La digitalización de los perfiles laborales (freelancers, digital workers) incluye la presencia de compañeros robot. Sin embargo, la gestión de estos equipos mixtos presentan retos nuevos que exigen a los directivos el aprendizaje de nuevas habilidades.

Al llegar a los jefes, la transformación digital de la mano de las metodologías agile aplana estructuras al cambiar supervisores por jefes de tribus y se suman nuevas tendencias económicas a las que habrá que hacer frente.

La robotización llegó a muchos países como China, Corea del Sur, Japón, Alemania o Estados Unidos de manera asombrosa, si bien no tienen aún la capacidad para interactuar inteligentemente con humanos y solo se ocupan de tareas físicas. Sin embargo, las soluciones robóticas de última generación están cada vez más presentes, por ejemplo en el ámbito médico donde pacientes se monitorean a distancia e incluso ya se realizan operaciones. No falta mucho para ver robots conductores de transporte, vigilantes de seguridad o agricultores.

Se estima que en la próxima década los robots dejarán sin empleo a 800 millones de trabajadores en el mundo. Sin embargo surgen las dudas sobre la interacción entre los empleados humanos que queden y los robots que quitaron el empleo a sus compañeros. Es por esto que los mandos deberán aprender a mediar entre humanos y robots, para ayudar a decidir quién hace qué y a la vez disminuir el recelo que algunas personas tengan de sus compañeros tecnológicos.

Se sabe que esto no será simple y requerirá de personas con habilidades renovadas que establezcan estrategias para una convivencia normal. Este hecho también requiere puestos como especificadores y entrenadores de robots, managers que definirán con el sector de recursos humanos qué nuevos perfiles robóticos son necesarios y acompañarán los entrenamientos de los recién llegados con sus asistentes robóticos.

Otra de las tendencias que crecen sin parar es la de la "economía gig", el trabajo estructurado en base a proyectos cortos cubiertos por freelancers. Si bien esto actualmente se refiere a servicios como Uber o Rapi, el modelo se expande a todo tipo de sectores y profesiones. Según el Oxford Internet Institute, en Australia las vacantes relacionadas a la economía gig superan a la de otros trabajos, y en Estados Unidos algunos datos revelan que el 1% del trabajo ya entra en esta categoría.

En este escenario se requiere un marco jurídico más claro, ya que los profesionales deberán aprender a poner en valor sus diferenciales para saber negociar condiciones a la hora de buscar oportunidades. Es por eso que también surgirán agentes que ayudarán a los freelancers a conseguir trabajo y asesorarlos para ajustar su propuesta al mercado.

Estas transformaciones digitales muestran una gran cantidad de desafíos interesantes, sobre todo en el marco de la gestión. Lo que está pasando actualmente indica que el trabajo en relación de dependencia, tal como lo conocemos, va a desaparecer.

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