En el mundo del legal-tech al igual que en el mundo de la indumentaria existen ciertas tendencias que por momentos atraen todas las miradas: hace algunos meses atrás el protagonista fue el metaverso.

Se alertaba a diestra y siniestra sobre su disruptividad y la supuesta crisis del sistema legal que provocaría, se analizaban sus implicancias jurídicas, se realizaban infinidad de eventos sobre lanzamientos de metaversos, entre otras cuestiones.

Algunos personajes de la industria tecnológica como Gabe Newell, director de Valve Corporation, la desarrolladora de la plataforma Steam ya avisaban desde el primer momento que no había ninguna disruptividad y que estos metaversos no traían consigo grandes novedades.

Por lo tanto, tampoco había nuevas implicancias jurídicas que difieran sustancialmente de las que tuvo internet en general.

Los más memoriosos (para no decir quienes ya peinan canas) notarán que los metaversos presentados en la actualidad, salvo por las gafas de realidad virtual que usadas por más de una hora producen nauseas y fuertes jaquecas, no difieren de ciertos mundos virtuales que vienen de larga data (denominados MMORPG por las siglas en inglés) de juego de rol masivo multijugador online.

Algunos ejemplos son: Second Life surgido en 2007, el que más se asemeja a la idea de metaverso actual,pero sin ir más lejos podemos incluir a cualquier juego online de mundo abierto en la categoría, basta con recordar a nuestro orgullo nacional Argentum Online creado en La Plata en 1999 y operativo hasta el día de hoy.

Metaverso de la actualidad

Casi 25 años después los metaversos de la actualidad no tienen nada de novedoso e, incluso, se ven superados en gráficos y funcionalidades por mundos virtuales de antaño.

Tal vez en el futuro cuando los avances tecnológicos permitan introducirnos dentro de un verdadero metaverso con percepciones que alcancen los cinco sentidos podamos hablar de su disruptividad jurídica.

Sin embargo, hoy la tendencia cambió y la nueva joya de la corona legal-tech es la inteligencia artificial. Cabe destacar que ahora sí, quien les escribe y muchos otros más, opinamos que desde el día uno estas tecnologías tienen y tendrán mayores implicancias jurídicas que el metaverso actual.

La Inteligencia Artificial puede ser definida a grandes rasgos como un sistema informático que permite resolver problemas complejos, entre otras varias funcionalidades.

A modo de ejemplo: hace algunos días un tiktoker llamado fox.ia público en su cuenta imágenes generadas por una IA que representaban a las provincias argentinas como villanos, noticia que fue replicado por gran cantidad de medios.

El resultado es realmente sorprendente: Buenos Aires tiene un aspecto de mafioso de los años veinte con gran contextura física, es intrigante pensar cómo habrá llegado la IA a esa representación visual ¿Habrá querido dar a entender que el distrito se alimenta del resto del país?

Un marco legal pendiente

Cabe aclarar que nunca se dijo si se trataba de la Provincia o la Ciudad Autónoma. Por su parte Mendoza es una especie de villano con un atavío de parras y uvas, una representación basada la vitivinicultura, principal actividad provincial

Pero sin dudas el caso más curioso es el de Santa Cruz representada por una mujer pelirroja rodeada de dólares y montañas nevadas a su espalda.

El proceso para crear esas obras de arte es el siguiente: a partir de un texto que una persona ingresa, la Inteligencia Artificial crea una representación visual de lo que entiendepor ello a partir de los datos con los que fue entrenada.

Por ejemplo: "Provincia de Tierra del Fuego en Argentina como si fuera un villano" a lo que la IA arrojara una imagen de lo peticionado. Otra de las tecnologías que también dió mucho que hablar es ChatGPT de la compañía OpenIA, un chatbot que permite mantener una conversación con él, requerirle tareas, hacerle preguntas, hasta incluso pedirle que escriba por nosotros una columna de opinión (no es este el caso)

Tomando estos dos ejemplos de Inteligencia Artificial de entre los tantos que existen hoy endía, surgen preguntas relacionadas con el Derecho que actualmente no tienen respuesta o tienen una multiplicidad de soluciones jurídicas tan contradictorias entre sí que pueden llegar a abrumarnos.

Pensemos en Midjourney o DALL-E, dos IA que generan representacionesvisuales como las provincias-villano: ¿Quién será el titular de los derechos de autor sobre las obras de arte generadas por la IA? ¿Será quién ingresa el texto, quién creo a la IA o quién la entreno? ¿Y qué pasa si la IA que aprendió a través de aprendizaje automático no supervisado a generar estas obras? Por otro lado, el chatbot mencionado también puede crear obras literarias ¿Qué pasaría en caso de plagio? ¿Quién sería el responsable?

O pasando a la órbita penal ¿Qué pasaría si el chatbot instiga a una persona a suicidarse o suministra material pornográfico a un menor? Ambas conductas tipificadas como delitos en el Código Penal Argentino ¿A quién le será atribuida esa conducta? ¿Quién será sancionado penalmente? ¿Y si el chatbot comienza a discriminar a las personas a causa de un sesgo? ¿Qué pasa con los datos personales que le brindamos?

Las preguntas planteadas son solamente una mínima porción de todas las cuestiones jurídicas que se suscitan y si bien la idea de IA tiene varios años, hoy escuando estas tecnologías realmente alcanzaron una gran masividad y están alalcance de la mano de todos los que cuenten con un dispositivo conectado a Internet y quieran utilizarlas. Es por ello que todas las problemáticas planteadas ya son una realidadactual.

Mientras tanto el Derecho aún no tiene respuestas certeras y mucho menos soluciones jurídicas para brindarnos, lo que puede llegar a convertirse en un grave inconveniente para la sociedad.

*Por Patricio Alan Zermo Dopico, Profesor del Departamento de Derecho de UADE

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