La farmacéutica estadounidense Pfizer y la firma alemana BioNTech anunciaron que los estudios de su vacuna contra el coronavirus muestran una eficacia superior al 90 %, un resultado que generó un impacto muy positivo no sólo en la población en general y en ambientes médicos, sino también en los mercados internacionales.

Este nivel de eficacia se ha logrado siete días después de la segunda dosis, es decir 28 días después del inicio de la vacunación (que tiene dos dosis) aunque ambas compañías advierten de que la eficacia final podría variar a medida que avance el estudio. 

Las firmas añadieron en un comunicado que en esta fase tres del estudio no se ha reportado ningún problema de seguridad, por lo que el organismo independiente que supervisa los ensayos ha recomendado recoger información adicional.

La fase tres del ensayo comenzó el pasado 27 de julio y ha implicado a 43.538 participantes hasta la fecha, de los que 38.955 recibieron la segunda dosis el pasado 8 de noviembre. Pfizer y BioNTech esperan producir 50 millones de dosis este año y 1.300 millones de dosis en 2021. 

Las dudas

La distribución de la vacuna frente al Covid-19 conllevará un esfuerzo titánico para estas compañías y unos cuantos retos para los centros sanitarios. Este innovador producto basado en tecnología de ARN mensajero (ARNm) tiene que ser transportado y almacenado a 75 grados bajo cero a cientos o miles de kilómetros y en todo tipo de condiciones climatológicas. Para lograrlo, Pfizer ha creado un complejo sistema logístico en el que involucra a compañías áreas y de transporte.

Pese a su demostrado éxito en la fase 3 la vacuna de Pfizer aún genera algunas dudas

Desde que la vacuna sale de fábrica llega un complejo método de transporte. De Kalamazoo y la ciudad belga Puurs (punto para la distribución a los mercados europeos) se enviarán cada día 7,6 millones de dosis congeladas en avión. La multinacional utilizará 40 centros propios de apoyo en la distribución y más de 200 proveedores en todo el mundo.

La intención de la compañía es que desde Kalamazoo y Puurs se envíen los contenedores congelados directamente a los centros sanitarios para que lleguen en uno o dos días. O como alternativa, llevarlos a puntos de almacenaje intermedios.

"La intención es servirnos de los proveedores logísticos de Pfizer para realizar los envíos por aire a los principales centros de distribución de un país o región y por tierra a los lugares de dosificación", detalla el laboratorio. 

A esto hay que sumarle que antes de que se apruebe el uso de la vacuna por las autoridades sanitarias de todo el mundo, tendrá que cumplir ciertos requisitos de seguridad que varían según la jurisdicción de cada país.

Por ejemplo, en Estados Unidos, la Administración de Medicamentos y Alimentos exige a los fabricantes que presenten datos de seguridad sobre la mitad de los sujetos durante 2 meses después de su segunda dosis de la vacuna antes de que pueda aprobarse su uso de emergencia, algo que Pfizer planea conseguir la tercera semana de noviembre, según ha recogido South China Morning Post.

Incluso Ian Frazer, profesor de la Universidad de Queensland que coinventó la vacuna contra el virus del papiloma humano, todavía hay un "pequeño riesgo de problemas de seguridad inesperados" y algunas personas podrían negarse a recibirla.

Por su parte, Terry Nolan, experto en vacunas de la Universidad de Melbourne, ha comentado que si bien encontraba "comprensible" las preocupaciones de seguridad sobre una vacuna tan rápidamente desarrollada, sería vital que el público se sumara a la inmunización masiva.

"A menos que haya niveles muy altos de protección de la comunidad, hay muy poca esperanza de obtener algo cercano a la inmunidad de la manada", ha asegurado Nolan.

Son varias las opciones de vacuna que se están desarrollando, y varios países se decantan por adquirir varias a la vez

Otros desarrollos

Alrededor de una docena de vacunas se encuentran en ensayos a gran escala en humanos —o ensayos de fase 3— incluyendo algunas desarrolladas en Estados Unidos, China, Rusia y Gran Bretaña.

De hecho, en agosto, Rusia se convirtió en el primer país en anunciar la aprobación de una vacuna antes de que se completaran los ensayos con humanos, lo que provocó un amplio escepticismo y críticas entre los científicos y los profesionales médicos.

Asimismo, el mes pasado, el presidente ruso Vladimir Putin anunció la aprobación de una segunda vacuna antes de que comenzaran los ensayos de la fase 3.

China ha aprobado el uso limitado de 3 vacunas para algunos grupos como los militares, incluida la vacuna Sinovac Biotech, cuyos ensayos fueron interrumpidos brevemente por las autoridades brasileñas el lunes después de una reacción adversa a la vacuna. Pero las autoridades sanitarias de Brasil reiniciaron las pruebas el miércoles después de que se confirmara que un voluntario había muerto por suicidio, y no por una reacción adversa a la misma.

Hasta septiembre, países como Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia y Japón habían obtenido más de la mitad de los 5.300 millones de dosis asignadas en los contratos de suministro suscritos por AstraZeneca, el Instituto Gamaleya, Moderna, Pfizer y Sinovac.

Y, en respuesta a las preocupaciones por la llegada de la vacuna a los países más pobres, la colaboración mundial Covax ha recaudado más de 2.000 millones de dólares de casi 100 naciones para comprar y distribuir vacunas entre los países menos desarrollados, indicó Business Insider.

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