El mercado de las criptomonedas, aunque pequeño, crece a pasos de gigante en Argentina impulsado por las dificultades económicas, la escasez de dólares y la elevada inflación cuyo promedio superó el 45% los últimos tres años.

"La cantidad de usuarios para invertir en 'criptos' se ha multiplicado por 10 en Argentina desde 2020", explicó Maximiliano Hinz, director para América Latina de Binance, plataforma de intercambio de activos digitales con más de 15 millones de usuarios en 180 países y un volumen diario de transacciones superior a US$ 20.000 millones. Tal frenesí inversor se contrapone con la escasa capacidad de ahorro de gran parte de los argentinos: 42% son pobres en una economía en recesión desde 2018.

El creciente interés también empujó el surgimiento de sitios de anuncios P2P (red de pares) donde se compra y vende desde campos hasta ropa usada con bitcoin, theter, ethereum o dai (criptomonedas más conocidas).

 

A partir de 2022 el país alojará una megaplanta de validación de operaciones digitales en Tierra del Fuego, según anunció la canadiense Bitfarms, que planea instalar la mayor de sus "granjas" en el país sudamericano.

"Argentina ha sido siempre pionero en el mundo cripto", señaló Hinz, quien piensa que «el cambio en el paradigma del dinero es una revolución sin marcha atrás».

Dinero y propósito

"Hasta hace unos años había que ser 'nerd' para operar, pero las plataformas evolucionaron tendiendo puentes hacia el público sin educación financiera", explicó Sebastián Valdecantos, economista y fundador de moneda par, una criptomoneda que circula en ferias populares de ocho ciudades argentinas.

Aunque es inconvertible, tiene paridad con el peso y ayuda a sortear la falta de dinero en sectores marginados del sistema financiero.

"Fue lanzada bajo la filosofía de un dinero con propósito: generar circuitos económicos locales solidarios", explicó su creador, que busca replicarlo con fines ecológicos.

 

En Misiones se estudia retribuir el reciclaje de residuos en origen con criptomoneda que se aplique luego para cancelar impuestos locales.

Escape cambiario

Los "criptoinversores" argentinos lo son al menudeo. Un piso en el centro porteño está a la venta por 2 bitcoines. Se caracterizan además "por tener aversión al riesgo aunque suene contradictorio en este ecosistema con alta volatilidad" explica Emiliano Limia, portavoz de Buenbit, una firma local de tecnología financiera.

Lejos del furor mundial por el bitcoin, cuya cotización es una montaña rusa, los argentinos prefieren criptos más estables ligadas a una canasta de activos que incluye al dólar y minimiza su volatilidad.

Con los argentinos acostumbrados a dolarizar ahorros para resguardarse de la inflación, las criptomonedas son un escape a las restricciones cambiarias que limitan en u$s 200 la compra mensual por persona, y a las bajas tasas de interés con respecto a la inflación. Según Marcos Zocaro, tributarista y especialista en activos digitales, "no es casual que Argentina y Venezuela, países con inflación por las nubes, sean los principales polos cripto en Sudamérica".

Para Limia también inciden razones globales. "Desde que se inició la pandemia, los paquetes de estímulo impulsados en todos los países devaluaron las monedas contra bienes escasos como el bitcoin, cuya emisión limitada lo convierte en oro digital".

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