"¿Ese no es mi profesor de inglés?", se habrá preguntado más de un joven al ver a su ex docente, Ma Yun -que en su adolescencia adoptaría su alter ego artístico Jack Ma-, hacer sonar la mítica campana de la Bolsa de Nueva York. 

El empresario chino se forjó verdaderamente como un outsider de la gran industria techie, sin ningún tipo de conocimiento en programación o en tecnología alguna. Sin embargo, logró hacerse camino hasta convertir a Alibaba en una de las compañías de comercio electrónico más importantes del mundo. 

Carismático por sus actuaciones en las fiestas de la firma y controvertido por su defensa acérrima de la cultura del trabajo hasta altas horas, Ma es una de las grandes figuras contemporáneas del país asiático. Este año no será uno más, ya que en septiembre dejará definitivamente la silla de presidente ejecutivo. 

Los inicios

De grande coleccionaría millones de dólares, pero cuando era niño, Ma prefería juntar grillos y clasificarlos según su color y sonido. Nació en una familia de bajos recursos y se peleaba seguido en el colegio contra cualquiera que intentara molestarlo. 

Hangzhou, su ciudad natal, era un centro turístico y Ma recorría varios kilómetros todos los días para ganarse unos billetes haciendo de guía de los viajeros cuando tenía tan solo 12 años. A cambio, los turistas le enseñaban inglés, uno de ellos sería el que lo bautizara ‘Jack’.

El exigente sistema educativo chino le jugó una mala pasada a un alumno que era más creativo y perseverante que aplicado en los estudios. De hecho, casi no pudo entrar a la secundaria.

"Reprobé exámenes clave de primaria dos veces y no pasé exámenes de secundaria tres veces. Estas son algunas de las cosas que la mayoría de nosotros jamás tuvo que decirle a sus padres", recuerda.

Luego llegó el turno de la formación académica superior. Y lo que sorprende no es que haya sido rechazado de Harvard en 10 oportunidades sino que haya hecho el intento tantas veces. "Lo más importante que debes tener es persistencia", es el lema que este gigante de los negocios repite toda vez que le piden un consejo. 

Finalmente, hizo el examen para Hangzhou Normal University en donde logró un título en Letras Inglesas.

Ma trató de encontrar trabajo en 30 lugares diferentes y en todos y cada uno de ellos lo rechazaron. Hasta trató de ser oficial de policía pero en la academia simplemente le dijeron "no eres bueno". Más aun, de una base de 24 candidatos para el restaurante de comida rápida KFC, 23 fueron contratados. Jack Ma fue el único que no fue aceptado (ver video)

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Dos hechos lo marcaron y delinearon su camino en el mundo de los negocios. El primero fue el que le abrió la mente. Con 12 años, conoció a una familia australiana con la que hizo buenas migas y un tiempo después recibió una invitación para visitarla. "Me habían enseñado que China era el mejor país y el más rico del mundo. Ese viaje me llevó a pensar diferente", asegura. 

El otro viaje sería el más icónico en la historia de Alibaba: el que realizó a Seattle en 1995. La historia es conocida: Ma intentó buscar ‘cerveza’ en la web, sin embargo no encontró ninguna marca china y fue entonces que decidió crear su propia empresa de Internet en su país.

"Yo no sabía nada de tecnología ni de management. Pero no tenés que saber sino encontrar gente más inteligente que vos. Al contratar, busco personas más inteligentes que yo. Quienes cinco años más tarde podrían ser mi jefe. Me gusta que sean positivas y que nunca se den por vencidas. Luego mi trabajo es asegurarme que trabaje en equipo", indica. No obstante, sus primeros dos emprendimientos no tuvieron el resultado esperado. El más exitoso fue China Pages, un directorio online, en el que invirtió u$s2000. Al poco tiempo, China Telecom le ofreció u$s185.000 para un joint venture

El reparto de sillas en el directorio no fue equitativo y la opinión de Ma no era escuchada, por lo que terminó dejando su lugar. "Nunca había visto tanta plata junta, por eso acepté", explica. 

Apelando a su carisma y su capacidad de convencimiento, reunió a 17 amigos en 1998 y les contó su idea de crear un marketplace para que los usuarios publicaran sus productos y pudieran venderlos directamente, sin intermediarios. Del otro lado del Pacífico, la empresa de un tal Jeff Bezos ya cotizaba en Bolsa. 

Ma consiguió juntar u$s60.000 con el grupo fundador y así se inició el camino de Alibaba. Pronto llegaría una inyección de u$s5 millones de Goldman Sachs, otros u$s8 millones de GGV Capital y en el 2000 logró que SoftBank, un peso pesado en el fondeo de startups, desembolsara u$s20 millones para potenciar a la firma.

Si bien se diversificó y hoy registra ingresos también por cloud computing, entretenimiento e innovación, el 85% de su facturación corresponde al comercio, ítem compuesto en un 63% por retail y en un 22% por la venta mayorista. 

Durante su último año fiscal reportó un revenue de u$s56.000 millones. En los últimos años, los usuarios mobile crecieron con fuerza y eso hizo que en 2018 tuviera 720 millones de usuarios activos mensuales que accedieron a su plataforma desde sus celulares.

Ma comprendió rápidamente el potencial de los teléfonos inteligentes y fue el pionero, con su servicio Alipay, del pago móvil electrónico, hoy día omnipresente en China, ganándose una reputación de visionario. Con sus plataformas de venta online Taobao y Tmall, Alibaba controla en la actualidad alrededor del 60% del mercado chino en internet.

En 2005, Yahoo invirtió u$s1.000 millones para quedarse con el 40% de Alibaba. Esto marcaría el inicio de una relación tormentosa, con peleas y traiciones. El vínculo se había desgastado tras pocos años de relación (compartían el manejo de Yahoo China), y todo empeoró cuando Carol Bartz fue nombrada CEO de la empresa estadounidense en 2009. 

En septiembre 2012, el empresario chino recompró gran parte de su share por u$s6.300 millones cash y u$s800 millones en acciones preferenciales; en abril de 2019 finalmente Yahoo se desprendió de toda su participación.

El futuro del trabajo

‘Mr. Internet’, apodo que le pusieron en China, es un férreo defensor del trabajo de sol a sol. En medio de la polémica por el modelo laboral 996, que implica una jornada de 9am a 9pm durante seis días de la semana, Ma asegura que esto es "una bendición". Y amplía: "Sin este sistema, China perderá su vitalidad e ímpetu". 

Cree fervientemente que el empleo del futuro estará dominado por máquinas, incluso sueña con que exista un CEO robot. "Las computadoras son más inteligentes que nosotros, no se enojan con nada y recuerdan todo", expresa. 

Del otro lado está el Ma showman. Esta faceta suya no se sonroja si tiene que vestirse de punk, con peluca y maquillaje, en el espectáculo de talentos anual de Alibaba. Tampoco lo hace al momento de lookearse como Michael Jackson e imitar los pasos de baile del ‘rey del pop’. 

El kung fu es una de sus pasiones, y por eso financió un corto en el que actuó junto a dos figuras míticas del cine de artes marciales, Jet Li y Donnie Yen. 

De ganar apenas u$s15 por mes como profesor a ser el hombre más rico de China, con una fortuna que sobrepasa los u$s40.000 millones, según el ranking de multimillonarios de Bloomberg. Ma se retiró de la dirección ejecutiva de Alibaba en 2013, puesto que quedó en manos de Daniel Zhang, la mente detrás del Día del Soltero. 

El 10 de septiembre de 2018, día de su 55º cumpleaños, anunció que dejaría la presidencia del grupo, decisión que se haría efectiva para esa misma fecha pero de este año. Zhang, otra vez, el elegido para reemplazarlo. En tanto, Ma pasará a formar parte de la fundación del holding. 

En uno de los peores errores que cualquier CEO puede cometer, Jack Ma le dijo a sus 18 socios (que inyectaron un capital total por US$ 60,000) que ninguno podría ser ejecutivo y que debían conformarse con ser manager, pues su plan era contratar especialistas para el consejo directivo. Esto, asegura Ma, fue el peor error de su vida: "Lo que aprendí de los días oscuros de Alibaba es que debes hacer que tu equipo tenga valor, innovación y visión".  Y añade: "Siempre tendrás una oportunidad de triunfar si no te rindes. Darse por vencido es la mayor de las derrotas".

Una vez le preguntaron sobre su historia en la compañía y respondió: "Si escribo un libro sobre Alibaba, será sobre los mil y un fracasos que tuve".

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