Históricamente, con una economía que se mueve fuertemente en el circuito informal y ante la pesada mochila tributaria, el uso de efectivo domina las transacciones del día a día de los argentinos.

Durante la primera etapa del confinamiento, hubo una "foto" que mostró esa dependencia por el cash: cientos de usuarios se abarrotaron en la puerta de los bancos con la "urgencia" de retirar el dinero de sus cuentas ante la incertidumbre.

La misma escena se repitió en supermercados, estaciones de servicio, farmacias y otros puntos estratégicos para extraer "cash", a contramano de países en los que ya reinan los pagos digitales.

Un ejemplo de ello es Suecia, que antes de la pandemia ya estaba decidida a reducir el uso de efectivo y planea abandonar monedas y billetes en el corto plazo. Después del coronavirus, en el país escandinavo solo el 9% de la población paga aún con billetes físicos.

En Argentina, el 80% de la población está subbancarizada: posee al menos una cuenta en una entidad pero sólo la utiliza para extraer dinero y no accede a otros servicios financieros. No obstante, la pandemia hizo lo suyo: las operaciones con billetes decrecieron 31%. Además, según la Cámara Argentina de Fintech, ya hay más de 12 millones de cuentas virtuales creadas. 

Un proceso en marcha

Jorge Larravide, Gerente de Marketing y Negocios de Credencial Payments, afirma a iProUP que "la digitalización es una tendencia global que está presente en diversos verticales, negocios e incluso procesos".

"El dinero no es una excepción y se suma al concepto de ser digital, tener un mindset digital. El informe de Tendencias en Medios de Pago de Minsait arroja que una de cada tres personas considera que el efectivo nunca desaparecerá, lo cual es una buena noticia porque los dos tercios restantes creen que sí ocurrirá, en 5 o 20 años, pero va a pasar".

El especialista afirma que Argentina se encuentra muy bien posicionada en la adopción de dinero electrónico, si bien advierte que falta accionar sobre el mayor uso de herramientas disponibles.

"Con 45 millones de habitantes, ya superamos las 107 millones de cuentas, de las cuales 95 millones son CBU (a la vista en bancos) y 12 millones, digitales (CVU) en fintechs", dice Larravide.

El directivo indica además que la pandemia aceleró esta digitalización, ya que existe una mayor cantidad de usuarios de apps financieras y, además, aumentó la frecuencia de uso.

Lamenta que muchas cuentas permanecen inactivas, ya que se utilizan para cobrar el sueldo o la jubilación, se extrae el dinero y se opera en efectivo. No necesariamente tener una cuenta o billetera digital permite que el usuario esté digitalizado y no use billetes.

Por su parte, Sabrina Castelli, fundadora & CEO de Mujer Financiera, remarca a iProUP que los países con casos de éxito que buscan terminar con el dinero físico se apoyan en tres factores:

Por otro lado, Castelli expresa que la economía informal en Argentina asciende al 40%. Pero el uso del dinero digital durante la pandemia creció exponencialmente, principalmente por los medios electrónicos como Mercado Pago.

"Un escenario en el que el dinero físico desaparece totalmente en Argentina luce poco probable. Al menos,  hasta que las variables macroeconómicas y monetarias se estabilicen y ceda la presión tributaria", agrega. Y añade que existen muchas limitaciones para las Pymes y los comerciantes, ya que "el hecho de aceptar pagos digitales hace que entres en la órbita del BCRA y de la AFIP".

"La digitalización le agrega un costo a la transacción y a muchos comercios chicos los deja afuera del juego. Esto reabre el debate sobre la presión fiscal actual. Es decir, si debería ser igual para todos, porque en muchos casos resulta insostenible pero, al mismo tiempo, que haya negocios fuera del sistema hace que los que sí cumplen lo hagan con alícuotas muy pesadas", remarca.

El uso de billeteras "blanquea" las operaciones del comercio, por lo que no es similar al efectivo

"Yo soy escéptico sobre los enunciados que dicen que el cash desaparecerá en Argentina", afirma a iProUP Ignacio Carballo, Director del Ecosistema Fintech para América Latina en UCA. Remarca que "eso puede ser válido en países nórdicos. Incluso, si hablamos de Estados Unidos no se puede aplicar, ya que todavía una parte de su población está muy arraigada al uso de cheques".

Asimismo, indica que el cash en Argentina representa ocho de cada 10 pagos, un número similar al promedio de la región, aunque aumenta a nueve de cada 10 en Colombia y Mexico.

El economista hace hincapié en que durante la pandemia este proceso de digitalización se incrementó, si bien no duda en destacar un elemento en especial: la iniciativa de los Estados.

"Hoy, las políticas públicas en la mayoría de los reguladores globales no es solo la tradicional referida a estabilidad económica, integridad y protección al consumidor, sino que también incorpora la inclusión financiera, la innovación, la reducción del efectivo y la protección de datos personales", completa.

Carballo resalta que en los pronósticos oficiales asociados al programa Transferencias 3.0 se menciona una reducción del uso del cash del 10% al 15% en un periodo "ventana" de cinco años. 

"Creo que es casi imposible pensar en una eliminación del efectivo en una economía como la Argentina, con tanto empleo informal y una moneda débil", agrega.

¿Un futuro cripto?

Antes la posibilidad de un futuro en el que el efectivo sea reemplazado por el uso de las criptomonedas, la fundadora de Mujer Financiera considera que se deben comprender dos cuestiones:

Sobre el segundo punto, Castelli agrega que, de hecho, "se están desarrollando proyectos para bancos centrales y los gobiernos que buscan tener sus propias criptomonedas para que los Estados entren a esta revolución. Por supuesto que el sector privado avanza primero".

La economista resalta otro punto relacionado con los anteriores: "En la mayoría de las operaciones para canalizar intercambios de cripto se necesitan cuentas bancarias para transaccionar".

Las billeteras digitales apuntan a la población que accede a servicios bancarios de calidad

"Primero tenemos el desafío de que todos los ciudadanos accedan y usen cuentas bancarias para  que estén las condiciones necesarias para una revolución cripto", remarca Castelli. Agrega que también será necesario un cambio en las regulaciones internacionales en materia impositiva y de prevención de lavado de dinero que se ajusten a estos nuevos sistemas.

Por su parte, Carballo añade que en lo que respecta al ecosistema cripto, existe cierto tipo de "anonimato", al igual que el que se genera en el uso de efectivo. 

Y coincide con Castelli en que "un punto a considerar es la exclusión digital", ya que "es imposible pensar en un mundo en el que todavía el 40% de la población no tiene acceso a Internet, una criptomoneda anónima venga a reemplazar al efectivo".

El cash todavía tiene una larga vida por delante. En los países más avanzados, se irá reduciendo. En los menos desarrollados, hará falta más tiempo. Aunque la pandemia está acortando la espera.

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