El trabajo necesita habilidades muy distintas a las de hace apenas 10 años. De la mano de la tecnología, la robótica, la inteligencia artificial y los avances científicos, se modifican drásticamente las skills de los trabajadores. Según ha estimado el Word Economic Forum, para 2025 al menos un 50% de las tareas que hoy se realizan con personas podrán ser realizadas por tecnología.
Como consecuencia, más allá del nacimiento de nuevos empleos, ya conviven generaciones que son 100% digitales, y en muchos casos con espacios virtuales, ejerciendo su labor a distancia y basados en la nube, el espacio virtual de almacenamiento y circulación de datos.
Las habilidades blandas surgen de la necesidad de potenciar funciones cerebrales que típicamente están asociadas con el hemisferio derecho, como comunicación, compasión, solidaridad, empatía, creatividad, innovación, amor y sentimientos. En el izquierdo encontramos los dominios del universo más lógico: cálculos, estrategia, planificación, razonamiento
Hasta hace dos décadas se privilegiaba lo mental y racional por sobre lo emocional: hoy es necesaria esta integración para lograr la máxima efectividad. Hay cosas que una máquina no puede aprender.
Las habilidades blandas no pueden ser emuladas por una máquina, por el momento. De allí que el 50% de las competencias que se buscan tienen que ver con estas destrezas específicas. La otra mitad es el conocimiento técnico en la tarea. Queda, entonces, una gran oportunidad para entrenar las so skills si se quiere promover una mejor inserción laboral.
1. Toma de decisiones y negociación
Se buscan y potencian colaboradores con capacidad analítica y de gestión emocional para la toma de decisiones en sus tareas cotidianas. Esto implica un cambio en el antiguo paradigma de "el jefe manda y el empleado obedece". Entrenamientos sugeridos: negociación, mediación, comunicación, cambio de roles de liderazgo.
2. Comunicación asertiva
Es imperioso contar con competencias de comunicación avanzada, no sólo con los compañeros de trabajo y líderes, sino con los distintos públicos: clientes, accionistas, proveedores. La escucha activa, la empatía, la paciencia, la oratoria y hacer presentaciones públicas y ser asertivos son parte de los talentos a entrenar. Para capacitarse: programas sobre trabajo en equipo, dinámicas participativas, feedback y feedforward (la retroalimentación del futuro), neurociencias aplicadas y coaching empresarial.
3. Gestión de emociones
Incluye el equilibrio para autorregular respuestas ante los estímulos, desafíos y problemas. La ventaja es que disminuye los miedos, aumenta la confianza y el espíritu colaborativo. De la capacidad adaptativa dependerá el éxito en la gestión laboral. Daniel Goleman, el impulsor de la inteligencia emocional, estima que entre el 70% y 80% del éxito radica en la habilidad de gestión de emociones. Para entrenarse: gestión emocional, autoconocimiento, mejora de la autoestima, meditación, ejercitación física consciente y mindfulness.
4. Liderazgo y trabajo en equipo
Es necesario el empoderamiento a través de la motivación y las destrezas necesarias para gestionar, y, a la vez, llevar adelante la conducción de equipos y formar parte de estos. Este estilo de liderazgo colaborativo, donde todos participan en las decisiones, es una dinámica diferente a lo conocido hasta ahora.
Por eso, tanto líderes como colaboradores, y la cultura empresarial en su totalidad, necesitan adaptarse e incorporar estas habilidades. Son necesarios programas de formación de líderes de todos los niveles, comunicación efectiva, dinámicas y conducción de equipos, planificación, productividad y gestión del tiempo.
También team building, diálogos apreciativos, pensamiento crítico y el fomento de participación en causas de interés público.
5. Desarrollo a medida
A la par de las destrezas que pueden ser trabajadas en conjunto, está el desarrollo personal diseñado especialmente para cada colaborador.
Las empresas han empezado a focalizarse en la necesidad del aprendizaje constante de habilidades blandas, y en muchos casos, hacen foco en algunas en particular.
Metodologías ágiles que contemplen el universo emocional (no simplemente la aceleración de la ejecución), espacios de reflexión, coaching empresarial y formaciones alternativas a lo duro de cualquier industria, empiezan a formar parte de las propuestas de entrenamiento pensadas uno a uno, además de todo el equipo.
Para incorporar estas habilidades blandas: espacios de coaching ejecutivo focalizado en desarrollo personal y de carrera, plan de desarrollo basado en intereses personales, voluntariado y acciones de responsabilidad social que impliquen la sensibilización e involucramiento de la persona.