Una nueva Guerra Fría parece gestarse en el firmamento de la economía global, esta vez en el ámbito de las divisas digitales.
Mientras China redobla su apuesta por el yuan digital (e-CNY), su moneda digital de banco central (CBDC), Estados Unidos avanza en la regulación de los dólares cripto emitidos por privados.
Así, las dos naciones más poderosas del planeta se enfrentan con dos modelos opuestos de divisa virtual, pugnando por controlar el dinero digital del futuro.
El Banco Popular de China no deja dudas sobre sus intenciones. Shanghái se posiciona como un centro neurálgico para la promoción del yuan digital en el comercio global, un movimiento que subraya la intención de la potencia asiática de construir sistemas financieros independientes de la influencia occidental.
China y su yuan digital
El gobernador del Banco Popular de China, Pan Gongsheng, manifestó su compromiso de expandir el uso internacional del e-CNY. Defendió la creación de un sistema monetario multipolar en el que varias divisas tengan un rol protagónico. Una suerte de competencia de monedas para generar un contrapunto a la hegemonía del dólar.
Para concretar esta visión, Pan anunció la apertura de un centro de operaciones en Shanghái dedicado al e-CNY, con el objetivo de impulsar su adopción en el comercio global.
Las claves de la guerra cripto entre EE.UU. y China
Durante su intervención en el Foro Financiero de Lujiazui, el gobernador argumentó que las tecnologías digitales expusieron las limitaciones de los sistemas tradicionales de pagos internacionales, a los que consideró vulnerables a la influencia política y pasibles de ser usados como herramientas de sanción unilateral.
"Ellos quieren liderar el grupo de los 'villanos' y que todos pasen de liquidar en dólares a liquidar en yuanes. El formato digital sería una actualización ante el avance tecnológico. China quiere ser potencia influyente y que adopten su moneda estatal", asegura a iProUP el analista de mercados financieros Iván Bolé.
Para el experto, en Beijing "hay una obsesión por desplazar al dólar, pero la adopción de monedas nunca ocurre por escritorio". Esta ratificación de la postura china ocurre en un contexto en el que crece el interés de las potencias emergentes por alternativas a la divisa estadounidense.
"Las políticas arancelarias impulsadas por el presidente Trump aceleraron entre inversores y gobiernos la búsqueda de opciones, como el yuan, el euro y las criptomonedas", señala a iProUP el analista internacional Héctor Lucero.
Bolé agrega que el yuan digital es anterior a la Ley Genius, una iniciativa de EE.UU. para reforzar las monedas estables atadas al dólar emitidas por empresas y en sintonía con la prohibición que lanzó Donald Trump para desactivar una CBDC emitida por la la Reserva Federal.
"No es una reacción, sino una iniciativa que pone de relieve la multipolaridad en la que estamos inmersos", dice Bolé, y añade que China aspira a liderar una coalición que marque un contrapeso a la hegemonía en retirada de los EE.UU.
De hecho, los BRICS también evalúan tener una moneda propia, con plataforma digital incluida, con colateral en el oro. Pero este grupo no está exento de dudas: "Tiene a Rusia, India y Brasil. Pero también a Irán" como miembro adherente.
Estados Unidos y sus dólares digitales
Mientras tanto, al otro lado del Pacífico, en el Congreso de Estados Unidos avanza el proyecto de ley GENIUS.
Esta iniciativa, que ya cuenta con luz verde del Senado, busca regular las stablecoins ancladas al dólar para potenciar la adopción de su moneda a nivel global, mejorar la colocación de deuda soberana y preservar la "hegemonía verde" a nivel global.
Esta medida aceleró los esfuerzos de los bancos centrales, no solo de Asia, sino también de Europa, para resguardar el dominio de sus divisas mediante sus propias CBDC. De hecho, en el Viejo Continente aceleran los esfuerzos para crear el euro digital.
"Con la Genius Act veremos una iniciativa parecida a la de MODO: una movida defensiva de las finanzas tradicionales ante el avance de los pagos QR de las fintech", sentencia Iván Bolé.
El experto hace referencia a los cuatro bancos más importantes de EE.UU. que se unieron para crear su propia criptomoneda atada al billete verde. Citibank, Bank of America, JP Morgan y Wells Fargo preparan su alternativa con miras a competir con USDT y USDC.
Bolé entiende que será un modelo privado de dólar digital, pero que tiene detrás una intención estatal, más allá de la regulación, el control y la garantía tanto para el Estado como para los intervinientes.
"Lo que vio la administración de Trump es una salida genial para distribuir su deuda y para lograr una readopción del dólar americano", asegura.
La movida no es ingenua: EE.UU. se prepara para reducir el poder de fuego de China, que se desprendió de u$s19.000 millones en bonos del Tesoro estadounidense en marzo durante la escalada de la guerra comercial. Ese mes dejó de ser el segundo mayor tenedor para pasar a ser el tercero, detrás de Japón y Reino Unido.
Lista de países con mayores tenencias de bonos de estadounidenses (Fuente: Dto del Tesoro de EE.UU.)
En este sentido, la ley GENIUS Act exige a los emisores de stablecoins la compra de grandes volúmenes de bonos del Tesoro estadounidense, un requisito que ya dejó a Tether con más bonos de los que poseen la mayoría de los Estados.
Según Bolé, "están haciendo que compres deuda de ellos sin participar de las licitaciones, por vía de la adquisición del dólar estable nuevo, que se va a adoptar pero no como uno del Estado".
"Algunos senadores demócratas la calificaron como una posible puerta a la corrupción cripto y se advirtió sobre la complejidad que puede generar en los procedimientos de bancarrota al priorizar a los holders de stablecoins sobre otros acreedores", señala Héctor Lucero al análisis.
La GENIUS Act contó con un amplio apoyo bipartidista en el Senado. La industria cripto movilizó un esfuerzo considerable para su aprobación, y pudo conseguir lo que quería. El debate sobre cómo equilibrar la innovación con la supervisión y la protección del consumidor seguirá siendo tema central en los próximos años.