Generar sinergia entre partes es un pilar fundamental para lograr el progreso. De la misma forma, la interacción entre actores de peso del sector privado y el Estado es necesaria para impulsar cambios de raíz. Cuando esta colaboración combina un impacto profundo en el cuidado del medio ambiente, la medicina y la alimentación del futuro, el resultado puede ser un verdadero game-changer.

Con esta impronta nació SF500, un nuevo fondo argentino que parte de la inversión de u$s300 millones de la empresa Bioceres y el Gobierno de la Provincia de Santa Fe.

"SF500 nace de un grupo de personas, emprendedores, que entendemos que la biotecnología es una de las claves para resolver los enormes desafíos que tiene la humanidad en el campo de la salud humana, la alimentación, en la respuesta al cambio climático, entre otras cosas", comenta en diálogo exclusivo con iProUP Francisco Buchara, managing partner del fondo.

La biotecnología está pasando por un momento sin precedentes. En este contexto, Argentina tiene "todo para ganar" según Buchara y el equipo de SF500. "Nuestro país posee una gran abundancia de científicos y conocimiento", señala Buchara.

Con esto en mente, detectaron la oportunidad de transformar esta ciencia en soluciones concretas a los problemas del mundo. Para eso, buscarán y desarrollarán un ecosistema de 500 startups que impulsen una transformación profunda del sector productivo.

Impulso público-privado

Buchara tiene en claro que "no se puede llevar adelante un proceso de transformación de estas características de forma solitaria. O quizá sí, pero tomaría demasiado tiempo". Por ello, una de las características principales de este fondo es la colaboración entre partes para generar un impacto real.

Con experiencia tanto en el sector público como en el privado, vio que había una gran posibilidad de desarrollar puentes y buscar desarrollos innovadores, reales, que causaran beneficios –en su más amplia definición– para todos.

"El desafío está –y por eso nos convocaron– en diseñar nuevas formas de conectar a personas e instituciones que no dialogaban lo suficiente o directamente no lo hacían. Y lo más difícil es que el resultado de esa nueva combinación sea mayor que la suma de las partes. Sino, no tendría sentido todo el esfuerzo", asegura.

Buchara destaca que el país cuenta con "universidades, centros científicos, aceleradoras, incubadoras, emprendedores, científicos, empresas consolidadas y centros de apoyo al desarrollo emprendedor".

EL fondo buscará soluciones con impacto en el rubro tecnológico más prometedor

"Argentina tiene 28.860 personas dedicadas a la investigación de Ciencias de la Vida en CONICET y más del 60% del financiamiento a proyectos científicos-tecnológicos son también en este campo", dice.

El director del fondo pone el ejemplo de su principal inversor, Bioceres, ya que es una de las principales biotecnológicas de Argentina y la región, que nació como startup y hoy cotiza en la Bolsa de Nueva York.

Su recorrido y ejemplo es valioso para ayudar e incentivar a que los proyectos puedan capitalizar sus aprendizajes en el proceso de convertir la ciencia argentina en valor agregado exportable.

Por otro lado, el sector público es uno de los principales inversores en el desarrollo del sistema científico-tecnológico argentino y cumple un rol vital en este tema.

"Ahora bien, nuestra invitación es a consolidar un Estado Emprendedor, que gestione desde nuevos lugares para que toda la comunidad sea parte de los beneficios que se generen en ciencias de la vida. Es decir que, además de financiar el sistema científico-tecnológico, pueda invertir en startups y que los retornos que éstas generen vuelvan al Estado, y se reinviertan", agrega.

Constructor de ecosistema

A nivel global, los venture capital (VC) tradicionales esperan un retorno de entre el 12% y el 20% anual en su cartera de inversiones, con proyecciones que van de 5 a 7 años. Pero es una realidad que la gran mayoría de sus desembolsos terminarán en startups que no lograrán el éxito. Es más:

De esta forma, el ecosistema está buscando siempre al "pichón de unicornio" que salve la cartera completa y que financie al resto de las startups del portfolio, incluidos los fracasos. Según Buchara, "el VC es una herramienta muy efectiva, que tiene más de 50 años de historia. Sirvió y sirve para hacer nacer a los Moderna o los Satellogic de este mundo".

"Nuestra tesis incorpora esta herramienta, pero como un elemento más de una estrategia más amplia que nos permita llegar a las 500 startups de forma más efectiva y con la comunidad", completa.

Es por eso que se definen como un "Ecosystem Builder", en el que trabajan a partir de una estrategia de construcción de valor centrada en el ecosistema que prioriza el desarrollo del conjunto por encima del proyecto individual.

¿Qué significa? Que reconoce el potencial y el rol de cada jugador en el territorio en el armado de startups y la comunidad pero que, a su vez, busca dinamizar y articular el proceso de colaboración entre los distintos actores para que esto suceda.

Este punto es importante ya que, a diferencia de otros sectores, las startups biotecnológicas tienen que trabajar como mínimo entre 5 y 7 años antes de llegar al mercado. "Si bien el riesgo es elevado, los potenciales retornos de la inversión también son altos. Lo mismo ocurre con la cantidad de proyectos que no prosperan. El retorno esperado es multiplicar por seis la inversión realizada", remarca.

Desde el fondo son conscientes que un gran porcentaje de los proyectos invertidos posiblemente fracasen, pero al trabajar con plataformas e instalaciones desarrolladas en distintos verticales no son recursos desperdiciados.

"Por ejemplo, si compartimos el uso de laboratorios no sólo se acelera el aprendizaje entre startups, sino que los equipos se ahorran tiempo y dinero en infraestructura. Al hacer más liviana la estructura de costos, los equipos pueden enfocarse al 100% en el desarrollo del equipo y el producto. Esto te permite una upcycling strategy: el fracaso de un proyecto sirve como base para el éxito de otro", señala.

Y añade: "Sabemos que este desafío requiere altas dosis de paciencia porque los resultados no son inmediatos. Pueden pasar años de invertir sin ver resultados concretos y que, de repente, ese trabajo silencioso se transforme en una solución que impacte en la vida de millones de personas. La biorevolución a la que aspiramos es lenta, exige muchísimo trabajo, responsabilidad y compromiso".

Atención, te buscan

Pero generar un ecosistema no es posible sin las startups. Para eso, desde SF500 buscan empresas tanto en la instancia de originación, con buenos proyectos científicos o prototipos en desarrollo, y un "equipo emprendedor comprometido", todo esto en cuatro verticales:

De acuerdo con Buchara, "por la intensidad del programa, al menos un miembro del equipo debe tener disponibilidad full time. Lo más importante es la calidad de la ciencia detrás del proyecto"

"No importa si no cuentan con todos los recursos o con el equipo emprendedor completo. Parte de nuestra propuesta de valor es ayudarlos a consolidar el equipo con los perfiles que necesitan, y ofrecer los recursos laboratorios, plataformas, insumos y fondeo para que puedan validar sus hipótesis", completa.

Luego de que las startups atraviesan el proceso y son elegidas por el comité inversor, siguen acompañadas con un equipo de mentores y tienen seguimiento individualizado según el plan de trabajo.

La iniciativa creará una infraestructura común para aprovechar mejor los costos y promover la colaboración entre proyectos

En cuanto al exit, desde el fondo tienen los recursos técnicos y financieros para transitar el recorrido que se disponga a llevar adelante el equipo emprendedor.

"Además de contar en el equipo con la experiencia de personas que han llevado desde Argentina al Nasdaq una compañía biotecnológica, contamos con el fondo espejo Theo I pensado para acompañar en otras rondas de mayor inversión y también para aplicar diversas estrategias para acelerar o acortar la brecha entre originación y monetización vía múltiples variantes", entre las que se destacan:

Consciente del desafío que requiere el desarrollo de este ecosistema, Buchara confía que hoy la humanidad está "en un momento sin precedentes" en el que la biotecnología se ha transformado en una herramienta clave y que cuenta con el potencial de contribuir a resolver los principales problemas de la humanidad.

Sin embargo, afirma que enfrentan el desafío de ofrecer el camino emprendedor como una alternativa viable a las carreras científicas y académicas.

"Hay que consolidar las sinergias entre los actores de un ecosistema de innovación que tiene mucho para dar. Además hay que trabajar fuertemente en la legislación de un marco normativo que acompañe la innovación y fomente la inversión en el desarrollo de nuestros científicos y emprendedores", concluye Buchara.

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