El trabajo de actuario tiene históricamente alta demanda, pero poca oferta.

Esto ha ido cambiando en los últimos años, donde la demanda se ha incrementado dado la necesidad de las empresas de utilizar nuevas tecnologías, como el Big Data y el Analytics. Pero también ha tenido su contraparte en las instituciones educativas, donde cada vez más personas se decantan por estudiar careras relacionadas, como la de actuario.

Así, en 10 años, la carrera menos numerosa de las Ciencias Económicas duplicó la cantidad de inscriptos y egresados. Qué cambió.

Son los "matemáticos" y "estadísticos" de las Ciencias Económicas. Y son pocos. La carrera de actuario, que en la Argentina sólo se dicta en dos universidades porteñas, la UBA y la del Salvador, tiene siempre muchos menos estudiantes que las populosas licenciaturas en Administración y en Economía e, incluso, que la carrera de Contador.

Sin embargo, con el ingreso pleno de la analítica de los grandes datos a los negocios, el espectro de posibilidades de los actuarios se expande: ya no sólo son demandados por sus empleadores tradicionales, las compañías de seguros, o por los diversos tipos de empresas que componen la actividad financiera: sectores como retail y áreas como marketing también los buscan.

Es que los actuarios se especializan en hacer proyecciones en base a datos. "Somos especialistas en la aplicación de la estadística a un negocio. Tenemos mucha matemática, mucha álgebra, pero siempre aplicada. Es el cálculo aplicado a los negocios", describe Carla Tarelli, directora actuarial de MetLife. Esta compañía de seguros emplea a 1.200 actuarios en el mundo, 140 en América Latina, donde tiene operación en seis países. De ellos, la mitad está en la Argentina. "MetLife es el principal empleador del país: ninguna otra empresa tiene 70 actuarios en su nómina", asegura Tarelli, quien cuenta, además, que tienen un plan de contratación de 20 nuevos actuarios para 2020.

La carrera de la UBA, la primera en crearse, entregó su primer título en 1930. Desde entonces "Hay 1.200 títulos emitidos", informa Eduardo Melinsky, su director. "Yo me recibí en 1978, y entonces sólo había emitidos 138 títulos, lo que muestra el crecimiento de la carrera, sobre todo desde los años 90", cuenta.

Este aumento en el promedio de graduaciones anuales se explica por varios factores: "El mercado de trabajo tradicional estaba restringido a los seguros y cajas de jubilaciones", dice Melinsky. "Desde los 90, con la apertura de los mercados, la carrera se difundió mucho más. Por un lado, creció mucho la cantidad de compañías de seguros. Por el otro, crecieron el mercado de capitales y las normas de solvencia de los bancos, y la necesidad de los cálculos actuariales", agrega.

Tarelli suma un dato de color: a comienzos de los 2000, aparecieron películas protagonizadas por actuarios. Tal el caso de Las confesiones del Sr. Schmid (2002), con Jack Nicholson, y de la comedia Mi novia Polly (2004). En esta última "Ben Stiller interpreta a un actuario que hace un análisis de qué mujer le conviene, a partir de la estadística", sintetiza Tarelli. "A partir de la película, se hizo popular la carrera", asegura.

Pero fue entre 2008 y 2017 que la carrera dio un salto en la Argentina: tanto la cantidad de nuevos inscriptos como la de egresados anuales crecieron casi al doble, según las estadísticas del Departamento de Información Universitaria del Ministerio de Educación. En 2008 el total de nuevos inscriptos fue 249 y el de egresados, 43. En 2017, fueron 465 y 83, respectivamente. En los últimos 5 años de ese decenio, el promedio de egresados se ubicó en casi 75 actuarios por año, mientras que en los 5 años anteriores había sido de 43. Todavía no hay datos oficiales de 2018.

Hoy, con nuevos jugadores incorporando actuarios, es una carrera con salida laboral garantizada: "Siempre hay búsquedas y suelen ser bien remunerados", dice Gabriela Russo, presidente del Consejo Profesional de Ciencias Económicas. "Este factor despierta mucho interés en los jóvenes", agrega.

Tarelli señala que la situación de los actuarios es de pleno empleo: "Estamos con algunas búsquedas de talento y nos cuesta. Tenemos que ofrecer una propuesta de valor integral", dice.

Según Melinsky, lo que permite la tecnología es "poner en práctica modelos que no se podrían llevar a cabo haciendo los cálculos a mano". En la actualidad, el actuario "desarrolla un modelo, lo programa, y el tiempo que no destina al cálculo puede dedicarlo a pensar, desarrollar cosas y obtener mejores resultados", detalla. En este contexto "el problema no es cómo lo calculo, sino qué es lo que quiero", por lo que el profesional puede asumir "un rol más de gestión". Se abren nuevos campos como "la gestión de activos, de pasivos y la planificación", asegura Melinsky.

El Consejo, por su parte, promociona las carreras de Económicas con charlas en escuelas y realiza todos los años un evento para estudiantes de quinto año de escuelas de Capital y GBA, indica Clarín.

"Ahí, profesionales exitosos de las cuatro carreras cuentan su experiencia profesional. A todas las ediciones viene por lo menos un actuario", describe Russo. "Años atrás, vos preguntabas y los chicos no sabían que existía la carrera. Ahora hay un sector del alumnado que la reconoce", asegura.

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