Con Space Gurú «Creamos un modelo de negocio para que nos paguen por guardar las cosas, pero nuestro objetivo es que esos productos se reintroduzcan en la economía, porque apostamos por la economía circular que atenta con el modelo de almacenar», dice Felipe Herrera.

Felipe Herrera (41) tiene un objetivo de negocio que podría parecer contradictorio. Fundó a principios de 2020 Space Guru, una baulera digital que almacena las pertenencias de los usuarios y sube una foto de cada objeto a la aplicación para que el cliente tenga conocimiento de lo que tiene guardado y pueda recuperarlo, donarlo o prestarlo con un solo clic. Sin embargo, la meta de la compañía, que está a punto de desembarcar en España, es incentivar a los clientes a desprenderse de esas pertenencias.

Space Guru nació con una inversión de u$s 1 millón (que aportaron varios empresarios de renombre, como Martín Migoya, CEO de Globant) y con la idea de mejorar tres características imperfectas del negocio de las bauleras: la contratación del flete, la elección del tamaño del depósito y el registro de lo que se guardó.

El depósito tiene 6000 metros cuadrados de superficie

«Le aplicamos tecnología a este servicio para intentar resolver los tres problemas. El usuario nos pide almacenar ciertos productos y nosotros los pasamos a buscar, no tiene que preocuparse por el traslado. Después, no tiene que pensar qué tamaño de baulera necesita y solo paga por el valor del volumen que nos deja. Cuando llega a nuestro depósito, lo fotografiamos y lo subimos a la aplicación para que sepa qué fue lo que guardó», indicó.

El depósito tiene 6.000 metros cuadrados y ahí se ordena cada producto según sus características en el sector que corresponde (todas las bicicletas juntas, por ejemplo). Todo está etiquetado con un sistema de trazabilidad diseñado específicamente. El usuario puede elegir desde su aplicación si quiere recuperar alguna de las cosas, donarlas, venderlas o prestárselas a algún amigo, y la empresa se ocupa de hacer la gestión, indica El País.

«Una vez que tenemos el producto, tratamos de hacer una curaduría para ver qué objetos merecen ser reinsertados en la economía para darles otra vida. De esta manera, deja de ser una baulera para ser una empresa que piensa en los negocios de sustentabilidad», dijo.

El diseño y la optimización está inscripto hasta en el mínimo detalle

Sin embargo, llevar a cabo esta meta no es sencilla y requiere de mucha sensibilidad. Acá radica el negocio principal. «Hacemos un estudio de la situación de nuestros clientes. Si nos contratan porque necesitan almacenar sus cosas por dos meses porque están en pleno proceso de mudanza, no les vamos a proponer vender las pertenencias. En cambio, si un cliente quiso guardar sus objetos porque tenía un exceso de cosas en su casa, le ofrecemos si las quiere vender para que deje de pagar por tenerlas guardadas», explica Herrera.

La empresa tiene 46 empleados que se encargan del diseño del producto, programación del sistema y captación de clientes. «La idea es tener todo el equipo y la operación desde la Argentina, y sumar ingresos en euros desde Madrid y París», cerró.

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