Corify es una startup española fundada en 2019 que pertenece al grupo de las healtech, empresas con soluciones dedicadas a la industria médica.

Lo novedoso de esta firma es que lanzó una solución que permite ver el corazón de un paciente sin necesidad de operar o de usar electrocardiograma, gracias a más de 15 años de investigación en tecnología que realizó la misma.

Corify: cómo surgió la startup healtech

"Al acabar la carrera de ingeniería, descubrí que me fascinaba la electrónica relacionada con el cuerpo humano porque hay cosas que todavía no entendemos bien de cómo funciona el cuerpo humano", explicó Andreu Climent, CEO de Corify, sobre cómo surgió Corify.

"Algo que mucha gente no sabe es que en un quirófano hay un equipo de médicos, pero también hay ingenieros que se encargan de que los aparatos funcionen bien", añadió.

Así fue como él, un ingeniero abocado a la electrónica humana, llegó a asistente en un quirófano en Berlín. Allí se dió cuenta la necesidad de los médicos de ir más allá de los electrocardiogramas, por contar con unas máquinas eficaces a la hora de estudiar los movimientos mecánicos cardíacos, pero que pueden llegar a resultar imprecisas ante determinadas enfermedades.

Por esa misma época, María Guillén, investigadora de la Universitat Politècnica de Valencia, investigaba las posibilidades que había de ver el corazón sin abrir y sin recurrir al electro. "Los primeros prototipos los cosió ella a mano", recordó Climent.

El equipo de Corify, la startup española que puede ver corazones

En aquel momento ni Climent ni Guillén sabía que aquellos eran los primeros pasos de Corify Care, una startup que se prepara para penetrar en la industria de la salúd con su desarrollo.

La solución de Corify, que recibe el nombre de Acorys Mapping System, está compuesta de cuatro parches por los que se distribuyen 128 electrodos que rodean el torso y la espalda del paciente, que permiten extraer la imagen del corazón.

Nacida oficialmente en el hospital Gregorio Marañón, la historia de Corify se remonta muchos años atrás, cuando un grupo de investigadores como Climent y Guillén se convencieron de que se podían mejorar los aparatos de diagnóstico cardiaco.

Desde 2004 a 2015 esta idea viajó por países como Alemania, EEUU, Canadá. Paradójicamente, el espaldarazo definitivo no llegó con ninguna innovación surgida de sus estudios ni de una gran inversión por parte de ningún fondo, empresa o institución, sino que vino de la competencia.

Hacia 2014, el gigante de la innovación en tecnología médica Medtronic inició conversaciones con CardioInsight, una empresa estadounidense que había tenido una idea parecida a la que rondaba la mente de lo que hoy es Carify, para adquirir una participación mayoritaria de la startup.

La operación finalmente se cerró en 2015 por aproximadamente u$s99 millones. "Era la señal que necesitábamos. Nuestra tecnología era mejor que la que tenían ellos, y si una gran empresa se había dado cuenta de que un aparato así es necesario, el resto del mundo lo terminaría viendo", resaltó Climent.

El mundo de las startups sigue creciendo a pasos agigantados

Fue entonces cuando, bajo el auspicio de la UPV, el grupo investigador se animó a pasar por el largo y duro proceso de patentar su tecnología. No pasó mucho tiempo antes de que Corify entre en el programa CaixaImpulse, de Fundación "la Caixa", que transformará el proyecto: el invento salido de la mente de un entusiasta grupo de expertos de diversos campos pasa a ser el producto comercializable de una prometedora startup.

Caixalmpulse: el programa que transformó el proyecto

"Aquello fue un mini MBA para científicos: nos explicaron cómo funcionaban las patentes, la inversión, el negocio… Entendimos por fin qué había que hacer para llegar al mercado", indicó Climent, que unos años antes, en 2006, mientras trataba de extraer todo el jugo a lo que estaba aprendiendo en Alemania, trató ya de crear una empresa", apuntó Climent

"Fue un poco desastre porque no sabíamos. El programa CaixaImpulse nos dio los contactos, el conocimiento y todo lo que nos faltaba en este sentido. También cambió nuestra investigación porque la orientamos a un producto que se pueda comercializar. La primera ronda de financiación fue de unos u$s320.000 y costó más de 100 reuniones. Fue muy duro, pero también gratificante", añadió.

El programa CaixaImpulse de la Fundación "la Caixa", cuya última edición fue anunciada recientemente, destinará apróximadamente hasta u$s5.300.000 a impulsar la traslación de investigaciones punteras del laboratorio a los pacientes mediante la creación de nuevos productos, servicios y empresas de ciencias de la vida y la salud.

Cada proyecto podrá recibir hasta u$s747.697 si cumple el itinerario de financiación del programa, que contará con un panel internacional de expertos y profesionales del ámbito de las ciencias de la vida y la salud para seleccionar las mejores ideas.

Climent fue uno de los primeros en recibir la ayuda de la Fundación "la Caixa", que en 2015 creó un primer programa (convocatorias Validate y Consolidate) que destinó u$s19 millones a apoyar 173 proyectos, los cuales derivaron en la creación de 39 spin-offs como Carify. Esas empresas, a su vez, atrajeron más de u$s36 millones de otras fuentes de financiación.

"Si algo me dejó fascinado cuando me acerqué a los inversores en salud es que su criterio y su conocimiento supera al de muchos académicos que nos creemos dueños del conocimiento", expresó Climent.

"Vi mejores preguntas que las que se hacen en muchos congresos. Cuando un inversor se plantea invertir el ego no tiene nada que ver, sólo quiere saber si el producto funciona. Vi mucha verdad en este proceso", concluyó.

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