Fue la app del momento… hace solo unos meses. Clubhouse, la red social de salas de audio efímeras que prometía revolucionar las conferencias y que había aglutinado una importante inversión, ha caído en descargas de forma estrepitosa hasta (al fin) lanzar su versión para Android, que puede convertirse en su último refugio de crecimiento en países asiáticos.

Nacida con un sistema que promovía el FOMO o miedo a perdérselo en marzo de 2020, con solo disponibilidad en iOS y acceso por invitación, Clubhouse pronto copó titulares por salas en las que Elon Musk, Drake u Oprah Winfrey aparecían para hablar con normalidad. La matriz tras Clubhouse -que despegó en España un año más tarde, el pasado mes de enero- Alpha Exploration Co., se veía como una de las más prometedoras… hasta que comenzaron a salirle las copias como setas.

Tras ello se encuentra su lentitud para llegar al inmenso mercado de Android (lo hicieron en mayo), tiempo suficiente para que Twitter con Spaces, Spotify con Greenroom, Telegram con Voicechats, Discord con Stage, y hasta Slack o Reddit sacaron funcionalidades no parecidas, sino calcadas. El último en unirse ha sido Facebook, que también intenta reavivar -de momento en Estados Unidos- su inmensa pero dormida cantidad de usuarios con el pujante mercado del audio. Siete ‘copias’ en total en poco más de un año de vida.

Clubhouse prometía innovación como red social basada en audio, pero está perdiendo su momentum

Clubhouse propone una unión entre el auge de los podcast y la inmediatez de Twitch, pero los límites de patentes y propiedad intelectual no parecen existir en tecnología. Al igual que le pasó al formato storie de Snapchat a Instagram y después replicado mil veces, o Foursquare en el momento que otras apps y servicios incluyeron la geolocalización, Clubhouse parece ahora que luchará por no convertirse en un nuevo MySpace de turno. Su última bala, entrar en el mercado asiático con fuerza con Android.

Las 7 copias

No cabe duda de que Clubhouse ha conseguido hacerse un hueco. Pero el tiempo corre. Y seguramente ya han dado demasiada ventaja.

Twitter estrenó a finales del año pasado su rival de Clubhouse, Twitter Spaces, a modo de prueba. Al principio, solo los usuarios de dispositivos iOS podían utilizar el servicio, y solo un número limitado de ellos podía albergar sus propias salas.

Clubhouse permite que decenas de oradores hablen al mismo tiempo y da a los usuarios la posibilidad de elegir entre albergar salas públicas o privadas. El número de usuarios de Clubhouse en una sola sala tiene un límite de 8.000, algo a lo que de momento las nuevas aplicaciones no se acercan.

Spotify, por su parte, lanzó Greenroom tras la compra de Betty Labs, creador de la aplicación de audio social centrada en el deporte Locker Room, por una cantidad no revelada, que finalmente ha lanzado en una app separada.

Hasta Facebook lanzó sus propias salas de audio

La monetización como salvavidas

En distintos países, Clubhouse ha lanzado su programa Creator First, de tres meses de duración, en el que Clubhouse ayudará a los creadores con la producción, el desarrollo creativo y la promoción, y les proporcionará apoyo financiero a través de colaboraciones con marcas.

A diferencia de otras plataformas sociales, las salas de Clubhouse no tienen métricas de compromiso como "me gusta", "comentarios" y "compartidos", quizá por eso, la red social ha anunciado que está estudiando la posibilidad de permitir a los usuarios vincular sus cuentas de Twitter e Instagram para lograr mayor visibilidad.

Fuente Hipertextual

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