La alarma sanitaria obligó a priorizar el teletrabajo cuando fuera posible y eso mandó a millones de empleados de las oficinas a sus casas. Con el inicio del desconfinamiento, y todavía sin una normativa específica, las compañías ya hacen planes bajo una gran incertidumbre. Los expertos están convencidos de que se tardará mucho tiempo en que la oficina vuelva a ser como antes de la pandemia, si es que alguna vez se retoma el antiguo modelo. En su opinión, la vuelta será escalonada y las miras están puestas en septiembre como pronto, dependiendo de la crisis sanitaria.

Consultoras y firmas de arquitectura elaboran ya protocolos de regreso a mesas y despachos. Coinciden en establecer etapas con medidas concretas que permiten incorporar poco a poco a más trabajadores. En general, se evita poner fechas a cada fase, y más aún al momento en que todos puedan volver. Pero hay pautas comunes: "Los planes que estamos preparando reducen la capacidad entre un 35% y un 50%; las oficinas van a funcionar de manera extraña", destaca Guzmán de Yarza. El responsable de Workplace Strategy de JLL para Europa, Oriente Próximo y África detalla que regresarán "primero los empleados esenciales, normalmente, de rango alto". Después, se organizarán turnos.

La oficina del futuro

En las nuevas oficinas todo estará regulado. "En la fase de transición lo que se van a crear son unas nuevas reglas del juego", reflexiona Iñaki Lozano, fundador y director ejecutivo de BICG, "lo que tendremos que hacer es poner distancias, aforos, formas de circulación o habilitar accesos", según una nota de El País. 

"Los edificios y oficinas se llenarán de cartelería con textos y diagramas que expliquen cómo usar el espacio y cómo moverse dentro", describe Leyre Octavio de Toledo, directora ejecutiva de Arquitectura de Savills Aguirre Newman. Las grandes intervenciones en los inmuebles, en medio de una recesión económica insólita, quedan descartadas de momento. 

 

Las decisiones se tomarán sin precipitarse. "El teletrabajo ha mantenido la productividad en el sector de la oficina", apunta De Yarza, el experto de JLL. Y añade que "se ha demostrado que se puede trabajar a un nivel similar al anterior, con lo cual los directivos no tienen prisa". Esa circunstancia provoca la paradoja de que, en muchos casos, sean los propios trabajadores los más interesados en recuperar sus puestos habituales.

La compañía de diseño y fabricación de espacios de trabajo Actiu realizó recientemente una encuesta entre 400 profesionales. Solo un 16% respondió que preferiría seguir teletrabajando. Algo similar concluyen algunos sondeos realizados por Cushman & Wakefield. 

Pero aún queda para que trabajar en casa sea voluntario, acordado con la empresa y sin condicionantes sanitarios. En el futuro, el teletrabajo será más común que antes de la pandemia porque el coronavirus también dejará impronta. Todos los expertos consultados apuntan a la tecnología como una tendencia que dará un salto significativo. Especialmente aquella que evita el contacto con objetos y ayuda a acceder a los espacios.

Los consultados coinciden en que se espera una vuelta escalonada a la oficina, pero no hay prisa, porque el trabajo en remoto ha sostenido bien la productividad. Precipitar un regreso masivo podría acarrear problemas de salud en las plantillas. Sin un tratamiento efectivo contra la covid-19, recuperar la densidad de empleados anterior requeriría además una inversión considerable para reconfigurar los espacios. 

Espacios y movilidad

La vuelta a las oficinas plantea una infinidad de problemas vinculados al espacio y la movilidad de las personas, que deberán respetar la distancia de seguridad y pasar por protocolos de seguridad y salud que incluirán la toma de temperatura, como ya se hace en algunos sectores industriales.

En ese paisaje, los ascensores son elementos críticos, afirmó José María Álvarez, presidente de la Asociación Española de Oficinas (AEO). Otro ejecutivo, que pide no identificar su compañía, cuenta una anécdota que explica la magnitud de este problema: en la sede de su firma en Nueva York han calculado que el acceso de todo el personal a las instalaciones llevaría toda la jornada laboral si se restringe el aforo en ascensores.

 

Pero la inversión necesaria para algunas propuestas es un obstáculo. Álvarez recuerda que hay muchas oficinas en edificios residenciales con uso mixto. En esos casos, se antoja difícil transformar elementos comunes. Los expertos destacan su mayor agilidad para tomar decisiones, pero en ocasiones también son las que más dificultades pueden encontrar para implantar soluciones que exijan un desembolso económico considerable.

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