La NASA lanzó una advertencia directa a SpaceX, la empresa aeroespacial de Elon Musk: si no cumple con los plazos establecidos para el desarrollo del sistema Starship, la agencia estadounidense abrirá el contrato a otros socios comerciales.
El ultimátum se da en el contexto del programa Artemis, que busca regresar astronautas a la Luna antes que China con una inversión de u$s2.900 millones, y cuya misión Artemis III depende del módulo de alunizaje que SpaceX se comprometió a entregar.
El administrador interino de la NASA, Sean Duffy, confirmó que el contrato será reabierto y que compañías como Blue Origin, fundada por Jeff Bezos, podrían entrar en competencia.
La decisión responde a los reiterados retrasos en el desarrollo de Starship, el vehículo de próxima generación que SpaceX se encuentra en proceso de construir para misiones lunares y eventualmente interplanetarias.
Aunque la empresa logró avances significativos en pruebas de vuelo, los plazos se extendieron más allá de lo previsto, algo que pone en riesgo el calendario de la NASA para mantener la supremacía espacial frente a China.
"Estamos en una carrera contra el tiempo. Si SpaceX no cumple, buscaremos otros socios que sí lo hagan", declaró Duffy.
La NASA lanzó un ultimatúm a SpaceX para que avance en el desarrollo de sus módulos Starship
La NASA apura el desarrollo de Starship y pone en aprietos a SpaceX
La reapertura del contrato no implica una ruptura definitiva con SpaceX, pero sí marca un cambio de dirección en la política de colaboración público-privada que la NASA impulsó en la última década.
Desde el éxito de los lanzamientos con cohetes Falcon y la cápsula Dragon, SpaceX se convirtió en el principal aliado comercial de la agencia.
Sin embargo, un informe reciente cuestionó si esta dependencia realmente genera ahorros y eficiencia en misiones clave, especialmente cuando los retrasos comprometen objetivos geopolíticos como el regreso a la Luna.
Blue Origin, que ya compitió por el contrato lunar en 2021, aparece como el principal contendiente en esta nueva etapa.
La empresa mantuvo el trabajo de desarrollo para su sistema de alunizaje Blue Moon y mantiene una relación activa con la NASA.
Además, otras compañías aeroespaciales podrían sumarse a la competencia, en lo que Duffy describió como "una nueva carrera espacial entre empresas".
Siguen las polémicas en torno a SpaceX: de qué se le acusa
Esta atenuante se suma a una nueva controversia en el ámbito espacial para SpaceX, luego de ser denunciada por el supuesto uso de frecuencias no autorizadas en su constelación de satélites Starshield, un sistema clasificado diseñado para tareas de seguridad nacional.
La denuncia surgió a partir de una investigación independiente realizada por el científico canadiense Scott Tilley, quien detectó emisiones descendentes, del espacio hacia la Tierra, en bandas de radiofrecuencia reservadas exclusivamente para el tráfico ascendente, es decir, de la Tierra al espacio.
Los satélites Starshield, considerados una versión encriptada y militarizada de los conocidos Starlink, habrían transmitido datos en el rango de 2025 a 2110 MHz, una banda que, según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), está destinada para uplinking.
Esta violación técnica podría interferir con otros sistemas satelitales y comprometer la integridad de las comunicaciones espaciales, lo que encendió las alarmas entre reguladores y expertos en telecomunicaciones.
La investigación comenzó de manera accidental, cuando Tilley, reconocido por rastrear satélites desde su estación amateur en Canadá, detectó señales inusuales que no coincidían con los patrones esperados.
Al analizarlas, descubrió que provenían de satélites Starshield, lo que sugiere que SpaceX podría estar operando una red clasificada sin respetar los estándares internacionales de asignación de frecuencias. Aunque la empresa no emitió comentarios oficiales, el caso podría escalar a instancias regulatorias si se comprueba que hubo una infracción deliberada.