Ya no es inusual encontrarse con que en alguna ciudad del planeta las autoridades locales señalan como abusivo el modelo de negocios de Uber y cómo el transporte sin licencia de pasajeros compite en forma desleal con otros sistemas que tienen autorización.

Incluso se ha llegado a que la empresa trabaje en algunas ciudades en forma ilegal, ya que no les es permitido operar, pero de cualquier manera lo hacen.

Pero tenían sus artimañas: Uber tenía al menos una docena de maneras de identificar a quienes querían echarles de la ciudad. Por ejemplo, si estaban dentro de una comisaría y abrían y cerraban la app muchas veces para observar a los conductores o si sus datos personales estaban en algún listado público que les identificaba como sospechosos de querer acabar con la compañía.

Mike Isaac, periodista del New York Times, cubrió casi en exclusiva a Uber durante años, y plasmó sus conocimientos en un nuevo libro..

Hablando de Greyball comentó que "Definitivamente lo consideraron, pero no sé si acabaron usándolo en España. Hubo una reunión global con encargados de Greyball para contarles el sistema a empleados de todo el mundo. La idea era usarlo más ampliamente en muchas ciudades. Pero es difícil aclarar dónde lo utilizaron. Era clandestino incluso dentro de la compañía. Era algo arriesgado y potencialmente ilegal", explica.

Los conflictos generados en varias ciudades con los sistemas de transporte tradicionales no ayudaron a la empresa

Esta herramienta interna es solo un ejemplo de la capacidad de una compañía como Uber para hacer triquiñuelas para mejorar su negocio. "Si das a gente inteligente y competitiva una cantidad de dinero ilimitada, lo que van a hacer es jugar a ser James Bond", dice Isaac. 

"No había controles sobre cómo comportarse. El entonces CEO de Uber, Travis Kalanick, no tenía un consejo ni mentores que le  controlaran", añade. Uber contrató a un centenar de exagentes de la CIA, el FBI y la NSA para ayudar con Greyball y otros fines por todo el mundo.

Uno contra todos

En el caso de Uber, su idea de negocio inicial era mejorar el servicio de taxis y el transporte urbano. No era mala idea, según Isaac: "Los taxis, por algún motivo, son poco queridos en buena parte del mundo. Necesitas mucho esfuerzo para convertir a Uber en el villano en toda esta historia". La batalla inicial de Uber lo convertía en el rebelde aspiracional. Pero hubo dos cosas que perjudicaron a largo plazo su crecimiento: su fundador, Kalanick, y el contexto.

Ninguna otra compañía tenía un antagonista tan potente como la legislación municipal y los taxis. Pero, también, o sobre todo, por el carácter de su fundador. "La cultura de una empresa se define desde muy arriba y muy al principio. Uber fue creado a imagen y semejanza de Travis Kalanick . Y él es una especie de capullo, de un modo descarado además, que con el tiempo diría que lo ha asumido, forma parte de quién es él. Tendía por tanto a atraer a ese tipo de personas", describe Isaac. "Uber era diez veces peor que la mayoría de compañías en el valle porque Travis exigía demasiado de la gente", añade.

En el libro cuenta casos de abusos, drogas, fiestas sonrojantes en varios países. No era algo que se limitaba a la sede central en San Francisco. El carácter de alguien cuyo único objetivo era crecer a cualquier precio era el sello de la época. "Una de las preguntas que siempre me he hecho es si debes ser un capullo para construir una gran empresa", dice Isaac. "La intensidad es algo que todos los CEO de estas compañías comparten. También la voluntad de estar siempre compitiendo. Kalanick era una especie de friki: muy cerebral, orientado a las mates, afilado, sin inteligencia emocional", describe.

El CEO de Uber es señalado por su comportamiento y prácticas que no ayudaban a sustentar la imagen de la empresa

Un rumbo incierto

Un empleado de Uber se pregunta en el libro si acabarán siendo "Amazon en esteroides o un nuevo eBay". Ahora están más cerca de eBay, cree Isaac. "El CEO actual, Dara Khosrowshahi, no es una figura como Jeff Bezos o alguien que construya cohetes. Lo que debe preocuparles es a quién fichan, quién quiere trabajar allí. Es un equilibrio. No quieren gastar millones en cosas que no van a ninguna parte. El mercado les pide que obtengan beneficios de una vez."

Uber fue el avatar de la cultura de los tech bros (tíos techies) en Silicon Valley: crecer a cualquier precio, romper todas las reglas, salir a Bolsa y hacerse millonarios. Ahora esa idea ya no es el objetivo principal. Las misiones mesiánicas de las compañías y sus fundadores han decaído, indicó El País.

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