Las criptomonedas se han afianzado como una forma de pago online segura y anónima, ideal por ejemplo como alternativa a PayPal, siempre que quien las use sepa lo que está haciendo. Sin embargo, el consumo energético de las criptomonedas como el bitcoin está dejando una importante huella ecológica en todo el mundo, ya que consume unos 74 TWh, equivalente a la misma electricidad que consume un país como Chile en todo un año. Y el costo energético de cada pago es, además, altísimo.

Costo energético

Los pagos descentralizados y ajenos al control gubernamental gracias al blockchain han revolucionado los pagos online. Sin embargo, la certificación y garantía de esos pagos requieren que haya una red de computadoras minando esas monedas y gastando enormes cantidades de recursos energéticos.

Cada día se realizan unas 350.000 transacciones de bitcoin

Tanto es así, que el bitcoin gasta unos 74 TWh al año, o 74.000 millones de kWh. Cada día se realizan unas 350.000 transacciones de bitcoin, que, si se multiplica por 365 días al año, son unas 127,75 millones de transacciones. Si se elige darle un enfoque finalista al costo de minar las criptomonedas y al número de transacciones que se realizan utilizándola, se obtiene que, dividiendo 74.000 millones de kWh entre los 127,75 millones de transacciones anuales, cada una de ellas es responsable de un consumo de 580 kWh.

Un hogar medio consume unos 10 kWh al día con dos personas, y si se multiplica, se obteniene que cada transacción de bitcoin consume energía suficiente para mantener un hogar entero durante casi 2 meses.

Un pago con Visa consume 290.000 veces menos electricidad

En comparación, un pago con Visa consume sólo 0,002 kWh, al ser la propia compañía la que certifica las transacciones. Por ello, si se hacen cuentas, es posible ver que r

ealizar una transacción con bitcoin consume 290.000 veces más energía que hacerlo con un simple pago con tarjeta

Esta cifra no tiene visos de bajar, ya que cada vez es más complicado minar un bloque entero de bitcoin, y por ello se requiere más potencia y la rentabilidad de minar criptomonedas es menor. Así, además de granjas de minería, cada vez se forman pools más mayoritarias para aunar capacidad de potencia, haciendo que el consumo suba. También hay muchos botnets que usan computadoras hackeadas para minar, donde sus dueños ni siquiera son conscientes de ello.

El concepto de las criptomonedas ha traído numerosas mejoras, pero el costo energético y ecológico es demasiado grande. Una posible solución es utilizar monedas preminadas que no dependan de un blockchain, como es el caso de Ripple. El problema del bitcoin es que se ha convertido en una especie de patrón oro sobre el que se referencian el resto de las criptomonedas, y acabar con él es imposible,  

Por ello, de momento no parece ser que vaya a haber una solución viable para hacer que el bitcoin sea más ecológico, con un sistema que es revolucionario para realizar pagos anónimos, pero que no es tan seguro como parece. Y es que, desde su concepción, el 15% de todos los bitcoins han sido robados, demostrando que el sistema puede ser seguro, pero en la práctica hay más factores que pueden llevar a robos, según un artículo del sitio Adslzone.

Te puede interesar