Actualmente la medicina avanzó muchísimo gracias a la tecnología. Por ejemplo, ya existen algoritmos entrenados para ayudar a los médicos a detectar más fácilmente lesiones cerebrales.

Dispositivos que escanean la actividad cerebral y advierten de que una persona con una enfermedad mental está a punto de sufrir una crisis. Juegos de realidad virtual para rehabilitar a un paciente con una patología neurológica.

Los avances tecnológicos también se están utilizando para curar el cerebro. Por ejemplo, si un chip implantado podría servir para frenar el avance del Alzheimer, sin la menor contraindicación, ningún paciente dudaría en hacerlo. Pero las cosas son delicadas y no suelen estar tan claras cuando se habla del cerebro, una misteriosa caja negra que define al ser humano como individuos.

En la intrincada relación entre las neuronas y la consciencia aún hay muchas más incógnitas que evidencias científicas.

¿Una nueva amenaza?

La posibilidad de que la neurotecnología, además o en vez de curar, sirva para alterar eso que llamamos voluntad abre un debate más complejo que el que en su día provocaron los neurofármacos.

También es un asunto controvertido la gestión de la información personalísima manejada en estos tratamientos. Llevando al límite la desconfianza, resultaría inquietante una posible amenaza de un hackeo de las mentes, digno de una película de ciencia ficción.

Pero sin embargo, se pueden tener dos certezas. Alguien ya está tramando cómo hacer negocio con los datos personales más sensibles. Y, una vez curado el paciente, puede que busque aumentar sus capacidades, con el consiguiente riesgo de abrir una brecha entre seres humanos normales y mejorados.

La sociedad debe ser conscientes de estas amenazas, aunque ahora parezcan de ciencia ficción, es un primer paso para evitar escenarios distópicos. El segundo estadío es pensar cómo las sociedades pueden ponerse de acuerdo, para anticipar y regularizar estas posibles amenazas, para así evitar que se conviertan en una realidad.

Neuralink

El 28 de agosto está programada la demostración en vivo del proyecto de una interfaz cerebro-máquina que impulsa Neuralink, la empresa de inteligencia artificial y neurotecnología de excéntrico Elon Musk.

Como suele ocurrir con todo lo que rodea al gurú tecnológico, son muchas las expectativas cifradas en torno a esta iniciativa, que pretende instalar enlaces neuronales en los cerebros humanos para ayudar al tratamiento de enfermedades neurodegenerativas.

Aunque no existe una agenda oficial del evento, se especula que la compañía de Musk debería entregar detalles sobre los progresos registrados desde la última presentación pública del proyecto en 2019.

Según Teslarati, un sitio enfocado en filtraciones sobre las compañías de Musk, probablemente haya una demostración en vivo de la actividad neuronal. Musk había adelantado en febrero de 2020 que; "la próxima versión sería increíble " y en julio había anticipado una demostración.

El proyecto es una interfaz cerebro-máquina que ayuda a recopilar dato del cerebro humano.

La tecnología de Neurolanik podría ser usada para ayudar a personas que padecen enfermedades como el parkinson o el alzhéimer.

La instalación de un chip que reemplaza una pequeña porción del cráneo humano podría restaurar la función de extremidades, mejorar el movimiento humano o resolver problemas de vista.

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