La industria IT representa el 3º rubro exportador de la Argentina, sin embargo es una industria altamente masculinizada. La participación de mujeres representa cerca de 30% del total de profesionales que la conforman, considerando tanto a puestos técnicos como áreas de staff.

Y sólo el 16% de los puestos relacionados a la producción de software (desarrollo, diseño, análisis), cuya formación está en línea con carreras afines a la informática, ingeniería y el diseño, lo ocupan mujeres.

Según el BID, la brecha salarial entre hombres y mujeres en áreas de TIC ronda el 40%.

Esto no siempre fue así, hacia los años 70 la participación de mujeres en este tipo de carreras era muy alta, de alrededor de 75%. Se las consideraba como las más idóneas para escribir líneas de código por la prolijidad, la precisión y la paciencia (características asociadas a las mujeres).

Sin embargo, la tendencia fue decreciendo a medida que las computadoras se fueron masificando, y con esto la concepción del software fue mutando hacia dar valor a los negocios y a la innovación.

La profesión se fue haciendo más estable y se jerarquizó, comenzó a asociarse con cualidades más relacionadas a la ambición, la creatividad, la inteligencia, a la vez que los hombres fueron ganando terreno y desplazando a las mujeres.

Hoy hay una baja representatividad de mujeres en el mercado laboral, y esto se debe a que pocas eligen formarse en carreras afines a la industria. Al momento de elegir, el interés por las carreras relacionadas a la programación es muy bajo, con una proporción de inscriptas de 20%.

Este dato preocupante se gesta en edades tempranas.

Estereotipadas

En este sentido, los estereotipos de género en las infancias no hacen más que reforzar los roles a nivel social. Los juguetes STEM, desarrollados para potenciar las habilidades vinculadas a la ciencia y la tecnología, se consideran de ingenio, analíticos y desafiantes, aspectos que se asocian a los niños.

Estereotipos que se refuerzan cuando generalmente son hombres los profesores que llevan adelante las materias STEM en las instituciones. Faltan referentes mujeres que inspiren a las niñas y fomenten su interés.

En la adolescencia se establecen estos estereotipos y sólo el 30% de las niñas manifiestan querer desarrollarse en las ciencias duras. Si no se fomenta e impulsa el interés en edades tempranas, difícilmente en la adolescencia se considere como una opción de carrera.

No alcanza con sumar más mujeres al mercado si las organizaciones siguen en su status quo y no cambian. Estas deben re pensarse en sus dinámicas y formas de hacer las cosas y revisar cómo están reproduciendo desigualdades de género aún sin buscarlo.

Transitar un cambio hacia espacios diversos e inclusivos, no es solo preparar a líderes para que gestionen la diversidad, sino también transformar los procesos, las dinámicas, las creencias, para que consideren la perspectiva de género y fomenten más acciones en pro a la igualdad de oportunidades.

Fomentar la diversidad 

Los negocios demandan agilidad, adaptación y transformación continuas, por lo tanto, para la industria, es necesario continuar trabajando en la diversidad de talentos que componen los equipos de trabajo.

Equipos con distintas miradas, distintas formas de pensar, que tengan una perspectiva variada y que puedan nutrirse de experiencias vividas. Esto conllevará inevitablemente a soluciones más creativas e innovadoras.

Los cambios que estamos viviendo como sociedad representan una oportunidad muy grande para repensar nuestras organizaciones y sumar más talento que equilibre la balanza en términos de género.

Con objetivos en el mediano y largo plazo, se pueden gestar programas que fomenten el liderazgo de mujeres en organizaciones, para luego ampliar la mirada en otros aspectos que hacen a la diversidad de seres que somos.

 

*Por Alfonsina Chesini, co-fundadora y directora en Flux IT

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