El 6 de marzo, los empleados de Microsoft empezaron a volver inexplicablemente a la sede de la compañía en Redmon (Washington): tan solo 48 horas después de que la tecnológica hubiese mandado a sus empleados a casa por el coronavirus. 

"¿Por qué vuelven?", pensó el director de sistemas de Microsoft, Brett Arsenault. El directivo se preguntaba: "¿Qué está pasando?" 

Los trabajadores habían dejado sus portátiles en sus mesas, como siempre. Lo que no sabían entonces es que no volverían a la oficina en meses. Sin embargo, Microsoft se arrepiente de esa decisión —de haber mandado a la plantilla por sus computadoras—, ya que ahora considera que podría haber sido un riesgo. 

La compañía tuvo que actuar rápido: sin sus equipos, los empleados no podían acceder de forma segura a la red del trabajo. Y, sin esa posibilidad, no habrían podido teletrabajar. Y si eso ocurría, Microsoft no iba a ser la única perjudicada, sino sus millones de consumidores, que ya empezaban a depender de sus servicios para seguir conectados y entretenidos durante la pandemia, como Microsoft Teams, Office 365 y Xbox Live. 

El equipo de sistemas creó 34.000 escritorios remotos, que llevaban las computadoras corporativos a los del hogar, basándose en el estándar de seguridad de Zero Trust. Esto permitió a la plantilla acceder a su material de trabajo desde casa,  a todos los documentos y programas —incluso a aquellos que no habían podido volver a buscar sus portátiles—.

Microsoft ya usaba los escritorios virtuales antes de la pandemia, pero no a esa escala. La firma creía que se tardarían 6 meses en hacer algo así, sin embargo, el equipo de Arsenault lo hizo en tan solo 2 días.

Procesos acelerados

Esto es solo un ejemplo de cómo el coronavirus ha acelerado algunos procesos en las empresas, ya que muchas han tenido que apañárselas para operar en remoto. "Hemos ganado 2 años de transformación digital en 2 meses", ha dicho al respecto el CEO de Microsoft, Satya Nadella, en declaraciones a analistas de Wall Street. 

Para ser precisos, el pasado viernes se cumplieron 100 días desde que la firma mandó a la plantilla a casa. Este centenar de días ha estado marcado por una rápida toma de decisiones: la compañía tenía que seguir funcionando para que sus clientes lo hicieran también. Según los expertos, esto se ha conseguido gracias a Nadella, que destaca por su empatía. Y también ha contribuido la capacidad de adaptarse de la empresa.

Microsoft ha superado todas las expectativas del mercado en su último trimestre: 31 millones de usuarios diarios se han dado de alta en menos de 2 meses en su aplicación de teletrabajo, Teams, sumando un total de 75 millones de personas activas en la plataforma. A pesar de ello, el precio de sus acciones cayó al inicio de la crisis del coronavirus. Eso sí, para después remontar y llegar esta semana a su máximo histórico. Su capitalización actual supera los 1,400 millones de dólares. 

Satya Nadela, CEO de Microsoft

El gigante tecnológico ha ampliado el acceso gratuito a Microsoft Teams, así como de otros servicios clave de la marca. También ha dado soporte gratis a las organizaciones sanitarias, colapsadas durante el COVID-19. Por otra parte, la decisión de la compañía de congelar las contrataciones desde el principio, para casi todos los puestos, se ha valorado como algo positivo.

Ahora, Microsoft y su CEO se enfrentan a un nuevo reto. Las protestas en EEUU contra la brutalidad policial y el racismo han dado lugar a un debate sobre cómo hacer frente a la intolerancia estructural. La plantilla de Microsoft, como ocurre en muchas otras tecnológicas, no refleja la diversidad de la sociedad. Solo un 2,7% de personas negras ocupan puestos de liderazgo en la compañía. En ese porcentaje no se incluyen otras firmas de la matriz, como LinkedIn, donde esa tasa es del 4,5%. 

Varios trabajadores de la red social profesional difundieron comentarios racistas en una reunión de la compañía, de forma anónima. Este suceso causó bastante revuelo. Unos días después, un directivo de Microsoft, Chris Capossela, tuvo que pedir disculpas a un artista negro por el lenguaje "poco inclusivo" que usaba una de las agencias de publicidad que trabajaban con la empresa en el pasado.

Por otra parte, los empleados de la tecnológica han estado debatiendo sobre las protestas antirracismo de estos días y han compartido sus experiencias en un chat interno, pidiendo a los líderes que se impliquen en el problema. En consecuencia, Microsoft canceló todas las reuniones y eventos del 19 de junio para crear una jornada de "escucha, aprendizaje y compromiso".

Nadella se ha dedicado durante los últimos 6 años a forjar una cultura corporativa más empática y comprensiva. Ese cambio de mentalidad también ha ayudado a pagar dividendos, no solo durante la pandemia, sino antes, cuando la valoración de Microsoft ya tendía al alza. Ahora, esa cultura se va a probar de una forma distinta, conjugando la gestión de la pandemia y una progresiva incorporación de una plantilla más diversa. 

Epicentro de la crisis 

El epicentro de la pandemia se produjo al lado de la sede de Microsoft en EEUU, así que esta fue una de las primeras compañías en reaccionar a la crisis. La primera muerte por COVID-19 tuvo lugar en un centro sanitario el 29 de febrero en Kirkland, Washington a 15 km de la sede.

La responsable de recursos humanos y de comunicación interna de la firma, Letty Cherry, dijo que no querían hacer nada que pudiera repercutir negativamente en el mercado global hasta tener una visión completa de la situación. "Cuando Microsoft se cae, muchos le siguen", dijo Cherry a Business Insider en marzo. Ya el 4 de marzo la compañía mandó a casa a la mayoría de sus empleados de Seattle y San Francisco.

El equipo de Arsenault —el responsable del protocolo de teletrabajo— tenía una hoja de ruta para emergencias. La última vez que se usó fue para gestionar una helada en Redmon este invierno. Sin embargo, no había nada para hacer frente al COVID-19.

Tampoco podían consultar los planes de contingencia de otras compañías: ninguna empresa en EEUU había atravesado una situación similar. Y Microsoft tuvo que gestionar la crisis sin que ello afectara a los 200 millones de usuarios que usan su nube empresarial, lo que ponía las cosas aún más difíciles. 

Ambiente en Microsoft

Nadella ha construido un ambiente corporativo basado en la empatía y la pandemia ha dado lugar a situaciones que permiten comprobarlo. 

Microsoft siempre ha tenido fama de empresa hostil; de ser un competidor agresivo que hace todo lo posible para ganar, incluso si unos equipos tienen que pasar por encima de otros. Esto ocurrió, por ejemplo, con el proyecto Courier de Microsoft, que iba a comercializar una tableta como el actual iPad, una innovación que nunca salió a la luz porque podía perjudicar a la supremacía del sistema operativo de la firma, Windows. 

Nadella ha conseguido sacar de esa dinámica a la compañía, desde que empezó como CEO en 2014. Ahora Microsoft es una empresa más amable y colaborativa, tanto a nivel interno como externo. La pandemia ha reflejado y ha permitido comprobar cómo ha cambiado la empresa bajo la dirección de Nadella.

Oficinas de Microsoft

Microsoft ha seguido pagando por horas a sus empleados durante la pandemia. También ha extendido los permisos parentales debido al cierre de colegios. Se ha visto cómo la compañía está lejos de lo que era: desde el primer momento ha ofrecido su ayuda, aparentemente ilimitada y con un cheque en blanco para asistir a la plantilla, según los analistas y competidores.

Microsoft ha ofrecido sus productos, servicios y soporte de muchas maneras durante el COVID-19. La tecnológica también ha ofrecido parte de sus productos gratis para ayudar a otras empresas durante la pandemia.

El 'boom' de la plataforma también supuso algunos retos, como la capacidad de la nube de soportar tantos usuarios en ese nivel. Entonces, Microsoft avisó de que priorizaría el funcionamiento de su servicio a los sectores críticos, como el público o el sanitario. 

La actual cultura de la compañía ha ayudado a Microsoft a actuar más rápido durante la pandemia, algo que también ha generado bienestar. Una de las pruebas de la buena gestión de Microsoft durante la pandemia es que ha sumado más clientes y ha mantenido el bienestar de sus empleados. 

Además, Microsoft ha sido muy ágil a la hora de mandar a sus trabajadores a casa o al ampliar sus servicios, lo que se ha podido hacer gracias a la apuesta de Nadella por la nube.

El gasto de la tecnológica en publicidad son un indicador de su fortaleza financiera. Estos se han mantenido estables durante la pandemia, a diferencia de sus competidores. La buena gestión de la firma se ha visto reflejada en sus gastos de publicidad, un indicador de la salud de la compañía. 

El desembolso en anuncios se destinó a Temas, según los datos de Media Radar, ya que millones de personas en el mundo empezaron a teletrabajar. De hecho, ha habido una competición por las videollamadas entre empresas, como ha ocurrido con Zoom.

El gasto anual de Microsoft en anuncios, incluida la televisión, redes sociales y paneles publicitarios, ha superado cifras multimillonarias, entre 1.000 y 1.700 millones de euros, según las cuentas de la empresa.

Newman, en consultor de Futurum Research, considera que Microsoft se encuentra en una posición privilegiada, ya que muchos de sus productos, como los de gaming, las herramientas de trabajo en remoto o los servicios de sguridad probablemente crecerán debido a la pandemia.

Racismo

Ahora Microsoft tiene que abordar el debate sobre cómo abordar el racismo dentro de la compañía. El liderazgo de Nadella está ahora a prueba, de una forma distinta.

Las protestas en todo el mundo por la muerte de George Floyd han creado una brecha en las corporaciones estadounidenses. Los debates se extienden dentro y fuera de las compañías y, uno de los temas de actualidad se centra en cómo combatir el racismo en las empresas. 

La firma de Microsoft, LinkedIn, promovió un debate en un chat interno sobre el asunto y algunos empleados, de forma anónima, llenaron el chat de opiniones intolerantes. Ryan Roslansky, CEO de la red social profesional desde hace apenas unos días, calificó esos comentarios como "deplorables". Roslansky ha admitido que la compañía tiene que trabajar para construir un equipo más diverso; actualmente solo un 3,5 de sus trabajadores son negros. "Necesitamos dejar de decir que somo una empresa diversa", lamenta un empleado.

En Microsoft, solo el 2,7% de los altos cargos son negros, sin incluir LinkedIn, donde esa tasa es del 4,5%, ni otras de sus firmas. A finales de 2019, se publicó una guía oficial corporativa de "Diversidad y Racismo", detallando las medidas que se tomarán para mejorar ese aspecto.

Teams, una herramienta muy usada

Días después de lo que pasó en LinkedIn, otro directivo del grupo, Chris Capossela tuvo que pedir perdón en Twitter a un artista negro por el lenguaje "poco inclusivo" de una de sus agencias de relaciones públicas, McCann. 

Y el martes, más de 250 empleados de Microsoft pidieron a la marca que rescindieran sus contratos con la policía. La plantilla compartió experiencias propias en situaciones de racismo y ha pedido a la empresa que tome medidas. Como resultado, la tecnológica no venderá sus sistemas de reconocimiento facial a los cuerpos policiales de EEUU hasta que haya una regulación a nivel nacional. 

En Microsoft también ha pedido que se cancelen todas las reuniones y eventos del 19 de junio para conmenorar el fin de la esclavitud en EEUU. 

Antes de estos últimos acontecimientos, Nadella ya trabajaba para hacer frente a la falta de equidad de la compañía. De hecho, desde el año pasado, da beneficios a los responsables que consigan objetivos de diversidad. Microsoft también ha lanzado un programa de formación en ese ámbito. Sin embargo, el último informe al respecto de la firma, muestra que aún están lejos de llegar a los objetivos de doversidad. 

A principios de junio, la empresa dijo que "no tenía nada que decir" sobre los planes de Microsoft en relación al debate sobre el racismo, surgido en todo el país. 

Lo que se está claro, es que la cultura abierta de Microsoft ayudará a abordar esa cuestión, aunque también se necesitan planes concretos, algo que ya sabe su CEO, como dijo en una reunión con la plantilla. "Sé que no es suficiente con ser empático", afirmó según una nota de Business Insider. 

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