Ciertamente el metaverso se está presentando como una tierra de oportunidades para las empresas y los trabajadores. Pero antes de que se desarrolle en forma efectiva, hay temas a tratar, como la forma en que estarán representados los trabajadores en ese entorno.

¿Cómo sería una huelga?, ¿de qué forma se la encararía?, ¿habrá sindicatos especiales para lagente que trabaje en el metaverso?, ¿qué tipo deprotección tendrán cuando sólo estén representados por un avatar?

Estas y más preguntas piden a gritos que se comience a pensar en una nueva legislación que contemple sus respuestas.

Se calcula que en el 2030 habrá ya 23 millones de puestos de trabajo funcionando en el metaverso, según PwC. Y a ellos se lesdeberá de tener que adaptar alguna norma de derecho laboral, tal como hubo que hacer con los teletrabajadores durante la pandemia.

Y ello implicaría extender la regulación exuistente del teletrabajo internacional, el remoto, los trabajadores extranjeros, y hasta los freelance.

Luciano Muriel, director de derecho laboral en PwC Tax & Legal, consultado por el medio El País, señala que los empresarios se ahogan en un mar de requisitos administrativos tales como condiciones migratorias o de cotización. En la actualidad, tanto en materia de condiciones de empleo como en cuestiones relativas a la Seguridad Social, la regla general es que la persona "estará sujeta a la legislación laboral del país en el que se encuentre prestando efectivamente su trabajo". Pero el metaverso, advierte el experto, "choca frontalmente" con ese principio de territorialidad.

El metaverso presentará grandes oportunidades, pero también genera muchas preguntas

La identificación de las personas contratadas en un espacio donde los usuarios se mueven con avatares o representaciones virtuales será otra cuestión problemática. Habrá que "garantizar la autenticación del avatar", apunta Álvaro Rodríguez de la Calle, director en el área de laboral de KPMG Abogados. Esto es vital para impedir que la opacidad de la Red sirva de "parapeto para ocultar prácticas laborales que en el mundo real estarían totalmente prohibidas o se calificarían como abusivas, como el trabajo de menores". Para evitarlo, la empresa "podría establecer criterios para la mejor identificación de los trabajadores en sus nuevas oficinas virtuales", apostilla Noemí Brito, directora especialista en derecho digital en KPMG Abogados.

¿Serán trabajadores independientes o bajo relación de dependencia?

Ese es otro tema candente. Muriel comenta que hay que considerar "una presunción de laboralidad de estas relaciones en el metaverso, en la misma forma que ha ocurrido recientemente con el trabajo en las plataformas digitales".

Por otro lado Ignacio del Fraile, socio de laboral de Gómez-Acebo & Pombo, dice que lo recomendable sería firmar un contrato "por tiempo indefinido", y "seguir las interpretaciones judiciales sobre las figuras laborales que tengan similitudes a las que se desarrollarán en el marco del metaverso".

Esto presenta a su vez otros retos: la adaptación a normas disciplinarias, sobre el control empresarial, o de desconexión digital, así como temas como la jornada, los horarios o las reuniones en la web 3.0 "suponen un reto que se enfrenta a la realidad jurídica más tradicional que conocemos".

Privacidad en la era de los avatares

Las normativas para el trabajo en el metaverso puede ser que sean muy similares a las de un teletrabajador

El derecho a la intimidad de un avatar también es un problema a solucionar. Sagardoy se pregunta que hasta qué punto podrá monitorizarse la actividad del empleado en el metaverso y cuándo podrá refugiarse en el ejercicio de sus derechos laborales.

¿Habrá nuevos sindicatos?

En un mundo donde la individualidad será la norma, la posibilidad de un sindicato que los nuclee es todo un reto.

Álvaro Rodríguez de la Calle propone abordar aspectos singulares, como el uso adecuado de los dispositivos tecnológicos inmersivos, a través del contrato o de "nuevas políticas consensuadas con la representación de los trabajadores".

Finalmente Sagardoy se pregunta si bastará con la normativa del mundo físico o si "se desarrollará una metalegislación laboral", indicó El País.

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