infraestructura, no depende del ánimo del día. Depende del tiempo.

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